Karmele, Lourdes y Mikel parlotean italiano frente a Pizza Ona. IÑIGO ROYO
Ciudadanos

«¿A quién no le gusta 'chiacchierare' o gritar a pulmón 'All alba vincero'?»

Karmele Bujan, Mikel Vesga, Lourdes Martínez de Arbulo | Veneciafrenia y Mimí Metalúrgico

Begoña del Teso

San Sebastián

Domingo, 10 de marzo 2024, 01:00

Mendez, Vidales y Otegui de segundo apellido, pronto pueden aparecer en otras páginas del periódico porque mañana, lunes, tienen cita en la Escuela Oficial de ... Idiomas a la que expondrán la necesidad de que la sede de Donostia imparta clases regladas de italiano. Pero antes de eso y de que les sacaran las fotos junto a Pizza Ona, que las ofrece tradicionales, rancheras y vegetarianas, nos juntamos en el Ezkurra y nos pusimos a cantar en italiano, además de leer a Susana Tamaro y a Manzoni.

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– ¿En serio? ¿De verdad que la asociacion Italia Txiki, dentro de su muy afamada actividad 'Mosaico italiano' ha programado para el lunes 17 'Mimi, metalúrgico herido en su honor', película de 1972 de la siempre peligrosa Lina Wertmuller?

– Claro que sí, y la anterior fue 'Sostiene Pereira', de Roberto Faenza, basada en la novela de Tabucchi. Con Mastroianni. Las proyecciones se realizan en el convento de Santa Teresa, sede provisional del KM. Antes las obras se hacían en el salón de actos del edificio biblioteca, archivo y sala de exposiciones. Ahí repasamos el neorrealismo italiano. Al salir íbamos al Vallés y entre pintxos y vinos practicábamos el italiano hablado y escuchado.

«¿Os suena 'Rinascerò, Rinascerai' de Robby Facchinetti? Es de los años 70 y se convirtió en el himno de resistencia de Cotogno, la primera ciudad europea en la que apareció el coronavirus. Sí, el 'Resistiré' italiano»

– Resumiendo, os dedicabais al noble y divertido arte de 'chiacchierare'. Es decir...

– 'Charlar', 'parlotear', andar 'kontu kontari'. Cierto que cuando mañana vayamos a la EOI pediremos clases regladas y estudio de gramática, pero mientras tanto recordamos cómo Lourdes, que se fue a Dorsoduro a vivir como una veneciana y aprender italiano, volvió proponiéndonos acertijos tan divertidos como '¿Cosa si fa quando la pasta é troppo cotta?'

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– Significa ¿qué se hace cuando la pasta está demasiado cocida? Cada alumno del Instituto Venecia intentaba solucionar el desaguisado sin saber que...

– ... Cuando la pasta está pegajosa y chiclosa lo único que se puede hacer es 'buttarla nella pattumiera'; simplificando, 'tirarla a la basura'. ¿Cómo no vas a querer hablar, estudiar, aprender una lengua en la que 'basura' se dice 'pattumiera' o 'spazzatura' o que cuando coges una manzana de las más bonitas el frutero te mira a ti, mira la manzana y dice 'entrambi cosi belli', las dos tan bonitas? Yo, Lourdes, hacía la compra (la 'spesa') en Conad, los super de los venecianos. Y desayunaba capuccino y croissant detrás de San Marco. Yo quería sentirme veneciana y ellos, ellas, los auténticos al ver que no iba de turista, que no les halaba en inglés y que, adulta ya, estudiaba italiano, me aceptaron. Al amanecer me iba a Burano y por la noche me perdía entre las callejas y al final encontraba el puente dell'Accademia (si es que quería encontrarlo, claro).

– Me parece que estás infectada de dulce 'Veneciafrenia'(ya sabes, es el título de una maja peli de Álex de la Iglesia).

– Totalmente. Las clases eran dinámicas, rápidas, ágiles; los de una clase íbamos a otra para, durante cinco o siete minutos, charlar con los de allá sobre un tema pactado de antemano. Recuerdo que los tedescos (cómo me gusta esa palabra para decir 'alemanes') necesitaban mucho tiempo para pillar las cosas. Los japoneses, más y los ingleses eran incapaces de pronunciar la 'r'. Yo venía de aquí y solo me preocupaba el subjuntivo que para ellos es el 'congiuntivo'. Sí, soy tan adicta a Venecia que cuando decidí profundizar en el italiano, no quise volver allá.

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– ¡Bien', no se debe volver, no, a los sitios donde una ha sido feliz. No sea que... 'Badaezpada ere'...

– Me fui a Florencia, a la escuela Linguaviva. Fascinante también. Enseñan la lengua actual pero con buena base. Y a buen ritmo.

– Mikel, Karmele, vuestro grado de adicción es aún más dulcemente incurable. ¡Aprendisteis italiano con libretos de ópera! Tras las sesiones filmadas del Trueba o Príncipe las representabais en casa, en compañía de Rogelia, tu madre, Karmele.

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– Así fue, así es. Todo empezaría en 2019. En una aventura de 'Iniciación a la ópera' coordinada por por Limbania Soto, que estudió música en el Francisco Escudero y en Notre Dame de París. Haciendo memoria puede que la primera ópera que 'representamos' (ante el estupor del padre de Karmele, Enrique) fue 'Agripina' de Händel. Hablábamos todo el tiempo de ópera con una amiga romana, Velia, que se las sabía todas porque su familia tenía un restaurante al lado del teatro Constanzi y les regalaban las entradas. En el Príncipe y el Trueba hemos visto maravillas como el 'Mephisto' retransmitido desde San Francisco o una 'La hija del regimiento', de Donizetti, en el MET en la que Camarena, ante tantos aplausos y vítores, tuvo que repetir (como en el Real y en México), el aria 'Ah mes amis!' Pero no creas, por más que nos gusta 'el 'All alba vincero' de 'Turandot' también practicamos italiano con 'I giorni dell'arcobaleno' de Nicola di Bari. Y en la pandemia...

– ¿Sí?

– Estudiamos italiano on line con una profesora de Cagliari y cantábamos 'Rinascerò' en el balcón.

– Ah, mes amis! No hay cura ni antídoto para vosotros tres.

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