Ver 36 fotos
Incendio en Nochevieja
«Así me ha dejado la casa el que me tiró el cohete»DV entra en la vivienda de Errenteria calcinada por el incendio de Nochevieja. La tragedia pudo ser descomunal. En el piso había tres bombonas de butano
Que quien o quienes lanzaron el cohete, bengala o lo que fuera, vean las consecuencias de sus actos. ¡Que sean conscientes de cómo me han arruinado la vida en un momento!». Aún sobrecogida por el trauma de ver su hogar calcinado en un 80%-90% y con la intranquilidad de desconocer qué va a ser de ella y su pareja mientras esperan las decisiones de los peritos y seguros, Sheila Santiago invita a DV a visitar su vivienda. Es el 13ºC del portal número 4 de la calle Sorgintxulo de Errenteria, el piso más afectado por el incendio provocado en ese bloque en Nochevieja por el lanzamiento de un artefacto pirotécnico. «Para ver si de una vez por todas la gente toma conciencia. Son imprudencias que no se pueden permitir. Que arruinan vidas», insiste. «No entiendo cómo puede seguir habiendo gente tan descerebrada después de lo que pasó hace diez años en Trintxerpe o lo que se ve casi todas las nocheviejas en alguna parte».
Un fuerte olor a humo y materiales quemados azota aún el olfato nada más abrir la puerta del ascensor. Pasan escasos minutos de las 16.00 horas de ayer, 3 de enero. Han transcurrido 64 desde el incendio. En la sala, un reloj de metal deformado por las altísimas temperaturas que se registraron en el lugar y que ahora parece una obra de Dalí, marca las 00.35. Presuntamente el momento en que las llamas alcanzaron esa parte de la casa, de unos 90 metros cuadrados. Para entonces el fuego había arrasado totalmente durante más de media hora un balcón, una habitación y un cuarto de baño, y dejado en estado muy deteriorado e inhabitables otros dos dormitorios, el pasillo y un segundo baño.
La cocina, punto crítico
La fortuna quiso que los bomberos sofocasen el incendio cuando este devoraba la sala, antes de que alcanzase la cocina, que da a un balcón idéntico al que prendió. Y a la misma fachada. Ahí había tres bombonas de butano. Una alimentando la cocina de gas y dos guardadas convenientemente en armarios de metal en el balcón. «Si en lugar de en el balcón de la habitación del fondo el artefacto cae en este, imagina lo que podría haber pasado», apunta Hugo, pareja de Sheila. Un eventual escape o explosión de las bombonas por el fuego podría haber causado una tragedia descomunal.
Por lo que les dijeron los bomberos y viendo la evolución de los destrozos, Sheila y Hugo creen que la bengala o cohete cayó en el balcón y prendió lo que ahí había: una cómoda con zapatos y adornos de Navidad, una bici, botellas de agua y cervezas. «No teníamos ropa tendida, porque esta parte da a las cocinas», aclara Hugo.
Noticia relacionada
Al menos ocho vecinos han presentado denuncia
¿Cómo pasó el fuego del balcón a la habitación? «La puerta balconera estaba cerrada. Pero el marco es de madera, así que supongo que a través de ahí o porque reventaron los cristales», especula. Y ahí las llamas se desataron, al alcanzar un armario repleto de ropa, la cama y el canapé. Elementos que a duras penas se adivinan ahora en un mar de escombros.
Sheila recorre el hogar familiar en el que se ha criado y habitado durante sus 45 años. Vive en una montaña rusa de emociones, propia de quien acaba de sufrir un shock. A ratos llora, a ratos hace chistes. «Si no me tomo algunas cosas con humor, esto sería insufrible», alega.
Durante 90 minutos repasa recuerdos y vivencias. «Lo que más me duele es haber perdido objetos personales de seres queridos que ya no están», apunta. Entre lo que se ha salvado, una página de DV del 19 de febrero de 2023 en la que aparece con motivo de un reportaje sobre el Carnaval. Y es que Sheila es una habitual del desfile de Donostia como integrante de la comparsa Fama. Lo que sí se han quemado son «un montón» de trajes de Carnaval que guardaba en casa.
La pareja se ha mudado temporalmente a la casa de la madre de Hugo, en Intxaurrondo, donde se encontraban la fatídica noche de Año Nuevo. La vivienda tiene vistas al puerto de Pasajes, y ambos recuerdan cómo tras las uvas criticaban cómo en San Pedro se estaban lanzando bengalas. «Comentábamos que era inaudito tras lo de Trintxerpe, y mira por dónde, a los pocos minutos nos avisa la hija de una vecina de que se está quemando nuestra casa».
Ahora esperan a que «el seguro o alguien» les ofrezca una solución habitacional. «No podemos estar con mi madre hasta que se reforme la casa por completo. Estas cosas son muy lentas».
De vuelta a la calle, en el portal Sheila y Hugo reciben el cariño y apoyo de los vecinos con que se cruzan. Ella se despide con un deseo. «Solo espero que la Ertzaintza descubra al o los culpables y no se vayan de rositas».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión