Estíbaliz Garmendia, Maite Pagazaurtundúa y Fernando Savater, el pasado domingo en Andoain.

Los 'Pagaza' reclaman a la ponencia de Memoria que no avale el relato de Bildu

Envían una carta en la que califican de «grave error» que el foro trate de llegar a acuerdos con una organización como Bildu, «que sigue sin repudiar a ETA ni su pasado»

A. GONZÁLEZ EGAÑA

Martes, 7 de febrero 2017, 07:17

La familia de Joseba Pagazaurtundúa pide a los futuros miembros de la recién aprobada ponencia de Memoria y Convivencia que no avalen el relato de la izquierda abertzale. Estíbaliz Garmendia y Maite e Iñaki Pagazaurtundúa, viuda y hermanos del jefe de la Policía Municipal de Andoain asesinado por ETA el 8 de febrero de 2003, les han enviado una carta en la que califican de «grave error» que, en aras a la búsqueda de amplios consensos, el citado foro parlamentario trate de «llegar a acuerdos con una organización como Bildu, que sigue sin repudiar a ETA ni su pasado».

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  • LEY DE VÍCTIMAS

  • Artículo 8. Apartado 2 «El derecho a la memoria tendrá como elemento esencial el significado político de las víctimas del terrorismo, que se concreta en la defensa de todo aquello que el terrorismo pretende eliminar para imponer su proyecto totalitario y excluyente

Los Pagazaurtundúa consideran que el denominado 'suelo ético' en el que se sustenta la creación de la ponencia de Memoria y Convivencia, que se constituirá este mes en el Parlamento Vasco, supone «una rebaja» de las condiciones que recoge la ley de Reconocimiento y Reparación de las Víctimas del Terrorismo, de junio de 2008. Este foro, cuya constitución fue aprobada en el pleno del pasado jueves con el apoyo de PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PSE-EE, no contará, tampoco en esta legislatura, con la presencia del PP, que votó en contra de su creación.

En su misiva, los Pagazaurtundúa ven «con preocupación» que la ponencia tenga la «tentación de adecuar las narrativas y las políticas públicas de nuestra reciente historia con el fin de hacerlas aceptables a fuerzas y sectores que protagonizaron sistemáticamente el adoctrinamiento en el odio político». Del mismo modo se refieren a las políticas públicas «para el olvido, también indiferente de quienes se resignaron, y tantas veces consintieron el mal, como espectadores indiferentes o atemorizados».

Comparten, como señaló recientemente el lehendakari, que sigue siendo necesario reiterar que «el principal mal que ha padecido la sociedad vasca» ha sido el terrorismo de ETA, y que «ningún otro tipo de vulneraciones puede enmascarar esa realidad». Pero le reprochan, sin embargo, que no parece que «los hechos las acrediten». Es más, a su juicio, hace ya varios años que el espíritu del artículo 8. 3 de la ley de Víctimas, -el que cita, textualmente, que «el mantenimiento de la memoria y del significado político de las víctimas del terrorismo constituye además una herramienta esencial para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo»-, se escamotea «consciente y sistemáticamente». En ese sentido, avisan de que el disimulo no hará que se afronte «el gran tabú, que es el problema del odio político antiespañol en Euskadi».

Los 'Pagaza' alertan de que, frente a la banalización del mal que se causó a las víctimas del terrorismo, no caben «posturas contemporizadoras», sino diseñar políticas que acometan y expliquen «con claridad» las raíces de la exclusión social del otro y su posterior expulsión o asesinato. Lamentan, además, que resulte «extraordinariamente fácil ser tan bondadoso con los crueles y tan indiferente con sus víctimas».

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«Como malos educadores»

En la carta denuncian también que el adoctrinamiento de algunos niños en ese mismo odio y los recibimientos «como héroes» a asesinos o colaboradores en gravísimos delitos, «ante la pasividad de nuestras instituciones» impiden en algunas víctimas realizar la reparación pendiente y un duelo necesario. A su juicio, «suponen una afrenta y la banalización de la persecución política que sufrieron tantas personas a las que se expulsó de sus casas y municipios». Preguntan, además, a los miembros de la ponencia si actuarán «como los malos educadores» que expulsan a la víctima del acoso escolar de su entorno, «mientras despliegan todos los disimulos para que los acosadores se sientan cómodos, tapando el escándalo y causando el perverso efecto de que la violencia es útil».

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