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El patrón de la trainera de Hondarribia, Ioseba Amunarriz, agachado, con aficionados en la plaza del Castillo.

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El patrón de la trainera de Hondarribia, Ioseba Amunarriz, agachado, con aficionados en la plaza del Castillo. J.M. LÓPEZ
Osasuna - Real Sociedad

Fiesta antes, durante y después

En Pamplona. Decenas de realistas se desplazan al primer derbi fuera de casa tras la pandemia para vivir un gran día junto a la hermanada hinchada

IKER CASTAÑO

Lunes, 8 de noviembre 2021, 06:55

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Todo salió a pedir de boca. Volvimos con una sonrisa de Pamplona después de un día de fiesta. Nadie se lo quería perder. El buen momento de la Real, el día y la hora del partido invitaban a pasar el día en Iruña. Hubo seiscientos en El Sadar pero muchos más en las calles de la capital navarra.

La Donostiako Martxa o el Riau-Riau tienen entre poco y nada parecido. Tampoco hay semejanzas entre la Plaza del Castillo y la de la Constitución, y mientras en la capital guipuzcoana retumban tambores, en Pamplona corren por detrás de morlacos y suenan txarangas. Quizá se puedan parecer, por estilos, la Estafeta con la calle Juan de Bilbao, pero en la capital navarra no tienen mar, sí pantanos. Sin embargo, las similitudes entran en escena en el fútbol, con un ambiente entregado entre Osasuna y Real, que van de la mano. La sintonía de la afición, el afecto por el fútbol, la pasión por seguir a su equipo, es sencillamente ejemplar y para vivirlo. Txuriurdines y rojillos son sinónimo de aficiones hermanadas.

En la previa se vieron caras conocidas como la de Ioseba Amunarriz, incluso se coincidió con un pariente de Arrasate

La ciudad donde le rezan a San Fermín amanecía como un día de noviembre, sin frío ni calor, rozando los cero grados, y poca gente por las callejuelas. Pasaba factura la noche anterior. Según se iba acercando la media mañana y con los primeros y únicos rayos de sol del día, se dejaron notar los primeros realistas por los bares del Casco Viejo de Pamplona, la mayoría para pasar el día. El típico choque de manos entre el txuri-urdin y rojillo, los comentarios del tipo «¡hoy ganamos nosotros!» siempre iban acompañados de una sonrisa para finalmente desearse suerte, tanto para el partido y lo que resta de temporada. Un momento especial y emotivo. Y es que han tenido que esperar 686 días después de aquel agónico 3-4 a favor la Real, para volver a juntarse ambas aficiones.

Uno de los primeros en pisar suelo pamplonés fue el realista Txema González, que dejó claro que «viajo siempre que se pueda a casi todos los campos». El plan fue prácticamente el mismo que la mayoría: «poteo en lo viejo, comida, kalejira, partido y vuelta». También se dio cita el txuri-urdin Eneko que, en la calle Estafeta, explicó que «nunca antes había vivido un derbi en El Sadar por lo que me apunté junto a varios amigos y hemos tenido la suerte de que nos toquen las entradas», algo que no todos los socios inscritos pudieron decir. El significado de este partido es diferente al de cualquiera, ya que «las aficiones están hermanadas y se vive un ambiente precioso. Siempre he tenido simpatía por Osasuna», afirmó.

«Un turista americano se acercó y nos preguntó a ver qué celebrábamos», se preguntaba sorprendido Jexus

Los primeros rojillos que se dejaron ver por la Navarrería hacia el mediodía estaban con ganas de fiesta, de hacer amigos y disfrutar del buen fútbol. No era para menos debido al momento que atraviesa el club osasunista. Dani y Ander, asombrados por la tropa txuri-urdin, se acercaron para «disfrutar del ambiente, comer y beber. Siempre ha sido muy especial este derbi, tanto para la gente de Osasuna como de Pamplona», admitían. «Es un aliciente más enfrentarnos al líder. Teníamos ganas de volver a vivir este derbi después de lo de la pandemia. Se echaba de menos».

La previa fue tan larga que incluso hubo caras reconocidas como la de Ioseba Amunarriz, patrón de Hondarribia. Otras coincidencias como encontrarse con Kepa, pariente de Jagoba Arrasate que, junto a Unai, aclaró que «somos los dos realistas, pero nos da igual ganar que perder por Jagoba». No es raro encontrarse realistas en Navarra. Nos topamos con Azeari, txuri-urdin de Pamplona. «La rivalidad con los de la cuadrilla es sana y bonita. Hace dos años así lo vivimos, pero en esa ocasión no fui a la zona visitante». Este derbi «es un sentimiento, mi familia es realista, los colores me pueden».

Poteo en lo Viejo, comida con amigos y aficionados rojillos, kalejira, partido y vuelta. Ese fue el plan de la hinchada realista

No podían faltar pequeñas anécdotas. Jexus, blanquiazul que disfrutó con las txarangas organizadas por las Peñas de Osasuna, explicó que «un turista americano se acercó y nos preguntó a ver qué estábamos celebrando aquí. Le explicamos que hay un Osasuna-Real y eso es sinónimo de fiesta». No, no eran San Fermines para la sorpresa del extranjero, pero tuvo momentos calcados. Una gran fiesta.

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