Ciudadanos | Inés Llordés Alonso
«Entra una cría de gorrión, Leo aprende a conducir y la pelota del mundo rueda»Eurekakids, la juguetería de la seta mágica y los tiburones blancos
Hasta hará unos 15 años aquí, donde Inés, hija de Marisa (asturiana de Cangas de Onís) y madre de Eldan (del que dice se 'embarazó' ... porque es madre soltera por decisión, desde el momento en que sintió que quería serlo), lleva 13 con su juguetería, había un bar, un bar de inolvidable recuerdo, el Jauregui. Era también administración de lotería. Los décimos se compraban entrando a la izquierda. En donde ahora está el mostrador. Coronado por una seta. Hay quien no olvida que aquí le llegó la suerte. Inés dice que ese rincón sigue siendo mágico.
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– Situémonos, así que un gorrión se ha colado en tu juguetería....
– Hace unos minutos. Hay unos cuantos nidos cerca y esta cría se ha debido despistar. O quería jugar. Vete tú a saber. La cosa es que hemos tenido que ayudarle a salir. Hemos descalabrado la tienda pero le hemos rescatado...
– Con la ayuda de Leo y Cole, hijos de Elizabeth, neoyorquina afincada en Donostia. Por cierto, maravilla de casco el que lleva Leo para andar en su patinete. De pirata pero con pinchos, como un puercoespín, o uno de los personajes de 'Hellraiser'...
– Leo está aprendiendo ya a conducir uno de esos coches con volante y ruedas pero sin motor ni baterías de litio. En realidad, según cómo dispongas, las cajas y los expositores de los juguetes creas un auténtico circuito para que cojan habilidad en las curvas y casi, casi en los trompos controlados. Acotación, Cole no ha participado en el rescate del gorrión porque todavía es muy pequeñín, aún va en carrito de bebé. Ha nacido aquí así que es neoyorquino-easonense.
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– Vaya y tú, que eres donostiarra pero estudiaste dirección de hoteles en la Autònoma de Barcelona antes, mucho antes, de que aquí estallara el boom del turismo resulta que trabajaste en el Hilton de Chicago hasta poco después de que cayeran las Torres Gemelas de Nueva York...
– Tienes razón, aquí en aquel tiempo no había mucho trabajo en hotelería. Recuerdo que una vez entré en una agencia de viajes y vi un folleto (en realidad todo un libro) sobre los mejores hoteles de EE.UU. Se lo pedí a la encargada, me lo llevé y empecé a enviar curriculums por fax a los 51 estados. Entre los que me respondieron, me apeteció irme a Chicago. El hotel es una leyenda. Fundado en 1927, fue el más grande del mundo con... ¡3.000 habitaciones y una sala de cine para 1.200 espectadores!
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«Hacia los 10 años los chavales son hipersociales y las fiestas de cumpleaños se multiplican. Con un año más, si una niña tiene una idea muy concreta del estuche que quiere para la ikastola, no vas a cambiársela así que mejor compras el que ella quiere»
– Las pruebas de acceso a un puesto de trabajo en sitio tal serían, sencillamente, brutales.
– Tuvimos que mostrar nuestra valía en un cursillo intensísimo que duró un mes. Había exámenes continuos y la instructora siempre nos recordaba antes de hacerlos que si metíamos la pata, 'bye bye, vuelta a vuestro país'.
– No te repatriaron, no.
– No. Trabajé allá hasta que el pánico provocado por los atentados del 11-S vaciaron el hotel. Estaban todos realmente aterrorizados. El encargado de la seguridad pasó un mes sin salir del hotel, protegiendo las instalaciones. La situación (la laboral y la vital) se hizo insostenible. Regresé pero encontré trabajo en el Metropole de Londres. Otro Hilton.
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– Que está en Edgware Road. Años después te encontramos en plan artista en Arteleku.
– Siempre he tenido una tendencia al arte. Empecé a frecuentar la biblioteca y al mismo tiempo a explorar los espacios vacíos. Un día subí a lo que llamaban 'el palomar'. Había una sala vacía. Y un horno sin utilizar. Con ayuda del legendario bedel lo puse en marcha y empecé a derretir vidrio. Me apasionaba ver la luz atravesando los cristales. Hice varios cursos. En La Bisbal, por ejemplo...
– Te embarazas de Eldan y descubres que no sabes nada sobre juguetes. Investigas. Descubres la fuerza (y también el atractivo) de los juegos educativos.
– Absolutamente. Juegos muy pautados, incluso regulados para cada edad. Un niño de menos de tres años no debe jugar con historias destinadas a los de 4. Simplemente e incluso, por el tamaño de las piezas con las que están hechos. A cierta edad el niño se lleva todo a la boca. Eldan y yo hemos comprobado, juntos, que los buenos juegos desarrollan el instinto, la afición, el gusto por la construcción, el diseño, las matemáticas y ayudan a lograr una muy interesante visión espacial.
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– Y a mancharse ¡Qué rico!
– Vi que no había juegos de manualidades para críos de o a 2 años así que Eurekaids se puso manos al diseño. Creamos 'Fingetips', para pintar con...
– ... ¿Las manos?
– Mejor aún con el 'dedo pintor'
– ¿¿Cúal es!!
– El índice. Los chavalujos lo usan para pintar y embadurnar.
– Algún padre se asustará ¡Mis paredes recién pintadas!
– Tranquilidad, además de naturales, las pinturas del juego son lavables, borrables. No dejan huella.
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– ¡El mundo anda por los suelos!
– La llamamos 'la pelota de la tierra' y siempre anda rodando por la tienda. Les encanta a todos. Les sirve para ubicarse ellos mismos y a su compañeros de gela, venidos de tantas partes del mundo...
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