El equipo de la maldición que no acaba
El Benfica aún padece el hechizo de Béla Guttman y sigue sin ganar un título europeo, pese a las múltiples intentonas
Cuando la expedición lisboeta se cruce con la guipuzcoana le podrá pedir consejo para poder resolver la complicada tarea de romper maldiciones. La Real lidió con la suya después de que Monsieur Comet, prohombre del ciclismo en San Sebastián, presa de la indignación, lanzara su furibunda y famosa conjura a principios del siglo pasado, después de que el velódromo de Atotxa se transformara en campo de fútbol: «La Real ne sera jamais championne». La Real nunca será campeona.
Dio la sensación que aquella malvada profecía nunca iba a tener fin hasta que la Real por fin pudo alzar su primera Liga en la maravillosa década de los ochenta. Desde entonces, aquel intento de Comet se recuerda como una simple anécdota que tuvo su recorrido, sí, pero al que se le pudo poner fin a tiempo. No como sucede con el Benfica.
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La Real Sociedad, ante el último escalón
La Real se medirá con un doble campeón de la Copa de Europa. El Benfica conquistó el trofeo de manera consecutiva entre las temporadas 1960/61 y 1961/62, después de que el Real Madrid se hiciera con las cinco primeras ediciones de un torneo que recién había comenzado. Fue precisamente en ese 1962, después de batir al conjunto madrileño en la final, en el momento de mayor esplendor, cuando asomaron los problemas.
Gracias a su política de ventas ha generado 1.200 millones de euros en los últimos años
«Sin mí, el Benfica nunca ganará más la Copa de Europa», fue la lapidaria afirmación que lanzó Béla Guttmann, el entrenador de aquel equipo, después de que el club le despidiera de sus funciones tras rechazarle la petición de un aumento de sueldo. Aquella directiva consideró que una plantilla formada por futbolistas como Eusébio o José Águas no necesitaba de un técnico caprichoso. El resto es historia.
Todavía en aquella década el Benfica alcanzó tres finales europeas más (1962/63, 1964/65 y 1967/68) en las que acumuló tres derrotas. Más tarde, en las ediciones de 1987/88 y 1989/90, volvió a correr la misma suerte. Para aumentar aún más el poder de aquella maldición, también hay que anotar las tres decepciones en la Europa League (1982/83, 2012/13 y 2013/14).
En la actual era digital, donde no caben los chismes de maldiciones ni cuestiones de azar, permanece aún el embrujo de Guttman sobre un club que insiste en refugiarse en la luz de su estadio. El Benfica, pese a todo, lo intenta temporada tras temporada.
El más laureado de Portugal
La pasada temporada alcanzó los cuartos de final de la Champions, ronda en la que cayó eliminado por el Inter de Milán, a la postre subcampeón de la competición y ahora de nuevo compañero de viaje en el grupo D junto a la Real y el Salzburgo. El Benfica se resiste en creer en hechizos y malos agüeros.
Es el club más laureado de Portugal. Suma 38 campeonatos de Liga, 26 Copas de Portugal, 7 Copas de la Liga, 8 Supercopas de Portugal y 3 Campeonatos de Portugal. A lo que hay que añadir 2 Copas de Europa. No le llaman 'El Glorioso' porque sí.
Roger Schmidt cuenta con jugadores experimentados como Otamendi, Di María o Guedes
Los éxitos deportivos han venido acompañados por una no menos acertada gestión económica. En los últimos años el club lisboeta ha conseguido generar en ventas cerca de 1.200 millones de euros. Los rectores lusos han sabido sacar cuantiosos réditos sobre futbolistas como Joao Félix, Darwin Núñez o Enzo Fernández. La política de comprar barato y vender caro ha funcionado en Lisboa.
El conjunto que dirige Roger Schmidt, técnico con el que ya se midió la Real cuando se enfrentó al PSV en Europa League, cuenta con grandes jugadores como Antonio Silva, Alexander Bah, Joao Mario, Arsnes, Kökcü, Neres o Guedes. Además, también dispone de piezas muy experimentadas como Otamendi y Di María.
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