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Sergio Francisco sigue las evoluciones de un partido del Sanse en Zubieta
Sergio Francisco, un técnico habituado a afrontar desafíos
Relevo en el banquillo de la Real Sociedad

Sergio Francisco, un técnico habituado a afrontar desafíos

Asumió el reto de dirigir al Real Unión pese a su inexperiencia y los graves problemas económicos del club y ahora coge a la Real bajo la alargada sombra de Imanol

Bruno Parcero

San Sebastián

Sábado, 26 de abril 2025, 00:17

Sergio Francisco se convertirá el próximo 1 de julio en el tercer entrenador irundarra en la historia de la Real Sociedad tras Patxi Gamborena y Jabo Irureta. El desafío que tiene por delante es de unas proporciones gigantescas porque no solo tendrá que seguir manteniendo alto el listón en lo que a resultados se refiere, sino que deberá ocupar el inmenso hueco que deja Imanol Alguacil en lo emocional.

Semejante responsabilidad podría asustar a cualquiera, pero Sergio, criado en el difícil barrio de San Miguel en el que también creció el ciclista Juanma Garate, nunca fue de los que se echa para atrás. No lo hizo cuando en el verano de 2013 Iñaki Berruet, entonces director deportivo del Real Unión, le llamó por teléfono para ofrecerle el banquillo del club unionista en el que la temporada anterior se había estrenado como asistente de Imanol Idiakez. Sin experiencia alguna, y sabedor de que la grave situación económica que atravesaba la entidad iba a condicionar el diseño de la plantilla y posiblemente su día a día en el vestuario, aceptó el reto. «Creo que lo puedo hacer bien», dijo «Me siento preparado, de lo contrario no hubiera aceptado».

Tampoco le arredró tener que dirigir a futbolistas como Juan Domínguez, Eneko Romo o Iñaki Goikoetxea a los que dos años antes se abrazaba tras cada gol. De hecho, ellos serían su guardia pretoriana para terminar salvando la categoría aquella durísima campaña.

Porque una plantilla justita de efectivos, promesa incumplidas y sobre todo los impagos a los jugadores convirtieron su día a día, sobre todo a partir de diciembre, en un sinvivir que se vio agravado aún más en enero cuando él y Marta, su mujer, perdieron al bebé que acababan de tener.

Pese a todos los problemas, Sergio consiguió llevar la nave unionista a buen puerto y salvar al equipo, que nunca estuvo en puestos de descenso, en la penúltima jornada tras una victoria en el Stadium Gal frente al Fuenlabrada (2-0). Aquello fue liberador para un entrenador que podía quedar marcado por el descenso en el año de su debut en los banquillos, pero sobre todo porque el Real Unión, el equipo de su ciudad, es mucho más que un club para él.

En los días siguientes esperó una llamada para firmar la renovación aunque intuía que no iba a seguir. La marcha de Iñaki Berruet, su gran valedor, tampoco ayudaba y a primeros de junio, tras mantener una reunión con el presidente Ricardo García y con el gerente Asier Maeztu, se le comunicó que no iba a ser renovado. «Siempre había dejado claro que, en unas condiciones, por supuesto que me gustaría seguir, que quería, pero en este caso ha sido el club el que ha decidido no contar conmigo y buscar otras opciones. Todos sabemos que ha sido un año muy complicado, con bastantes tensiones. Yo firmé un año, ya he terminado, y la realidad es que el club ha pensado en poner a otro inquilino, y ya está, no hay más», manifestó con naturalidad, sin realizar el más mínimo reproche y con la discreción que le caracterizó durante toda la temporada, a pesar de que ese silencio jugó muchas veces en su contra ante los aficionados, que desconocían muchas de las penurias del día a día de ese vestuario.

«Llegué muy verde a la Real»

Ese verano, ya en el paro y tras una conversación con Luki Iriarte, surgió la posibilidad de ir a la Real para pasar a formar parte de la estructura técnica de Zubieta y hacerse cargo del Easo. Lejos de verlo como un paso atrás en su carrera, el irundarra se lo tomó como una oportunidad de seguir aprendiendo porque él más que nadie era consciente aún de sus limitaciones. «Cuando entré en la Real llegué muy verde. Llevaba un año de primer entrenador y otro de segundo. Estas temporadas en Zubieta han supuesto para mí un aprendizaje continuo y espero que siga siendo así. Estoy aquí para seguir aprendiendo», dijo hace tres años en declaraciones a la web del club txuri-urdin.

En el banquillo del Easo tuvo como ayudante a Mikel Labaka, que comenzó en el segundo juvenil su periplo en los banquillos. Con el azpeitiarra no sólo coincidió aquel año, sino que ya habían jugado juntos en categoría juvenil en la Real y también en el Real Unión la campaña en la que Labaka jugó como cedido en el conjunto txuri-beltz. Quién sabe si ambos volverán a coincidir ahora en el primer equipo, algo que la Real aún no ha desvelado.

El trabajo de Sergio Francisco en las inferiores de la Real ha sido impecable. Del Easo dio el salto a la Real C, a la que ascendió a Segunda RFEF y a la que llegó a meter en playoff de ascenso a Primera RFEF en su última campaña. Con el Sanse, donde también le tocó soportar la alargada sombra de Xabi Alonso, fue quinto en su primer año, disputando el playoff de ascenso del que le apeó el Alcorcón; noveno en el segundo; y esta campaña tiene al equipo en la cuarta posición, igualado a puntos con el Nàstic de Tarragona antes de recibir hoy a Unionistas en lo que será su último encuentro al frente del filial.

«Estoy muy contento con mi trayectoria en Zubieta y con la confianza que he sentido del club desde que entré en él», dijo tras hacerse cargo del Sanse.

Ahora le toca dar otro salto. Seguramente el más grande, el de más repercusión. Y lo hace, como cuando decidió hacerse cargo del Real Unión, convencido de ser capaz de cumplir con los objetivos marcados. Su ascenso al primer equipo probablemente no genere entre los aficionados el entusiasmo que hubiera despertado la llegada de otro técnico más contrastado. Tampoco lo hizo Jagoba Arrasate cuando se hizo cargo del primer equipo y ahora muchos ansiaban su regreso. Ni Imanol Alguacil, que se marcha convertido en leyenda del club. Ambos, como Sergio Francisco, salieron de la cantera de entrenadores de Zubieta, que por lo que se ve también tiene buen producto. Y una curiosidad: los tres comparten agencia de representación y representante, Juan Ugarte, quien fuera compañero de Sergio Francisco en la delantera del Sanse.

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