Robin Le Normand: «Tras mi primer día en Zubieta pensé que no tenía nivel para estar aquí»
El bretón, premiado como el mejor realista del curso pasado por este periódico, repasa sus seis años en Donostia en una entrevista a corazón abierto
Miguel González
Viernes, 30 de septiembre 2022
Robin Le Normand (Pabu, 1996) es el claro ejemplo de que el éxito de la Real reside en las personas. Trabajador incansable, su capacidad de superación le ha convertido en uno de los mejores centrales de la Liga cuando hace seis años llegó a Zubieta con una mano delante y otra detrás. Con el trofeo del DV de Oro en sus manos, repasa el camino recorrido hasta aquí en la entrevista más sincera y personal que ha dado.
- ¿Qué supone ganar un trofeo como el DV de Oro con 41 años de historia detrás?
- Me siento muy orgulloso de estar en un palmarés así, con muchos jugadores que son leyendas de este club. Es el reconocimiento al trabajo individual pero también colectivo, porque sin los compañeros no estaría aquí. Quisiera tener un agradecimiento especial tanto a Imanol como al club, que desde que llegué me han facilitado un entorno idóneo para crecer como futbolista.
- ¿Recuerda su primer día en San Sebastián?
- Claro que sí. Vinimos desde Bretaña los cinco en coche, mis padres y los tres hermanos. Nos cruzamos toda Francia. Era verano, porque empezaba la pretemporada. Para que estuviera más cómodo en esos primeros días mis padres alquilaron un camping en Hendaia durante dos semanas y yo iba allí a dormir después de los entrenamientos. Como tenía 19 años, ya podía conducir.
- ¿Fueron directos a Zubieta?
- No. Aparcamos en el centro, detrás de Villa Favorita, y nos asomamos los cinco al paseo de La Concha para ver el mar. Esa imagen no se me olvida. Unos meses antes había estado una semana a prueba pero no lo había visto porque íbamos de la residencia Olarain a Zubieta y vuelta.
- ¿Cómo fue su aterrizaje aquí?
- Bastante difícil. El primer día, después de entrenar, regresé al camping y les dije a mis padres que no tenía nivel para estar aquí. Ni físico ni técnico ni de nada. Llegaba destrozado después de las sesiones de Imanol, que era mi entrenador en el Sanse.
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- ¿Y qué le respondieron?
- Nada. Son más de escucharme que de decirme lo que tengo que hacer. Nunca me han juzgado. Ya me conocen y saben que soy de soltar con ellos las cosas negativas pero que luego voy a pelear. Mis padres me han enseñado que si quiero algo luche por ello.
- Y decide quedarse...
- ¿Qué iba a hacer? ¿Volverme a casa con mis padres? Estuve un mes viviendo en casa de Kevin Rodrigues, que era compañero de equipo, y eso me vino muy bien para integrarme en el grupo y manejarme con el idioma en los entrenamientos. Luego encontré una casa en Martutene, en la que viví dos años, hasta que me mudé a Astigarraga.
- Y de ahí no se mueve...
- No está en el plan. Alguna vez se me ha pasado por la cabeza pero para qué. Paso casi todo el día en Zubieta y lo que necesito es estar en un sitio tranquilo. Vivo en Urumea Berri, junto al río, y llego en ocho minutos a las instalaciones. Tengo todo a mano. Hasta la compra la hago debajo de casa. La gente es muy respetuosa con mi intimidad y aquí he encontrado mi espacio. Es una vida simple pero soy muy feliz.
- ¿Vive solo?
- Sí.
- ¿Y cómo lleva la soledad?
- Estoy acostumbrado. Salí de casa con 15 años para jugar en el Brest y desde entonces he vivido solo. Me llevo bien con la soledad. El ser humano es social por naturaleza pero también necesita su espacio y pensar en sus cosas.
- ¿Cuáles son esas cosas?
- De siempre me ha gustado mucho leer pero lo había dejado un poco de lado. Imanol Ibarrondo, el coach mental, ha hecho que recupere esa costumbre con los libros que nos da. Me enganchan.
- ¿El último que ha leído?
- 'Invicto'. Te enseña a trabajar la mente para ayudar a tu cuerpo. Me gustan los libros de desarrollo personal.
- Y además de leer...
- También me gustan los videojuegos, más que por jugar por pasar tiempo con los amigos. Suelo conectarme con antiguos compañeros de la época del Brest, que juegan en la tercera nacional de Francia y tienen unos horarios parecidos. Con mi hermano, también. Luego toco el piano.
- ¡Qué me dice!
- Mi hermano y mi hermana son muy buenos tocando y como yo soy el mayor me dije que no podía ser menos. Empecé hace dos años por Youtube y mi hermano me echa una mano. Aún no termino una canción pero me ayuda a distraerme y no pensar en el fútbol. Hay que disfrutar de la vida.
- Le había dejado con las dificultades en su aterrizaje en la Real. ¿Cuándo se da cuenta de que puede valer para esto?
- Cuando se cerró la puerta en el Brest llegué aquí con la idea de que era una segunda oportunidad. Pero vi que la montaña a escalar era muy alta. Fue en mi segundo año, en la temporada 17/18, cuando empecé a creer que podía hacer cumbre. Jugué 36 partidos de 38 con el Sanse, entramos en los playoff para subir a Segunda, empecé a entrenar con el primer equipo... Ahí me di cuenta de que estaba en el buen camino. Luego, en diciembre de 2018, Garitano me hizo debutar en Primera.
- ¿Qué recuerda de aquel día?
- Que había varios centrales lesionados y Garitano confió en mí. Podía haber retrasado a algún centrocampista, pero el día anterior ya me dijo que iba a jugar con Héctor Moreno.
- En verano de 2019 la Real traspasa a Navas y al propio Héctor y le sube al primer equipo. Se dice que no hay centrales y sin embargo lleva cuatro años sin fichar uno con la defensa rindiendo a buen nivel...
- Entiendo al aficionado. Ellos no conocen los jóvenes que vienen por abajo y hay mucha diferencia entre jugar en el Sanse o hacerlo en Primera a gran nivel en todos los partidos. Pero tanto Zubeldia, Aritz, ahora Pacheco y yo hemos recorrido el mismo camino y hemos demostrado que es posible.
- De 41 ediciones del DV de Oro es el cuarto central que lo gana después de Gajate, Gorriz e Iñigo. No es una posición muy agradecida, ¿verdad?
- Casi todos los defensas empezamos de niño jugando arriba. Yo era delantero y cada año me iban retrasando más: mediapunta, centrocampista, defensa... Pero creo que es lo que mejor se me da y hoy se valora más a los defensas.
- Si le dicen hace seis años que estaría aquí ahora, ¿qué habría pensado?
- Nadie lo venía venir. Ni yo mismo en mis mejores sueños. Sabía que tenía energía y disciplina para trabajar pero no que iba a conseguir todo esto. Como mucho pensaba que podía llegar a debutar, pero ir consiguiendo retos ayuda a pelear por el siguiente y así vas creciendo. Para mí fue muy importante ganar la Copa porque tampoco pensaba que podía ser campeón y ahora si creemos que se puede repetir.
- A pesar de lo que está consiguiendo sigue siendo el mismo chaval sencillo de hace seis años. ¿Cómo ha logrado que el éxito no cambie a la persona?
- Para mí es muy fácil. Yo juego para el orgullo de mi familia y no habría peor cosa que el fútbol me hubiese cambiado. Sería como fallarles. Mi abuelos paternos eran granjeros y mi madre perdió a su padre muy joven y tuvo que pelear mucho. Mis padres montaron un bar en un pequeño pueblo y tuvieron que cerrarlo. Luego mi padre trabajó de inseminador de vacas, de granja en granja, y mi madre, en inspección de trabajo. Han tenido que sudar mucho para salir adelante y por eso para mí significa tanto mi familia. Aquí en la Real he encontrado algo muy parecido a mi familia. Un club exigente, como lo son mis padres conmigo, pero a la vez cariñoso.
- Ya solo falta que le vean jugar el Mundial con Francia. ¿Se lo imagina?
- He demostrado que cualquier cosa es posible. ¿Quién apostaba por mí en 2019? Ahora, con el pie tocado, lo veo muy complicado, pero quedan partidos por delante hasta noviembre y por falta de trabajo no va a ser.
- ¿Jugar con España como Laporte ni se lo plantea?
- No es algo en lo que piense. Yo soy francés y mi cabeza solo está puesta en jugar bien con la Real.
- Hablando de otro francés, ¿qué me dice de Momo Cho?
- Es impresionante su fortaleza física. Son buenos duelos cuando chocamos en los entrenamientos. Angers está cerca de Bretaña. Tengo amigos trabajando en el club como físios y cuando le fichamos me dijeron que era muy bueno. Que es un jugador muy trabajador y muy ambicioso.
- En lo colectivo, ¿qué objetivos se plantean para esta campaña?
- En Europa tenemos la idea de hacer algo grande. La victoria en Mánchester ayuda a pelear por ser primeros de grupo y eso cambiaría mucho las cosas, porque evitaría esa eliminatoria de dieciseisavos contra los equipos de Champions que es muy difícil. El club lleva varios años poniendo energía en hacer las cosas cada vez mejor y este año tenemos la ambición de llegar más lejos en Europa.
- ¿Y en la Liga?
- El listón está muy alto porque venimos de ser quintos y sextos en estas últimas temporadas, pero también queremos mejorar esos puestos. Ésa es la mentalidad que tenemos. Hay equipos que han empezado muy fuerte como el Betis, Villarreal o el Athletic, también está el Sevilla también, pero hemos demostrado que podemos quedar por encima de ellos y lo vamos a intentar.
«El pie está bastante mejor pero no me quiero marcar plazos»
- ¿Cómo va ese pie?
- Bastante mejor. Me toca estar en una situación en la que no he estado nunca, sin jugar, y hay que aprender de esto.
- Es que no ha estado nunca lesionado...
- Sí que he estado, pero he jugado lesionado. En pretemporada he jugado con una fractura en la costilla y otra en el coxis. Si el cuerpo me deja, yo siempre juego. Lo del pie ha sido diferente.
- ¿De dónde viene esa lesión en el pie?
- De pequeños golpes en los entrenamientos y en los partidos. En Elche sufrí varios pisotones en el segundo metatarsiano que me lo dejaron bastante dolorido y contra el Atlético tuve duelos muy duros con Morata y con Correa. En el minuto 81 vi que el dolor era insoportable y que no podía apoyarlo.
- La buena noticia es que el dedo no está roto...
- Las pruebas demostraron que el dedo no estaba partido en dos. Pero había que parar y descansar porque era una lesión que se podía convertir en una pesadilla. Y ahí ya sería una cosa de meses. Llevamos cuatro semanas trabajando muy bien con el staff y ya estoy corriendo en el campo, aunque con el dedo algo protegido.
- En principio se habló de seis semanas para volver a jugar. ¿Se mantiene ese plazo?
- Ya veremos. No me quiero marcar plazos, pero la cosa va bien.
- ¿Cómo ha visto a Pacheco?
- Muy bien. Tal y como trabajamos en Zubieta, cualquier jugador está capacitado para rendir. Llevaba varios meses sin jugar e hizo un partidazo en Old Trafford. Me alegré mucho por él.
- ¿Lo que más le gusta de él?
- Me impresiona su capacidad para trabajar. Me veo reflejado en él. No dice nada, trabaja mucho, cuando le toca rinde... El año pasado jugó poco y no bajó el ritmo. El trabajo de gimnasio los lunes con Imanol se hace muy duro si no juegas y Pacheco nunca aflojó. Luego, lo que vemos todos, que tiene mucha calidad con balón. Yo soy diestro pero juego en la izquierda, así que me fijo en él cómo utiliza esa pierna y cómo encuentra pases por dentro.
- Dicen que la pareja de centrales del futuro es Le Normand y Pacheco...
- El tiempo lo dirá. Yo juego muy a gusto con Pacheco, pero también con Aritz y Zubeldia. Hay mucha competencia entre los cuatro pero nos llevamos bien.
- Ahora el que ha caído es Zubeldia...
- El fútbol tiene estas cosas. Hay tantos partidos que es difícil que no haya lesiones. Ojalá se recupere pronto.
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