Andueza y Otegi escenifican hoy el deshielo de su relación en un primer encuentro oficial

El encuentro buscará espacios de diálogo, aunque en ambas formaciones se es consciente de que se trata de un territorio bastante acotado y espinoso: los márgenes de acuerdo son muy difíciles. El PSE no está por un tripartito de izquierdas que amenace el principio de la estabilidad en la política vasca, con independencia de que tras las próximas municipales puedan fraguarse acuerdos puntuales en determinados municipios. En este momento, EH Bildu tiene pactos locales con los socialistas en Irun, en este caso con un gobierno de coalición en el que está Elkarrekin Podemos; en Eibar, y en Durango.

El acuerdo presupuestario con el Gobierno Vasco marca también una dinámica de relativo acercamiento mientras que en Madrid, pese a la interlocución normalizada con el Gobierno de Pedro Sánchez, el desacuerdo por la reforma laboral muestra una relación conflictiva pero que no se ha roto en ningún momento.

El encuentro encierra un alcance en el proceso de normalización de Euskadi. Después de tiempos dándose la espalda, con el terrorismo de ETA en activo, PSE y EH Bildu mantienen desde hace años una comunicación discreta. En buena medida, el diálogo fue en su momento auspiciado por el expresidente del PSE, Jesús Eguiguren, con el mismo Otegi, en el caserío Txillarre. Después, los contactos han proseguido en otros ámbitos.

Tanto el PSE como EH Bildu reconocen que, por ahora, el marco de relación entre ambos es el que es y a corto y medio plazo no hay madurez para alumbrar pactos de gobierno. Los socialistas no lo contemplan, aunque teóricamente la hipótesis de una alternativa de izquierdas está sobre la mesa, y también el temor a seguir engordando al PNV. Pero hay otros intereses superiores. El PSOE ya ha hecho saber a Andueza su opinión refractaria a cualquier aventura con EH Bildu que no sería comprendida en el resto de España. Incluso en el PSE es un asunto que genera debate, aunque, a largo plazo, nadie cierra las puertas a nada.

«En este país las cosas están cambiando muy rápidamente», señala un cuadro del PSE, que reconoce que una parte sensible de la organización rechaza cualquier acuerdo de gobierno con EH Bildu hasta que la izquierda abertzale no realice de una vez una autocrítica sobre lo que supuso la violencis de ETA. En todo caso, la opción de un recambio alternativo de izquierdas opera también incluso para negociar con el PNV desde una posición de mayor fuerza. O, simplemente, para evitar la tentación de un nuevo frente abertzale entre el PNV y EH Bildu que desplazase, por ejemplo, a los alcaldes socialistas.

En EH Bildu se asume la complejidad del escenario. La izquierda abertzale ha superado, al menos teóricamente y en parte, su histórica pretensión de desplazar del poder municipal al PSE y defiende que el relevo generacional puede propiciar un acercamiento. Pero la formación de Otegi se apunta más al paisaje de una 'geometría variable' de pactos. En unos lugares con Elkarrekin Podemos, en otros con el PNV, pero también con el PSE, partido al que quiere aproximar a la defensa del derecho a decidir. La otra hipótesis es que EH Bildu quiera enredar con la amenaza de un tripartito de izquierdas para 'mover' al PNV y forzarlo a que pise el acelerador soberanista.