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Acceso a la fábrica en 1961. FOTOS ARCHIVO DOCOMOMO IBERICO
El edificio de San Sebastián donde colgaba el logo de Coca-Cola y fue un icono
La ciudad y sus arquitecturas

El edificio de San Sebastián donde colgaba el logo de Coca-Cola y fue un icono

Fábrica Coca-Cola. El edificio de Errekalde es un ejemplo de innovación y funcionalidad en la arquitectura industrial del siglo XX

Estanislao Fernández Narbaiza

San Sebastián

Domingo, 29 de diciembre 2024, 09:07

La fábrica Coca-Cola en el barrio de Añorga es un ejemplo significativo de la arquitectura industrial de mediados del siglo XX. Se construyó en 1958 para albergar la planta de producción en la ciudad y se inauguró en 1961, según el proyecto del arquitecto Álvaro Líbano Pérez-Ullibarri y del ingeniero industrial Ramón Aguado Jou. Se convirtió en un icono industrial de la entrada de la ciudad, en el que destacaba su color rojo y el logotipo de la popular bebida americana.

Álvaro Liébana fue un arquitecto representativo de la arquitectura moderna industrial. La fábrica enel barrio donostiarra de Añorga es uno de sus proyectos más destacados y su legado perdura no solo en este edificio, si no en la forma en que contribuyó a redefinir la arquitectura industrial del país de mediados del siglo XX. La intención con la que Liébana distribuyó los espacios responde a una idea troncal: la arquitectura debía adaptarse a las necesidades del proceso productivo, facilitando la tarea de los trabajadores y garantizando la eficiencia en cada fase del proceso de fabricación.

El edificio, de planta rectangular, se desarrollaba en tres alturas, convirtiéndolo en una cadena de trabajo perfecta que facilitaba la producción en serie. Una planta primera alineada con la pendiente natural donde se desarrollaban las tareas de logística y servicios (garaje para camiones, taller de reparación, vestuarios, almacén de cajas, limpieza de botellas...), desde la que se realizaban las tareas de distribución tras los procesos de fabricación y preparación. Una segunda planta dedicada a administración y sistema de embotellado (a la vista), con un espacio a doble altura que convertía el conjunto en un elemento muy atractivo. Y, por último, una tercera planta, de menor superficie, donde se guardaban el azúcar y el jarabe y además había otros usos de menor importancia. En la parte alta, la cubierta plana, que permitía incorporar sistemas de ventilación y calefacción y que además resultaba más económica que las cubiertas inclinadas tradicionales.

Los datos

  • Proyecto Edificio Coca-Cola (antigua fábrica) en Añorga.

  • Autores Álvaro Líbano Pérez-Ullibarri (arquitecto) y Ramón Aguado Jou (ingeniero industrial).

  • Fecha del proyecto 1958.

  • Inauguración 1961.

  • Uso actual Se encuentra en desuso desde 2008.

  • Estilo Movimiento Moderno. Incluido en el registro Docomomo Ibérico.

Aquel edificio de grandes ventanales y de disposición abierta favorecía la presencia de aire y luz, lo cual generaba unos espacios de trabajo saludables para los operarios. La transparencia de su fachada acristalada y su austera estructura de hormigón resultaban el contrapunto de la imagen que debía crear. Tan solo el color rojo unía a ambos mundos. Un edificio sincero, sin adornos ni elementos superfluos, reducido a su propia esencia, que mostraba su interior y las tareas que dentro de él se realizaban (poco habitual para la época).

Entre tanta austeridad, solo una pequeña licencia: una preciosa escalera helicoidal de hormigón, con base en planta de óvalo de Cassini, situada próxima a la zona de acceso/hall y que conectaba elegantemente las distintas plantas del edificio.

La elección de materiales como el hormigón armado y el acero para garantizar una estructura robusta y duradera es representativa de las soluciones tecnológicas de la época. Resulta interesante la utilización de forjados ferrocerámicos y la presencia de ventanas prefabricadas de hormigón. A modo de acabados, propuso la utilización de suelos de terrazo y la presencia de mobiliario de madera con encimeras de mármol y granito. Liébana se alejó de las ornamentaciones innecesarias. La elección de materiales refuerza la estética minimalista y parcialmente brutalista, otorgando al edificio una belleza basada en el orden y la funcionalidad.

El uso del vidrio en la fachada principal, con una fachada acristalada inclinada y ventanas horizontales, permite una óptima entrada de luz natural y otorgan al edificio una sensación de transparencia y ligereza que contrasta con su robusta estructura de hormigón: la idea de una fábrica abierta a la luz y la eficiencia.

El edificio ha experimentado algunas modificaciones y renovaciones durante su vida útil para adaptarse a nuevas necesidades. A pesar de los cambios, la estructura original sigue siendo reconocible y valorada como un icono de la nueva sociedad de consumo de la década de los 60.

En los primeros años del siglo XXI, la empresa cerró la planta de Añorga y trasladó la producción a otras instalaciones, pero el edificio no solo sigue siendo una parte del patrimonio industrial de Donostia y del propio barrio, sino que también guarda historias que han marcado nuestra cultura popular. Sigue sin tener un uso definitivo en la actualidad y se encuentra en una especie de zona de transición, donde su futuro aún está por definirse, pero donde su preservación y reutilización son esenciales.

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