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Real Sociedad

La guardia pretoriana de Remiro, el rombo del que no se habla

Solidez ·

La columna defensiva que forma el meta navarro junto a Zubeldia, Le Normand y Zubimendi es una de las claves para explicar la madurez competitiva de la Real de esta temporada

Miguel González

San Sebastián

Miércoles, 1 de febrero 2023, 06:51

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Era un 3 de diciembre de 2020 cuando la Real recibió en Anoeta al Rijeka en la Europa League. El partido se jugó a puerta cerrada por la pandemia. El resultado (2-2) no es el esperado, pues para acceder a los cruces de febrero habrá que puntuar en Nápoles y el AZ Alkmaar lleva ventaja a los realistas.

En la alineación de aquel día se juntan por primera vez cuatro jugadores sobre los que la Real sentará las bases del título de Copa y del tercer puesto que ahora ocupa. Remiro forma bajo palos, Zubeldia y Le Normand como centrales y Zubimendi de pivote, un rombo que permitirá volar a los de Imanol muy alto gracias al perfecto equilibrio entre sus cualidades defensivas y ofensivas.

Cuando se valora el juego blanquiazul y se menciona al rombo se hace para referirse al formado por Zubimendi, Merino, Brais y Silva, pero casi tiene más importancia el defensivo porque es el que soporta el resto del edificio. Durante años hemos tenido equipos bonitos con buenas propuestas pero que eran gigantes con pies de barro que sucumbían ante las adversidades.

Remiro

Su destreza con el pie permite batir líneas en presión alta rival y cada vez está más sobrio bajo palos

Esta semana la Real ha demostrado su gen competitivo. En el Camp Nou apretó hasta el último momento después de jugar una hora con diez y en el Bernabéu supo sufrir para aguantar los mejores momentos del Real Madrid. Las quince porterías a cero en los treinta partidos oficiales del curso son mérito de este cuarteto que en la retaguardia está ofreciendo un rendimiento altísimo.

El portero total. Como todo lo que ha pasado en el club en los últimos años, la situación actual no es fruto de la casualidad. El primero del rombo en asentarse en su posición fue Remiro, que llegó gratis del Athletic en 2019 y se ha convertido en uno de los mejores porteros del campeonato como demostró en Madrid. La Real buscaba un portero joven de proyección con buen pie con el que dar un salto de calidad en la zona de iniciación ante situaciones de presión alta del rival. El cambio de la norma que permitió al equipo atacante jugar desde su propia área en el saque de meta con cuantos jugadores quisiera trajó una transformación del fútbol, ya que conllevó que el contrario también buscara situación de presión más adelantadas atraído por una posesión del balón en zonas tan bajas.

Le Normand

Presenta una fortaleza física que le hace imbatible en los duelos y agradece el equipo al defender el área

Con Remiro se ganó la posibilidad de poder superar varias líneas de presión enemigas con su capacidad y precisión en los golpeos en largo. La eliminatoria copera en el Bernabéu en 2020 que se ganó por 3-4 fue la mejor expresión de cómo un portero puede resultar clave en la fase ofensiva, ya que su conexión con Merino en zonas altas pilló al Real Madrid a medio camino entre saltar a la presión o quedarse atrás, y ahí se le fue el partido. La Real ha crecido desde esa capacidad para atraer desde atrás y encontrar después al hombre libre con Remiro.

Robin, de patito feo a cisne. En esa campaña 19/20 apareció también el francés. En realidad ya había debutado unos meses antes con Garitano, pero ese verano se decidió que formara parte de la primera plantilla. Para que no hubiera dudas de que la apuesta iba en serio, el club traspasó a Navas a Osasuna y a Héctor Moreno al Al-Gharafa catarí con la intención de despejarle el camino, una decisión que provocó las críticas a Olabe al entender que el equipo quedaba cojo atrás y que el tiempo ha demostrado acertada.

Le costó entrar porque Aritz y Llorente estaban por delante, pero Imanol veía que el madrileño no le convencía a pierna cambiada en la ubicación que había dejado vacante un zurdo nato como Moreno. Al final fue el bretón el que arregló esa situación jugando en el perfil izquierdo hasta hoy, posición que solo ha dejado las veces que ha compartido el eje de la zaga con Pacheco, cuando ha regresado a la derecha.

Zubimendi

Es casi imposible hallar un centrocampista que tenga unas prestaciones tan altas en ataque y en defensa

Con Le Normand la Real ha crecido en la defensa del área propia en el juego aéreo y ha ganado contundencia en las disputas al ser insuperable en el mano a mano. Con balón ha ganado soltura con la máxima de no complicarse la vida hasta acabar filtrando buenos pases por dentro para poner a los centrocampistas de cara en ataque.

Zubeldia no era central. El azkoitiarra fue pivote en esa temporada 19/20, aunque Imanol sabía que podía emplearle atrás en caso de necesidad. La Real llegó a la final de Copa jugando con Aritz y Le Normand de centrales y con él por delante de la defensa los partidos claves, como la eliminatoria del Bernabéu o las semifinales contra el Mirandés. Sin embargo, los técnicos ya advertían que sufría cuando el contrario presionaba arriba y no le dejaban girarse. De cara explotaba bien sus cambios de orientación y capacidad para filtrar pases entre líneas, pero había que darse la vuelta y eso cada vez cuesta más en el fútbol.

Cuando apareció Zubimendi a final de curso tras el confinamiento la decisión estaba tomada en Zubieta: tenía que jugar de central. Necesitaría tiempo para hacerse a la nueva posición pero disponía de condiciones para triunfar atrás por su sentido de anticipación, inteligencia táctica y potencia en las distancias cortas, y mejoraría la salida del balón al jugar siempre de cara. Para que el mensaje le llegase claro, la Real traspasó a Diego Llorente al Leeds United y le entregó la responsabilidad de crecer en la retaguardia. El nivel que está dando en esta temporada es exagerado, incluso cuando en situaciones de emergencia ha tenido que jugar de lateral como la última media hora en el Bernabéu el pasado domingo.

Total de los cuatro juntos

36partidos jugados

15ganados

10empatados

11perdidos

Martin, la pieza que faltaba. La cuadratura del círculo se completó cuando Zubimendi apareció en el primer equipo. Alternó al principio en la posición con Guevara pero a partir de febrero de 2021, después de que Imanol le tuviera varios partidos en el banquillo, ya no hubo dudas y se convirtió en la pieza clave del centro del campo por sus dotes organizativas y solvencia defensiva. Es difícil encontrar un jugador que ofrezca un rendimiento tan alto en las dos fases del juego, y así lo entendió el técnico para darle la alternativa en la final de Copa ante el Athletic, en la que fue uno de los destacados.

En este tiempo transcurrido desde el 3 de diciembre de 2020 en el que coincidieron los cuatro por primera vez, son ya 36 partidos oficiales los que han jugado juntos con un balance de 15 victorias, 10 empates y 11 derrotas. Pueden parecer números normales pero no lo son porque Imanol siempre ha recurrido a ellos en las grandes ocasiones, en las que es más fácil perder. Por ejemplo, cuatro derrotas han sido contra el Barcelona, una contra el Real Madrid y otras dos frente al Atlético y Sevilla.

El balance de esta temporada es de siete victorias, tres empates y tres derrotas en once encuentros. Desde el parón mundialista han resultado claves en la estabilidad que presenta el equipo txuri-urdin y que le ha llevado a convertirse en la gran revelación del campeonato.

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