«Ante el CSKA de Sofía pagamos la novatada»
El irundarra es el jugador que más partidos ha disputado con la Real (599) y cree que el equipo tiene «calidad» para hacer frente a sus rivales en la Champions
Alberto Górriz (Irun, 16 de febrero de 1958) ostenta el récord de partidos disputados con la camiseta blanquiazul. Se quedó en 599, a uno solo de la mágica cifra de 600, en las quince temporadas que militó en el primer equipo. Disputó una decena de partidos de Champions y en todos ellos jugó los 90 minutos. Quitarle el puesto era misión imposible. «Nunca tuve una lesión y eso que jugaba siempre como titular. No sé qué es una rotura de fibras», proclama con orgullo. Central duro y expeditivo, a la antigua usanza, curiosamente sólo vio dos tarjetas rojas en su carrera. «La primera fue en el Bernabéu contra el Real Madrid. Nos expulsaron a la vez a mí y a Juanito. Íbamos ganando 0-2 y acabamos empatando 2-2. La otra fue en Atocha frente al Barcelona por una fuerte entrada a Maradona en una semifinal de Copa», rememora.
Recuerda con nostalgia la eliminatoria de dieciseisavos de Copa de Europa que enfrentó a los blanquiazules con el CSKA búlgaro, La ida se jugó el 16 de septiembre de 1981, en Sofía, y se saldó con victoria por la mínima del equipo búlgaro (1-0) gracias a un gol de cabeza de Jontchev en el minuto 89. La Real, dirigida por el añorado Alberto Ormaetxea, confiaba en la remontada en Atocha, con el apoyo del público, pero el marcador no se movió (0-0) y los blanquiazules quedaron eliminados. Por si fuera poco, José Mari Bakero sufrió en ese partido una grave lesión de rodilla que le mantuvo dos temporadas en el dique seco. «En la ida jugamos un partido muy serio, controlamos muy bien al CSKA en todas las zonas del campo. Ellos eran un equipo muy veterano, integrado por jugadores de edad que llevaban muchos años jugando la Copa de Europa. Contaban con mucha más experiencia que nosotros. No arriesgaron nada. Teníamos el partido controlado hasta que encajamos un gol en la última jugada, a punto de acabar el partido, en un balón aéreo –Jontchev marcó de cabeza en el minuto 89– . Fue verdadera mala suerte».
La expedición blanquiazul regresó a San Sebastián con el convencimiento de que la remontada era posible. Sólo había que marcar un gol en la vuelta para, al menos, igualar la eliminatoria... «El de Atocha fue un partido completamente diferente. Los búlgaros salieron al campo con una idea clara. Querían que no se jugase a fútbol. Valía todo. Cometieron multitud de faltas y pararon continuamente el juego. Era un equipo veterano y sabían lo que hacían en todo momento. En cambio, nosotros no contábamos con esa experiencia a pesar de que teníamos un buen equipo. Pagamos la novatada. Si les hubiéramos eliminado, habríamos adquirido más confianza y quizás hubiéramos podido superar alguna eliminatoria más, pero no fuimos capaces de hacerlo y nos quedamos fuera».
Górriz ve opciones a la Real de clasificarse para la siguiente fase de grupos, aunque admite que no será fácil. «Tengo una ilusión enorme. La Real ha confeccionado una buena plantilla y, a pesar de la baja de Silva, los refuerzos que han llegado también tienen calidad. Pero ojo con los rivales. El Benfica tiene un equipazo. En los últimos años la Liga portuguesa ha perdido un poco de 'glamour', pero siempre están ahí arriba. Es con quién nos vamos a tener que pelear para ser segundo de grupo. Al Inter le veo un punto por encima del resto, es un equipo muy competitivo. Además, les tenemos ganas de cuando nos eliminaron. Y el Salzburgo es un club con dinero, con jugadores jóvenes, y más asequible. Pero ojo, en la Champions no hay ninguna cenicienta».
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