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Beñat Turrientes golpea el balón con fuerza en el encuentro ante el Paris Saint-Germain.

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Beñat Turrientes golpea el balón con fuerza en el encuentro ante el Paris Saint-Germain. Arizmendi

Se acabó la obra, pueden aplaudir

Una Real que nunca estuvo cerca de meterse en la eliminatoria saca el orgullo para despedirse de Europa ovacionada por los suyos

Miguel González

San Sebastián

Martes, 5 de marzo 2024

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Se acabó la función y llega el momento del agradecimiento. Anoeta así lo entendió y despidió a los suyos de Europa por todo lo alto. La decepción por la eliminación, lógica por la diferencia entre los dos equipos, no empaña una trayectoria en la que los realistas han ofrecido momentos excelsos en Salzburgo, contra el Inter y frente al Benfica que les han traído hasta aquí. Para ir más lejos faltaron tres cosas: llegar en un buen momento a febrero, tener más suerte en el sorteo y el gol. Ver lo mucho que necesitó hacer la Real para marcar el de Merino es una metáfora de lo que ha sido una eliminatoria que estuvo igualada hasta el gol que concedió de córner allí. Después no ha habido más historia.

Tras una semana 'horribilis', con el palo de la Copa, la derrota en Sevilla y el adiós a la Champions, ahora toca rearmarse para afrontar en las mejores condiciones el asalto a la quinta clasificación continental consecutiva, algo que nunca ha conseguido el club en su historia. Escaso botín comparado con estar en la Cartuja o el brillo de la Champions, pero que con el paso de las semanas debe volvernos a ilusionar porque la pelea promete ser apasionante de nuevo.

Ocho cambios en el once. Imanol sabía el sábado en Sevilla que debía dar descanso a su once titular si quería plantar cara al PSG. No para superar la eliminatoria, sino para que no le pasara un tanque por encima. De este modo, formó con una alineación con ocho novedades respecto a la de Sevilla, en la que que solo repitieron de inicio Remiro, Zubeldia y Zubimendi. Completaron el equipo Traoré, Le Normand, Galán, Merino, Brais, Kubo, Oyarzabal y Becker. La única incógnita residía en saber quién formaría en la izquierda y finalmente fue el neerlandés, al que el técnico había cuidado en los dos últimos partidos, el que arrancó por delante de Barrenetxea. Aunque este aportó más en media hora que el otro en 60 minutos.Remiro; Traoré, Zubeldia, Le Normand, Galán; Zubimendi, Merino, Brais; Kubo, Oyarzabal y Becker.

Real Sociedad

Remiro; Traoré, Zubeldia (Pacheco, m.75), Le Normand, Galán; Zubimendi (Olasagasti, m.83), Merino, Brais (Turrientes , m.60); Kubo, Oyarzabal (André Silva, m.75) y Becker (Barrenetxea, m.60).

1

-

2

PSG

Donnarumma; Hakimi (Soler, m.81), Lucas, Beraldo, Mendes (Mukiele, m.60); Vitinha, Zaire-Emery, Fabián (Ugarte, m.75); Barcola (Lee Kang-in, m.46), Dembelé (Kolo Muani, m.81) y Mbappé.

  • Goles 0-1 min. 15: pase de Dembélé a Mbappé que marca tras desembarazarse de Zubeldia. 0-2 min. 55: Lee Kang-In profundiza hacia Mbappé, que resuelve por el palo corto. 1-2 min. 88: disparo de Turrientes que desvía Donnarumma y Merino marca en el rechace.

  • Árbitro Michael Oliver inglés, asistido en las bandas por Stuart Burt y Daniel Cook. Amonestó a Kubo y Zubeldia de la Real y a Mendes, Hakimi y Dembélé del PSG.

  • Incidencias 39.336 espectadores en el Reale Arena, nuevo récord de asistencia. Ambiente extraordinario en la grada con un tifo único al saltar los equipos al campo.

En el PSG la principal novedad estuvo en la retaguardia, ya que Marquinhos acabó con molestias el entrenamiento de la víspera y su puesto en el eje de la zaga fue ocupado por Beraldo para hacer pareja con Lucas, jugando en el lateral izquierdo Nuno Mendes, que llevaba diez meses de baja por la rotura del tendón del bíceps femoral. El resto del equipo fue el mismo del Parque de los Príncipes, tanto en el centro del campo como en la delantera.

Iniciar atrás o jugar en largo. La Real afrontó el partido con una diferencia importante respecto a la ida, y es que necesitaba jugar algo desde atrás para tratar de atraer al PSG y desde ahí generar espacios. Allí le fue bien con la receta de sacar siempre en largo, incluso superando la espalda de la defensa contraria para ir luego a presionar en campo contrario. Anoche la primera vez que se dio esa situación fue pasada la media hora.

Hasta entonces las soluciones de la Real eran dos: que Remiro buscara a Merino para que ganase el duelo por arriba a Vitinha, algo que funcionó tras el 0-2 cuando el rival se relajó, o iniciar en corto, pero la presión del PSG al hombre en campo contrario fue muy intensa y no dejó maniobrar nunca con comodidad a los realistas. Superar con balón a jugadores más rápidos que tú en individual es complicado y para que entre en funcionamiento el colectivo hace falta que, por lo menos uno, gane a su par en alguna zona del campo. En París fue Kubo con Beraldo, pero anoche esa ventaja no apareció por ningún lado salvo al final con Merino por arriba. Así que fue imposible que la Real se estirase con peligro en la primera hora.

Mbappé, una pesadilla. Si a ese contexto le añades que el contrario juega con el mejor futbolista del mundo, la empresa se complica bastante. Más si en defensa no rayas a un nivel sobresaliente. Para el minuto nueve el astro francés ya había dejado sentado a Traoré para dar un gol hecho a Barcola de no ser por el paradón de Remiro. Eso sí, al cuarto de hora no perdonaría Mbappé.

Remiro buscó en un saque de meta a Merino pero el balón lo ganó Vintinha para habilitar solo a Dembélé desenganchado en zona intermedia. Le costó nada dibujar el pase perfecto al espacio para Mbappé entre Zubeldia y Traoré. La línea defensiva tampoco era la perfecta como para provocar fuera de juego. Zubeldia dudó, le dio un metro de más y el '7' galo la colocó al palo largo con un zapatazo inapelable.

Antes del descanso aún pudo ser peor porque en una acción en la que Le Normand anduvo bastante más lento que Barcola, éste se coló hasta línea de fondo para asistir atrás a Mbappé pero Remiro desvió providencial con la punta del pie a córner. Lo mejor de la primera parte fue el resultado, porque la Real apenas llegaba a las inmediaciones de Donnarumma más allá de un intento lejano de Kubo y algún centro de Becker a pierna cambiada buscando el desorden en área.

Arranque de orgullo. Por si las moscas, Mbappé dio un nuevo zarpazo tras el descanso aprovechando que Zubeldia tuvo dudas para tirar la línea un metro más. Parecía que el final sería trágico pero la Real apeló al orgullo y tras la entrada de Barrenetxea y Turrientes mejoró en campo contrario a partir de los balones ganado por arriba por Merino.

Fue media final en la que coleccionó ocasiones, se le anuló un gol a Barrenetxea bastante dudoso tras un buen servicio de Zubimendi, Donnarumma trabajó más que en el resto de la eliminatoria y Merino marcó el tanto del honor. Menos da una piedra.

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