Duele más que en Turín
La Real se lleva un sopapo similar al de la temporada pasada contra el United aunque ayer la fortuna le dio la espalda
La distancia se agranda cuando se entra a un partido con el sueño y el anhelo de solventar una eliminatoria ante tu público y dos horas después no queda más remedio que darle la mano al rival y enjuagar de la mejor manera posible una derrota clara. La vida son casualidades y los actos nos van recordando vivencias pretéritas.
El 0-4 de ayer es el mismo resultado que encajó la Real contra el Manchester United en las eliminatorias de la Europa League la temporada pasada. No se pecó esta vez de subestimar al rival, ya que el Betis llegaba como uno de los equipos más en forma de LaLiga. Por tierra, mar y aire se conocían las principales fortalezas de los verdiblancos. Y por qué no decirlo, todo eso que se temía, terminó ocurriendo. Clase magistral de Canales, puntería de Wyatt Earp de Juanmi y Fekir como peligro constante. Y Rui Silva es un porterazo.
Lo que duele realmente de la eliminación es hacerlo delante de la hinchada realista que tenía la ilusión de volver a vivir una noche mágica como la de la víspera de San Sebastián. En Turín, sin público, en una especie de diáspora txuri-urdin, la Real aguantó pocos minutos y estuvo a merced de los diablos rojos. Se perdió, se cayó claramente, pero el Juventus Stadium tenía un aspecto fantasmagórico. Nada que ver con la efervescencia que por momentos tuvo el Reale, aunque como las aspirinas, fue perdiendo fuerza a medida que fueron cayendo los goles en contra.
El toque endemoniado
Que Juanmi metiera el primer gol en el minuto 12 de partido me hizo pensar en una posible justicia futbolística. Justo en ese mismo minuto hace un año Oyarzabal adelantó a la Real en el Villamarín. Y ciertamente los dos partidos acabaron de forma parecida. Eso sí, sin expulsión de por medio como la que se inventó Mateu con Asier Illarramendi. No hubo niebla en Anoeta, hubo un vendaval verdiblanco para escarnio realista.
Las claves
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Lo mejor: queda mucho por delante con los claros objetivos de subir puestos en Liga y la eliminatoria del Leipzig
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Lo peor: sufrimos a un viejo amigo, Juanmi, el Klay Thompson de la Liga. Tocó cinco balones y tres fueron gol
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A destacar: el fútbol son momentos y la Real tuvo dos opciones de empatar, el gol anulado a Janu y un remate de Isak
El fútbol son momentos y el Betis los encontró. La Real los está buscando todavía. Si David no Silva, la Real no baila. Y si Merino no tracciona, el equipo sufre. Partiendo de la premisa de que un 0-4 es irrefutable, la fortuna, que muchas veces aparece furtivamente, le dio la espalda a la Real. Con lo cuesta arriba que se ponía el partido con el 0-1, el equipo de Imanol fue 'in crescendo' en energía, confianza y sobretodo ocasiones. Oyarzabal fusiló a Rui Silva, Le Normand mandó un balón al palo y llegó la jugada de mal fario con un fuera de juego por milímetros que anulaba el gol de Januzaj. Quizá el resultado hubiera sido parecido pero el partido hubiera cambiado. Lo mismo que si en el minuto 2 de la reanudación, Isak hubiera acabado celebrando aquel claro gol en su mes fetiche. Pero ahí se acabó. Colorín colorado. Juanmi, es como Klay Thompson. Un jugador de baloncesto al que no le hace falta botar. Lo que coge, lo mete en la cazuela. El de Coín igual, pero con el pie. Dio cinco toques e hizo tres goles. Uno se lo anularon.
Leipzig espera
No debe quedar la sensación de que está todo perdido. Se había puesto mucha energía e ilusión en una Copa en la que no estaban ni Sevilla, ni Barcelona ni Atlético de Madrid. Lo que queda es apasionante. La Real fue líder de la Liga y seguro que va a demostrar que no se trató de un espejismo y que el talento que hay en la plantilla puede llevar al equipo más alto en la tabla.
Y luego está la eliminatoria contra el Leipzig. En apenas quince días el primer asalto en Alemania. Se puede soñar con hacer una buena eliminatoria y que Anoeta decida. Si no fue ayer el día mágico, está más cerca de que llegue ese momento en el que la grada explote de alegría y vuelva a llevar en volandas al equipo hacia el triunfo. No pudo ser ayer. No hay problema, habrá más días. Será una excelente noticia.
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