Once partidos, once alineaciones diferentes
La inestabilidad en juego y resultados en este inicio de temporada ha hecho que Imanol rote mucho más a su plantilla para buscar «piernas frescas»
La Real no ha arrancado bien la temporada. Llegados al segundo parón internacional y con once partidos jugados, la fotografía actual muestra un equipo ... en construcción sin continuidad en los resultados que está más cerca de la zona de descenso que de los puestos europeos a los que estaba acostumbrada en las últimas campañas. En Liga es el peor arranque en nueve jornadas desde hace diez años, cuando en la 14/15 llevaba seis puntos –tres menos– y era decimoséptima en la tabla. Fue tras el verano en el que salieron Bravo y Griezmann y con un Arrasate en el banquillo que solo duraría un partido más antes de ser sustituido por David Moyes.
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Ahora la situación no es la misma. El quinto puesto está a seis puntos, queda toda la temporada por delante y el equipo da señales de mejoría tras golear al Valencia y cuajar una buena actuación ante el Atlético. Sin embargo, la falta de continuidad en los resultados tiene su reflejo en que Imanol no haya repetido equipo en los once partidos y que la media de cambios entre una y otra alineación sea de cinco jugadores, algo nuevo con el oriotarra.
Un verano condicionado. El técnico ha repetido más de una vez que la pretemporada ha sido mala como consecuencia de una serie de factores externos que le impidió contar con varios de sus referentes. Si se le suma que perdió a Le Normand y Merino y que Aguerd y Óskarsson llegaron el último día de mercado, es de entender que la Real esté construyendo un equipo sobre la marcha en plena competición con la complejidad que ello entraña.
El once tipo que más ha jugado a tenor de las titularidades de los jugadores estaría formado por Remiro; Aramburu, Zubeldia, Pacheco, Javi López; Zubimendi, Turrientes, Sergio Gómez; Kubo, Oyarzabal y Becker. De ellos, solo Zubeldia estuvo presente el 11 de julio el primer día de pretemporada. El resto fue incorporándose de forma paulatina.
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Kubo y Becker llegaron una semana más tarde porque alargaron la temporada anterior por los compromisos internacionales de Japón y Surinam. Javi López empezó a entrenar el 22 de julio en cuanto se cerró con el Alavés su fuchaje. Se puede decir que los tres han completado una pretemporada en condiciones, porque Zubeldia se lesionó en el amistoso de Rennes el 3 de agosto y estuvo tres semanas trabajando al margen del grupo.
Los internacionales Remiro, Zubimendi y Oyarzabal se incorporaron el 5 de agosto después de jugar la Eurocopa, con lo que solo dispusieron de dos semanas antes de arrancar la Liga ante el Rayo. Menos tiempo tuvieron aún Pacheco, Turrientes y Sergio Gómez, que vinieron directamente desde los Juegos siete días antes de empezar el campeonato. Los últimos en llegar fueron Aguerd y Óskarsson, que aterrizaron en Donostia el día en el que se cerró el mercado, el 30 de agosto.
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Tres lesionados clave. Además de la afectación en términos físico y táctico que representa no haber podido trabajar con la mayor parte de los titulares en verano, ha habido tres lesiones que han contribuido a agravar ese escenario en una plantilla que ya había perdido a dos referentes como Le Normand y Merino. La primera fue la mencionada lesión de Zubeldia en el bíceps femoral en Rennes porque dejó a Imanol sin el pilar sobre el que construir la nueva defensa en las dos primeras jornadas y cuando regresó ante el Alavés aún estaba muy verde.
Además, en el cuarto partido cayeron Traoré y Brais. El maliense se rompió el cruzado cuando venía de ser indiscutible el curso anterior. El gallego, por su parte, notó molestias en el quinto metatarsino derecho del que había sido operado en marzo y se ha perdido tres jornadas. Otro referente más que ha visto condicionado su rendimiento en este primer tramo de competición. Si, además, se le añade que Zubimendi y Oyarzabal no han podido llenar el depósito en verano como habría sido aconsejable, es fácil entender que el contexto en el que se ha manejado la Real no ha tenido nada que ver con el de los años anteriores.
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Rotaciones en el once. Que Imanol no haya repetido alineación en once partidos responde a una situación de necesidad, especialmente física, que ha tenido su traslación también a los sistemas de juego, donde ha realizado más movimientos en la pizarra que otras veces.
Arrancó la temporada con la intención de dar continuidad a un equipo en los cuatro primeros partidos hasta el parón de septiembre, aunque esta temporada había partido entre semana en la tercera jornada. El técnico formó contra el Rayo con Remiro; Traoré, Aritz, Pacheco, López; Urko, Turrientes, Brais; Kubo, Oyarzabal y Becker. En la visita a Cornellá dio dos retoques a la alineación, metiendo a Zubimendi y Sergio por Urko y Kubo, y contra el Alavés dio entrada a Zubeldia y Kubo por Aritz y Turrientes. En Getafe hizo tres cambios, uno por línea, con Aramburu, Turrientes y Sadiq de titulares.
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Después del parón de septiembre es cuando más ha movido la plantilla al afrontar siete partidos en 23 días. La última semana solo mantuvo en la formación inicial a Remiro contra el Anderlecht respecto al partido anterior frente al Valencia, algo que repitió el domingo ante el Atlético en relación al encuentro europeo frente a los belgas. En la visita a Niza del 25 de septiembre introdujo ocho novedades, manteniendo en la alineación solo a Remiro, Zubeldia y Zubimendi.
Imanol explicó el sábado en la previa del encuentro ante el Atlético esta nueva forma de administrar la plantilla distinta a los años anteriores. «Estoy buscando piernas frescas porque las necesitamos para competir y hacer buenos partidos. Nosotros tenemos que estar al 100% para ganar y por eso estoy haciendo más rotaciones que nunca».
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Tres sistemas en una semana. La apuesta por tirar de fondo de armario tiene una parte positiva porque le permite mantener una intensidad en el juego en un momento en el que el equipo no está en su mejor punto físico y porque la implicación de los jugadores es máxima al sentirse todos importantes. Hasta 24 realistas han sido titulares en estos once partidos, todos salvo el portero suplente Marrero, Magunazelaia, Olasagasti y un Zakharyan que ha estado lesionado hasta ahora.
La parte negativa es que resulta más complicado mantener la continuidad en una idea de juego y dar estabilidad a los resultados, aunque no parece que la apuesta por rotar ofrezca discusión. Otra cosa es que hiciera diez cambios ante el Anderlecht y se acabara perdiendo.
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En lo táctico, ha combinado sistemas diferentes motivado por las características individuales de los jugadores y sus estados de forma. Así ha ocurrido en Europa ante el Niza y el Anderlecht cuando formó con defensa de cinco. Hace dos semanas llegó a jugar con tres sistemas distintos en siete días, al emplear el rombo en Valladolid, el 1-5-3-2 en Niza y el 1-4-3-3 contra el Valencia. Imanol siempre ha defendido que los suyos están preparados para manejar registros diferentes, aunque la estabilidad y la continuidad en el fútbol es clave para propiciar dinámicas positivas. Aunque ya se sabe que el hombre propone y Dios dispone.
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