Muebles y naturaleza en armonía

Integrar el mobiliario urbano con el entorno y conseguir que los usuarios de bancos, asientos y espacios de descanso de Cristina Enea conecten en armonía con la naturaleza. Nueve diseñadores y arquitectos, integrados en el colectivo 'Moduz', han plasmado este objetivo en una serie de creaciones que han sido instaladas en este parque para uso y disfrute de la ciudadanía e invitar a una reflexión sobre el arte y el cuidado del medio ambiente.

«La pandemia ha puesto de relieve la importancia de los espacios abiertos en la ciudad y la necesidad de contacto con la naturaleza en nuestro día a día», explica Jorge Elósegui de 'Estudio Primo', autor junto a Raquel Ares e Iñaki Albistur, de 'Arquimaña', de una reinterpretación del clásico banco donostiarra «con una mayor ergonomía y que invita a contemplar el paisaje». Es solo uno de los 10 ejemplos de mobiliario urbano que estarán expuestos durante un mes en Cristina Enea. Una muestra que lleva el nombre 'Bloom' (florecer) y con el que sus creadores buscan también «influir en el diseño de la ciudad, conectar con la gente y con otros agentes de este ámbito».

El proyecto cuenta con el apoyo de la concejalía de Ecología del Ayuntamiento y el departamento de Cultura de la Diputación. La edil del ramo, Marisol Garmendia, visitó ayer estos trabajos y afirmó que «es importante que esta gente que crea e innova tenga su banco de pruebas en la ciudad, y qué mejor que empezar en un parque como Cristina Enea, al que queremos dar nueva vida respetando el entorno natural en el que se encuentra».

En este sentido, recordó que todos los diseños son «made in San Sebastián» y se han hecho desde un punto de vista sostenible. Así, podemos encontrarnos, por ejemplo, con otro banco creado por Ekain Olaizola, con dos alturas y un respaldo más inclinado que busca la interacción de padres y niños, u otro espacio creado también por Arquimaña, en el que se plantea un encuentro entre el visitante, la flora y la fauna del parque dentro de una especie de armazón de madera.

«Veremos si tiene aceptación y esperemos que se respete», comentan los autores, que no dudan al afirmar que el mobiliario urbano «da personalidad a una ciudad, la define», de la misma forma que lo hace, por ejemplo, el diseño de la barandilla de La Concha, que se ha convertido en algo icónico.

En el objetivo de reinventar las opciones de estar sentado o tumbarse, Salomé Wackernagel ha creado unos asientos hechos de barros; Fran Fraca, de FFraca Design, ha aprovechado tubos de acero inoxidable para crear un banco corrido; Amara Montes ha convertido piezas de algodón en una especie de colchón donde jugar al tres en raya; Ainhoa Garmendia ha diseñado una hamaca en la que, además de tumbarse, permite a las plantas crecer y entretejerse en sus redes. Y Beñat Saratxaga y Gentzane Goikuria, de 'Behark', también han creado un banco de madera versátil y con apariencia de barco junto al estanque de los cisnes.

Jorge Elósegui, por su parte, cuenta con otras dos propuestas. La primera es una piedra maciza de arenisca de 200 kilos, pensada para reclinarse cómodamente mientras se está en contacto con la tierra. La otra, tres piezas de barro torneadas, al refugio de los árboles para disfrutar del paisaje. Todas este mobiliario se ha instalado respetando el parque y no dejará resto cuando se retire. Además cada elemento cuenta con un código QR para obtener más información sobre la obra. El conjunto se completa con una serie de piezas señaléticas para dar a conocer los nombres de los árboles del parque, creadas por Jonander Agirre.