La guardia pretoriana de Imanol
Pilares. La Real consistente sin balón se asienta en cuatro hombres de entre 24 y 26 años que se han consolidado en las tres últimas temporadas para dar empaque al grupo
La Real ha basado su competitividad esta temporada en la consistencia defensiva. A pesar de haber salido goleada del Camp Nou, San Mamés y el Bernabéu, ha sabido mantener la portería a cero en 15 de las 27 jornadas disputadas, una regularidad que le permite ser sexta a pesar de tener un bagaje realizador negativo, es decir, que ha encajado un tanto más de los anotados. Pero lo que importa son los puntos.
Dicen que los éxitos necesitan de unos buenos cimientos y a falta de una brillantez limitada por la acumulación de esfuerzos al disputar tres competiciones, el trabajo sin balón es el que está manteniendo en pie a un equipo que sueña con ir a Europa por tercer año consecutivo.
En esta solidez defensiva hay cuatro hombres que forman la guardia pretoriana de Imanol y componen la columna vertebral de esta campaña, por participación e influencia en el juego. No en vano, los cuatro figuran entre los cinco que más minutos han jugado en los 40 partidos oficiales que la Real lleva disputados. Y lo mejor de todo, tienen entre 24 y 26 años. Una edad ideal para rendir sin dejar de progresar.
Un portero consolidado. Remiro (Cascante, 1995) cumple su tercera temporada en Primera División. Debutó precisamente ante el Alavés el 26 de septiembre de 2019 y desde entonces se ha asentado en la portería txuri-urdin, aunque ha habido momentos en los que ha compartido minutos con Moyá, primero, y con Ryan, después. Pero siempre con la etiqueta de titular.
En la campaña 19/20 pasó una mala racha tras el desconfinamiento y Moyá acabó jugando las seis últimas jornadas. El año pasado solo se perdió el compromiso europeo contra el AZ Alkmaar de Anoeta y ésta ha jugado 31 de los 40 partidos disputados con 17 porterías a cero.
Le costó arrancar la Liga en el Camp Nou y luego tuvo dos acciones en las que midió mal contra el Athletic en Anoeta, en la falta de Muniain, y en el Villamarín, en una salida fuera del área que acabó en gol de Álex Moreno. Pero su madurez ha quedado demostrada al ser capaz de superar la adversidad y mantener una nota alta en los partidos celebrados en 2022.
Su juego con los pies es importante para saltar presiones altas del rival y encontrar al hombre libre a su espalda, sobre todo en un equipo que pretende iniciar la jugada desde atrás con el balón en los pies. A menudo se dice que la defensa empieza desde el delantero y en su caso se trata del primer atacante del equipo.
También ha crecido en las acciones de uno contra uno, como demostró en Mestalla al salvar dos goles de forma providencial, y se muestra fiable en remates de corta distancia. Por alto, sin ser su punto fuerte, mide mejor las distancias y cada vez se le ve con más confianza en los blocajes aéreos de los centros laterales. La faceta en la que puede progresar más son los disparos de media y larga distancia, a los que a veces le cuesta reaccionar al no ser tanto un portero explosivo como de colocación.
La muralla bretona. El líder de la defensa se llama Robin Le Normand (Pabu, 1996), el central que más ha progresado en la Real y en la Liga en los dos últimos años. Hay un dato que habla por sí solo de su fiabilidad y es que es el único jugador de campo de todo el campeonato que ha disputado las 27 jornadas completas, esto es, 2.430 minutos en total por delante de Javi Galán (Celta), Militao (Real Madrid) y Espino (Cádiz), con 2.400, y Cabrera (Espanyol) con 2.340.
No solo es el realista que más ha jugado sino también el que mejor ha rendido con diferencia, ya que hace gala de una regularidad muy alta y apenas firma malos partidos. Sus prestaciones son principalmente defensivas, al dominar el juego aéreo, ser fuerte en los duelos, tanto por alto como por bajo, y valiente y rápido para ir al cruce.
Solo hay siete centrales en la Liga más valorados que Le Normand y seis juegan en el Real Madrid, Sevilla, Barcelona y Atlético
En la salida de balón va dando pasos hacia adelante, aunque lleva dos años jugando a pierna cambiada y eso es un hándicap importante, sobre todo a la hora de filtrar balones por dentro y realizar cambios de orientación. Su valor de mercado para Transfermarkt es de 30 millones y ahora mismo solo hay siete centrales en la Liga con una valoración mejor: Koundé y Diego Carlos (Sevilla), Militao y Alaba (Real Madrid), Giménez (Atlético), Pau Torres (Villarreal) y Araujo (Barcelona). Palabras mayores para un jugador que cumple solo su tercera temporada en Primera.
Merino, el indestructible. Es de la misma generación que Le Normand y se ha convertido en la piedra angular del centro del campo. Puede cambiar el pivote defensivo o el mediapunta, pero el de Pamplona es indiscutible en las alineaciones de Imanol. Ha jugado de titular todos los partidos en los que ha estado disponible, y eso que candidatos para darle un respiro no faltan: Guridi, Guevara, Illarramendi, Turrientes, Olasagasti, Rafinha...
Con 32 titularidades y 2.789 minutos disputados, lleva marcados cuatro goles –Granada, Mónaco, Osasuna y Mallorca– y ha dado cinco asistencias. Pero por encima de sus números su mayor credencial es la solidez de su juego. Los intangibles del fútbol: su solvencia en la estrategia defensiva, las recuperaciones en la zona ancha, los balones ganados por arriba, los cambios de orientación, las ayudas defensivas...
Oyarzabal lleva 15 goles y 8 asistencias sin haber brillado este curso, lo que confirma su enorme calidad como futbolista
Imanol habla de él como «el mejor jugador de la Liga» y eso refleja la estima que le tiene. Ahora que el calendario da un respiro, el navarro podrá aprovechar mejor sus condiciones para rematar la temporada con fuerza y brillar con luz propia.
Un martillo pilón arriba. Mikel Oyarzabal (Eibar, 1997) es sin duda el atacante más completo, no solo por sus cifras realizadoras sino por su despliegue defensivo. Es capaz de abarcar tanto campo que sin balón se convierte en el cuarto centrocampista, para cerrar por banda o por dentro, donde corresponda, y en ataque lo mismo alcanza la línea de fondo que estira al equipo con desmarques de ruptura. Además de ser casi infalible en los penaltis.
Derrocha semejante energía en cada partido que eso le hace perder frescura en las acciones técnicas ofensivas pero ello no evita que lleve 15 goles y ocho asistencias. Sin brillar. Sin ser delantero centro. Es otro de los que no descansa nunca porque contagia su espíritu de lucha y combatividad al resto. Cuatro pretorianos para la guardia de Imanol.
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