Real Sociedad

Un quiero y no puedo constante

Ya no es casualidad. A este equipo le falta de momento gol, puesto que acumula más de 400 minutos sin perforar la red rival y eso que ayer jugaron sus tres delanteros centro, dos jugadores de banda como Becker y Kubo e incluso Sergio Gómez, que disputó su primer partido como lateral izquierdo.

Manifestó Imanol en la previa la posibilidad de jugar sin extremos para pasar al rombo que tan buen rendimiento le dio cuando Oyarzabal se rompió el cruzado. En aquel entonces era Silva quien ocupaba esa posición de mediapunta, y claro, nada es igual sin el canario. Los pases no son tan precisos. El ritmo no es tan veloz. Y eso que no estuvo mal Kubo en una nueva demarcación nueva para él por detrás de Óskarsson y Becker.

Estuvo mejor el neerlandés que el nuevo fichaje txuri-urdin, que realiza grandes movimientos pero de momento no tiene ocasiones como para rondar el gol. El desmarque a la espalda de la defensa que no consiguió empalar de volea con la izquierda es un claro ejemplo de ello. Aunque, quizás el gran envío de Zubeldia requería rematar con la cabeza y no con la pierna izquierda. Todo lo contrario Becker, transformado a una mejorada versión tras abandonar la banda.

Le estaba faltando clarividencia al extremo, que se apaga cuando se queda sin espacios. Más si cabe cuando juega por la izquierda y tiene que partir hacia dentro puesto que no tiene capacidad para centrar por fuera. Ayer jugó en punta junto a Óskarsson, y bien pronto tuvo una clara oportunidad con un buen pase de Aramburu. Le salió a su paso Hein, le superó por alto, pero no encontró portería. Era el minuto 2 y la Real ya había tenido una clara ocasión en un Zorrilla nervioso con su plantilla.

Lo peor para la Real es que no es un problema puntual. Acumula cuatro partidos consecutivos sin marcar, con sus correspondientes descuentos, y ya son cinco encuentros sin ganar para sumar cinco puntos de veintiuno, un bagaje muy pobre si se quiere pelear por sexta clasificación europea consecutiva. La mala noticia para los de Imanol es que ya se han cruzado con varios candidatos al descenso, dos de ellos que acaban de aterrizar en la Liga.

El Valladolid entregó el balón, consciente de que esa batalla la tenía perdida. Sin embargo, conocedor de los problemas de gol de la Real, Pezzolano cerró líneas y tan solo amenazó en un par de ocasiones. No obstante, la primera verdadera ocasión de peligro la tuvo Becker como más le gusta, con metros para correr. Un córner bien defendido terminó con un pase en largo de Kubo para que Becker en conducción se plantara solo delante del portero. Le cayó a la zurda, y claro, se le hizo de noche pese a que el partido era a las dos de la tarde.

Continuó amenazando la Real, también con un remate picado de Becker con gran parada de Hein, y si en la primera mitad tan solo Raúl Moro inquietó a Aramburu, los de Imanol trataron de hincar el diente. Merecía ganar al primer tiempo y mereció marcharse a casa con tres puntos. Pero esto es fútbol. Vuelves a perdonar, la que metes estás en fuera de juego y no queda más remedio que continuar trabajando para regresar a la victoria ante el Valencia, triunfo casi obligatorio.

Tiene Oyarzabal una zurda privilegiada y, si ante el Mallorca estuvo lejos del gol, salió y tuvo tres claras para abrir la lata. La más clara, ese gol en el que estaba ligeramente adelantado tras pase de Zubimendi, algo lento en la entrega. El salto de Zubeldia no pareció falta y el VAR tuvo que corregir al asistente para anular el gol. Tanto cuesta marcarlos y por milímetros no subió al electrónico del Zorrilla, que, al igual que Anoeta, empieza a impacientarse. Sin embargo, no hay color entre objetivos. La Real se volvió a encontrar, en juego y en forma, pero si no entra la pelotita no hay nada que hacer. Ahora toca un Niza que viene de meter ocho en Ligue 1. Hay que cortar la mala racha.