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Los jugadores se abalanzan sobre Sorloth tras marcar el segundo tanto, a la postre el que dio la victoria a la Real ayer en Anoeta. LUSA
EL AFILADOR

Los cañones de Navarone

Una apacible noche casi se convierte en drama y la Real sabe reaccionar con un gol de Sorloth. El vikingo vino para esto y marca a las primeras de cambio

RAÚL MELERO

Viernes, 16 de septiembre 2022, 07:44

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La semana pasada falleció Isabel II y la Real ganó en Mánchester. Esta, ha sido la actriz griega Irene Papas con 98 años y el equipo blanquiazul se deshizo del Omonia chipriota. Habrá que ver si en tres semanas hay una pérdida grave en la alta sociedad moldava... Hubo suspense en Old Trafford y casi en Anoeta. Lo evitó Alexander Sorloth, que salió para intentar dar aire y se convirtió en héroe después de que Bruno, minutos antes, dejara helados a los 28.000 y pico espectadores.

El aguacero trajo las peores noticias posibles. Un gol del Omonia Nicosia. Una entelequia visto lo que había sucedido en el césped hasta ese momento. La agradable tarde noche de Anoeta, con sol y manga corta, se convirtió en una pesadilla. Bruno hizo recordar las noches del Rijeka y del Sturm Graz. Ya lo había advertido el respetable. Algunos pitos habían sonado en el Reale Arena mediada la segunda mitad. «No mires hacia atrás, Real, mira hacia delante». La grada pedía un poco más. Más atrevimiento. Más regate. Más velocidad. Más triangulación. Se vivía gracias al cañonazo de Guevara desde la primer mitad, pero la hinchada, sabia, quería espolear a los jugadores. Vamos a meter el segundo por si las moscas.

Todo parecía en calma con la primera tacada de cambios de Imanol. Kubo, Navarro y Sorloth por Cho, Karrikaburu y Merino. Se notó en los primeros segundos. Más electricidad arriba. Una ocasión de Sorloth. Otra de Kubo. La grada se enciende. Desaparecen los pitos. Esta es la Real, va a llegar el segundo así.

Pues no. Pasó todo lo contrario y llegaron los momentos de nervios. En una acción sin aparente peligro, Bruno aprovecha una indecisión entre Aritz y Remiro que dejó helado al Reale Arena. Vuelven los fantasmas. No entendemos el idioma de Chipre. Los de Austria y Croacia, tampoco. El United ganando al Sheriff. Huele a drama dramorum, de la tercera declinación. Latín en este caso, no griego.

Nueve minutos de la tragedia a la comedia. Aunque pocos querían reír. Sorloth hizo lo que debe hacer. Marcar. Para eso se fichó a Sadiq, pero se le espera para la temporada que viene. La Real apretó los dientes, la grada empujó y los tres puntos se quedaron en casa para alegría blanquiazul. Y menos mal, porque un tropiezo ante el Omonia habría sido como si aquel comando británico ayudadopor Irene Papas en 1943 no hubiera neutralizado los cañones de Navarone. Quizá ahora mismo estaríamos hablando de otra cosa. Hoy, la Real sigue primera de grupo y lo de ayer debe servir para aprender.

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La Real Sociedad sabe reaccionar ante el Omonia con un gol de Sorloth