«Alguno llega dormido a cocheras»
Xabier Goikoetxea vuelve a montarse en el bus para ofrecer durante estos días los servicios especiales de Semana Grande
Aimar Perez
Martes, 12 de agosto 2025, 02:00
Ser chófer en estas fiestas acarrea un esfuerzo extra. Desde el año 2000 Xabier Goikoetxea ha estado transportando a miles de personas todas las Semanas Grandes. «Es muy intensa, tanto para los que estamos frente al volante como para las demás secciones de la empresa, porque prácticamente se trabaja entre una cosa y otra casi 24 horas durante toda la semana», explica el conductor. El extenso itinerario de las fiestas obliga a los chóferes a tener que trabajar más organizados que nunca. De hecho, Xabier explica que «es muy difícil prever la afluencia de gente que va a haber cada día. Se suelen utilizar datos de años anteriores, pero muchas veces al final todo depende de la previsión meteorológica». Debido a la imprevisibilidad del temporal a las tardes «siempre hay vehículos de reserva en varios lugares estratégicos que se intercalan entre los autobuses de horario para ir absorbiendo la demanda, porque a veces llegan a completarse», relata Goikoetxea.
El horario habitual de los buses en la Aste Nagusia comienza con un turno como cualquier otro de verano por la mañana, y con cambios a partir del mediodía. «La afluencia de viajeros sube mucho y comienza a ser todo más intenso», señala el chófer. En el turno de tarde, debido a la gran cantidad de eventos que hay, se refuerzan los servicios. «En la Semana Grande los cortes de calles implican desviaciones de rutas y la supresión de paradas. Esto muchas veces desajusta los horarios establecidos y, de manera inevitable, genera retrasos», añade Xabier, quien además es conocedor del gran trabajo que llevan a cabo desde las oficinas de Dbus para cuadrar, corregir y adaptar cada cambio. También existe el servicio especial para el traslado del personal a Illumbe para ver los toros, así como también el previo a los fuegos artificiales que «siempre se llenan los autobuses debido a la gran expectación que genera la pirotecnia».
«Lidiar con el tráfico, la masiva afluencia de personas y los enfados por los retrasos suele ser agotador»
«La afluencia de viajeros sube muchísimo y es difícil hacer previsiones porque al final todo depende del tiempo»
Al finalizar los fuegos los autobuses vuelven a llenarse en una «prolongación de servicios», y lo hace hasta la una menos diez. Después comienzan los búhos, que funcionan hasta las cinco de la mañana. Para poder llegar a cubrir todos los viajes que realizan, alrededor de 60 conductores se suman a la plantilla.
«Lidiar con el tráfico, la masiva afluencia de personas y los enfados por los retrasos suele ser agotador, pero al final uno se acostumbra después de tantos años», admite el conductor. Además, muchos retrasos ocurren también debido a la gran cantidad de viajeros foráneos que se suben en esta semana festiva. «Tenemos que hacer de informadores, ya que muchos de ellos necesitan explicarles cómo funciona el servicio y el recorrido de cada línea. Esto crea mucha demora en nuestro trabajo», afirma Goikoetxea. En Semana Grande todos los autobuses tienen una alta demanda, pero hay algunas que superan a otras. «Las de mayor frecuencia y demanda son las de Altza, Amara y todas las líneas que sirven la zona del Antiguo. Son las que mayores problemas generan» asegura el conductor.
Tener que dar explicaciones por los retrasos o cambios en los horarios que pueden surgir es otro de las problemáticas con la que lidian los chóferes. «Hay gente que no entiende que son días complicados en los que el tráfico está cambiado, hay muchísima más demanda que un día ordinario y entonces es difícil mantener las frecuencias y el servicio de cualquier otro día del año. Pero bueno, tenemos que lidiar con ello» relata el chófer.
Las noches donostiarras dejan variedad de anécdotas. «Muchas veces la gente viene tan cansada de la fiesta, y es muy habitual que se queden dormidos pidiendo un taxi en cocheras», explica Xabier.
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