Es una estampa que se puede observar en varios puntos de la ciudad donde los bidegorris son invadidos por la vegetación de jardines públicos o de fincas privadas. Un lector nos envía esta imagen de la avenida de Tolosa: «Aquí tenemos un ejemplo de dejadez. Apenas se puede transitar de manera segura por el bidegorri».

El buzón de los lectores donostiarras

Sirimiri: Los arbustos invaden el bidegorri

Fin de semana de nubes, algún rayo de sol y chubascos, que esperemos no chafen el Paseo con Sombrero

El Diario Vasco

Domingo, 2 de junio 2024, 08:23

Revertir al barrio

Martín escribe: «El espacio llamado por 'playa de vías' de Easo tiene que revertir en este barrio al cual se le ha penalizado en estos últimos años de un modo tremendo, destruyendo nuestra calidad de vida y nuestras raíces con la construcción desmedida de vivienda (nuevo San Bartolomé, barrio de Morlans, obras faraónicas para el metro). Esa zona debe ser una mínima compensación que se nos adeuda por los cientos de árboles talados, montes destruidos, ruidos, polución, calles degradadas que no se limpian ni se cuidan, como el paseo de Errondo, jardines sin cuidar, parque de Araba con una vegetación horrible que es un nido de ratas con el peligro para la salud de los niños que en dicho lugar juegan y un largo etcétera del cual ya es conocedor el Ayuntamiento. Esa 'playa de vías' debe ser destinada a centro cívico, casa de cultura y polideportivo y la construcción de viviendas quedar en lo que es el final de la calle Autonomía hasta su unión con el barrio de Morlans. Es necesario que los vecinos del barrio de Amara y las asociaciones de vecinos de Amara Viejo, Amara Centro, Amara Nuevo y Centro nos unamos para evitar nuevos desmanes en nuestros barrios».

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Selfie peligroso

Igone y Mikel escriben: «Somos paseantes habituales en Ulia. Las pistas están cada vez más llenas de gente, lo cual no es un problema (más allá de que se ha perdido mucha tranquilidad, pero el monte es de todos). Sin embargo, observamos comportamientos de riesgo de algunos paseantes nada precavidos. En el camino al Faro, justo donde está la fuente, hay un pequeño puente de piedra, estrecho y con partes ya muy desgastadas, por donde es preferible no pasar. De hecho, el camino lo rodea. Pues bien, el otro día una familia (dos padres y dos hijas adolescentes) cruzaron el puente con el móvil en la mano para grabar la escena. El peligro fue real, con riesgo de caída a una zona acantilada. Como la gente no tiene dos dedos de frente, estaría bien indicar con un cartel la peligrosidad de pasar por el puente».

Sede vecinal

Comenta Marga Díaz: «Definitivamente, como escribió aquí alguien hace unos días, no hay suerte con las promociones de vivienda en esta ciudad. Grandes o pequeñas, todas parecen gafadas, las haga quien las haga y se coloquen donde se coloquen. Siempre hay algo mejor que hacer, bien sea en Igara, Jolastokieta o Añorga Txiki. Ahora también en Ulia. Al parecer, el Gobierno Vasco pretende hacer seis apartamentos para personas mayores vulnerables en un edificio público de su propiedad. Parecería difícil oponerse a algo así, pero eso sería subestimar la capacidad para el ombliguismo de muchos de nuestros conciudadanos. Resulta que hay en el edificio de marras una asociación de vecinos que quiere seguir cómodamente instalada en la villa. ¿Y quién no? No sé cómo se resolverá el asunto, esperaremos nuevos capítulos de lo que promete ser un culebrón, pero si hay que elegir, sede de asociación de vecinos o apartamentos para personas mayores vulnerables, servidora estará con las personas mayores vulnerables, siempre. Igual convendría organizar un referéndum».

Atasco perpetuo

Irene, usuaria de Dbus, se queja: «Día sí, día también, sufrimos el atasco del paseo de Francia por la obra de la nueva estación de trenes. En días de lluvia como el pasado jueves, el atasco es aún mayor lo que provoca retrasos en las líneas de bus que atraviesan esta ruta hacia Amara. Hasta la fecha, en hora punta, de 8 a 9 horas, no he visto a ningún agente de tráfico intentando aligerar la circulación. Entiendo que dan la situación por perdida. El problema es que los donostiarras cada vez estamos más enfadados por lo difícil que es moverse por la ciudad en autobús».

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