Una locura deslumbrante

Puede que esta función caiga ya en las últimas fechas de la temporada de verano, que tampoco sea una de las obras de Shakespeare más conocidas y hasta que las depresiones de fin de vacaciones aconsejen sofá. Pues bien, resulta que esta versión de 'La comedia de los errores' es simplemente una locura deslumbrante. Un despiporre que distribuye a manos llenas inteligencia y atrevimiento, que convierte una historia más dada al enredo clásico, en el que al poco rato ya suele estar todo el pescado vendido, en una fiesta circense donde no paran de salir conejos en forma de sorpresas.

El montaje, con unos trabajos de adaptación del texto y de dirección extraordinarios, funciona como una máquina de repartir golosinas del mejor teatro. Aquí la trampa y el cartón juegan a favor. Se sale con regates de futbolista brasileño de los obstáculos que la trama contiene, les da una vuelta más y se los sirve al espectador con el poco habitual pensamiento de que este es un ser pensante al que no hay que darle todo recocido.

A la fiesta le faltó público para ser completa. Lo único, porque los seis actores hacen un excelente trabajo en una locura atlética de personajes que van y vienen y se desdoblan, logrando que lo enrevesado se convierta en una ayuda y no en un problema. Aquí se rompe la cuarta pared y lo que haga falta para crear una celebración del gusto por el teatro que va a dejar temblando de alegría para bastante tiempo el escenario del Victoria Eugenia.