Singularidad merecedora de protección

El Ayuntamiento ha dado el visto bueno a la incorporación de 225 nuevas fichas en el Peppuc -Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbano Construido-. Elementos que, si el trámite de aprobación continúa sin sobresaltos, se sumarán a los más de 1.100 elementos arquitectónicos que ya hay protegidos de la ciudad. El trabajo de elaboración de este documento lo han llevado a cabo los arquitectos Luis Sesé y María Escalada y el historiador Arturo Azpeitia, que han contemplado dos nuevos criterios para la protección: el valor paisajístico y el interés colectivo. Gracias a ello se han incluido algunos edificios singulares, como los que repasamos en este reportaje.

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En la subida al paseo de Hériz, presidiendo desde lo alto el barrio del Antiguo, se erige desde 1953 el imponente Seminario, obra del arquitecto José María de la Vega. Según se recoge en la ficha correspondiente, el edificio se organiza a partir de un esquema simétrico con un buen número de alas. Su estilo se enmarca en la arquitectura de Estado posterior al movimiento moderno y antes de que volviera una nueva modernidad en los años 50. Se caracteriza por su rigidez y búsqueda de la monumentalidad, por ejemplo, una organización académica de la planta y de la jerarquía en la posición de las piezas principales, de la escalinata, de los núcleos de comunicaciones o de las torres. El conjunto adquiere una gran escala por la elevación del cuerpo central con dos agujas y un gran chapitel sobre el crucero de la capilla. Se le otorga protección en grado C, exigiendo la conservación de los elementos de piedra y de ladrillo en fachadas y cornisas, la pizarra en cubiertas, la piedra en escalinata y plataforma, así como la prohibición de hacer levantes.

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A escasos meses de que arranquen las obras para poder recibir al TAV, la Estación del Norte y la columnata entran en el Peppuc para preservar la estructura metálica de la cubierta de andenes y la sillería de la también la denominada como puerta de Brandeburgo donostiarra. Las primeras construcciones de la estación son de 1863 y se deben a Letourneur, pero fue el ingeniero francés Jean Biarez quien construyó más tarde, en 1880, la estructura de la cubierta. El edificio de viajeros y la cubierta de andenes fueron objeto de ampliaciones como el hotel, también atribuido a Biarez, y la columnata que se enfrenta al puente de María Cristina, obra promovida por el Ayuntamiento en 1906. La cubierta de los andenes es uno de los escasos ejemplos en la ciudad de la arquitectura del hierro. Obtiene una protección de grado C, en la que se especifica que se conservarán o bien se reconstruirán las fachadas del edificio de viajeros, permitiendo un levante.

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Este conjunto ha tenido diversas ampliaciones ya desde su creación. El primer proyecto de sanatorio de Manuel Echave, de 1905, comienza con una planta en U con un eje de simetría central y un perfil de zócalo, planta baja en mampostería y primera con un dibujo de entramado bajo faldones inclinados, con copete en el hastial del centro, es decir de influencia de entramado neotudor. La planta en U se vio ampliada por Ramón Cortázar, en 1929, con una forma en L en su lado del monte, a un nivel superior por la ladera, razón por la cual elevó el perfil a una planta más. Esta nueva altura la igualó posteriormente en la pieza original en U, estirando el entramado hacia la nueva altura. Paralelamente se le añadieron dos torres, una de ellas a cuatro aguas para una escalera y la segunda para un ascensor, coronada con un chapitel. Más tarde, se construyó un mirador sobre el acceso principal. Obtiene una protección de grado D en la que se excluye los cuerpos posteriores a los proyectos de Echave y Cortázar.

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El monasterio de la Visitación de María se levanta sobre una edificación anterior de 1920, de la que se mantuvieron la portería, la capilla y la enfermería. Asimismo, las fachadas a la calle Intxaurrondo se mantienen en su alineación anterior al proyecto que acometió Luis Jesús Arizmendi en 1949. La realidad actual es la unión entre un nuevo claustro y las piezas lineales en paralelo a la calle, llegando hasta el límite de la acera. Según recoge su ficha, la fachada a la calle, el claustro y la ocupación de la parcela son los valores más importantes en cuanto a su protección. El edificio se enmarca en el historicismo tardío que rechaza al movimiento moderno y que dura hasta la llegada de una nueva modernidad en la década de los 50. El grado de protección C incluye en este caso la prohibición de los levantes y preserva los elementos pétreos, imitaciones de piedra y cubiertas.

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Tras haber sufrido varias transformaciones, el recinto de los antiguos Estudios Universitarios Técnicos de Guipúzcoa (EUTG) entra dentro del catálogo de elementos protegidos. Obra de Miguel de Oriol, fue construido en 1964. Diez años después el mismo arquitecto construyó un centro social y un auditorio. Se mantienen las piezas originales de la iglesia-campanario y varios grupos de aulas. En 2008 fue derribada la parte superior del conjunto, incluyendo una torre y un aulario, y recientemente otro cuerpo ha sido sustituido por un edificio en construcción. El valor principal de este conjunto, explica la ficha, se halla en la ordenación de volúmenes de distinta naturaleza y tamaño, de una manera orgánica y conformando espacios exteriores o ámbitos entre ellos. Se caracteriza también por la escala reducida de sus edificaciones. Además destaca la utilización de los materiales con un lenguaje estructural y directo del ladrillo, teja, vidrio y madera y que la escala reducida de las construcciones va acompañada de efectos más monumentales producidos por la iglesia y su campanario. Protegido en grado C, se preservan de forma permanente aquellos elementos o partes de la fachada de ladrillo, cubiertas y sus estructuras.

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Obra de Juan Rafael Alday, de 1922, actualmente es la sede del Gazteleku del Antiguo. Según se detalla, el emplazamiento de este pequeño edificio es una cuestión relevante ya que su fachada principal se encuentra a la par que la Parroquia del Antiguo y participa del espacio público de la plaza de Alfonso XIII. Por otro lado, con su nivel en semisótano participa al mismo tiempo de la plaza Gorgatxo y actualmente forma la contra-pared del frontón. El espacio interior se define como sencillo, de forma rectangular para la disposición de puestos de mercado en el perímetro y en el centro, y con un lucernario y ventilación centrales. Tiene una estructura de hormigón con tres tramos de vigas que tienen su reflejo en las correspondientes pilastras de fachada. Tiene un lenguaje clasicista con dos órdenes superpuestos, el primero ciego para el apoyo de los puestos y el segundo con ventanas. Protegido en grado D.

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El proyecto, de 1928, corre a cargo de Luis Gutiérrez Soto, que sitúa varias piezas bien articuladas según los distintos usos, en línea y delante del acantilado a donde asomaba la plaza del Funicular. Los edificios son de estilo neovasco de una sola planta y diferenciados, entre el salón y los vestuarios, por medio de un porche. Posteriormente en 1940, José Antonio Domínguez Salazar proyecta una reforma que consiste en la construcción de otro porche con una terraza superior habilitada como tribuna para el espectáculo deportivo. Y en 1944, este mismo arquitecto remata un extremo importante al norte de las pistas, como es la plazoleta de acceso formada por dos edificios en L, para usos de conserjería y vestuarios respectivamente. Obtiene una protección en grado C, con atención a los elementos pétreos, los entramados, elementos de madera y la cubierta.