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Unanua: sorginas, fuentes y aguas milagrosas
Desde su cima a 650 metros de altitud se puede divisar las localidades de Bortziriak, Aiako Harria, Izu, Bianditz, Mendaur, Ekaitza, Bianditz...
El fuego, el agua, las flores, ramas de fresno y de espino albar,... forman parte de numerosos ritos vinculados al día y la noche del solsticio de verano en Navarra y toda Euskal Herria. El poder del fuego ha hecho que durante generaciones se enciendan hogueras, en este caso la víspera de San Juan. A dichas hogueras solían arrojarse las hierbas benditas de otros años, enramadas de saúco, los ramos de laurel, las san juan belarrak. Otra tradición arraigada es la de colocar, en la mañana del día de San Juan, cruces de ramas de fresno a ambos lados del atrio de las casas o sobre la puerta. Una tradición arraigada es la de colocar, en la mañana del día de San Juan. También se realizaban pequeñas cruces con fresnos y espinos que se colocaban en los dinteles o puertas de los caseríos y bordas, protegiéndolas de los rayos y otro tipo de males.
El agua es otro de los elementos sagrados en un día como el de hoy. Según la creencia popular en la noche y en especial en la madrugada del día de San Juan el agua adquiere poderes curativos. Determinadas fuentes, riachuelos, o el mismo rocío en los verdes campos atraían antes de la salida del sol, el sol, símbolo de luz y calor, para «sanarse» o «sanjuanarse».
Uno de los lugares más conocidos por los ritos del solsticio de verano se sitúa en Igantzi (Navarra). Según la tradición, «el agua de San Juan Xar sirve para curar enfermedades cutáneas. Por eso, mucha gente bebe de las 3 fuentes que hay, o moja trapos con estas aguas, luego los frota contra la piel y los vuelve a dejar alrededor de la fuente. Otra de las peculiaridades de San Juan Xar es la presencia del carpe blanco o carpe europeo, una especie que en pocos sitios crece de forma natural».
Información MIDE
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Acceso Seguir la N-121-A hasta la saldia de Arantza/Igantzi desde la que se accede a Igantzi.
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Horario El recorrido ronda las 4 horas. Hay algunos tramos con una considerable pendiente. Interesante contar con un track si no se conoce la zona. Hay zonas sin marcas.
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Distancia 12,21 km
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Desnivel positivo 596 m
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Severidad del medio 3
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Dificultad orientación 3
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Dificultad del terreno 2
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Esfuerzo necesario 3
La fuente curativa de Bortiziriak se encuentra entre las localidades de Igantzi y Arantza, dentro de la reserva Natural de San Juan Xar, declarado como tal en 1987, «por atesorar el único bosque autóctono de carpes o Carpinus betulus, también conocidos como abedulillos, de la península», aunque en la zona también, se pueden ver castaños centenarios, arces, robles y los sagrados fresnos.
Además, muy cerca, dentro de la reserva, se encuentra la ermita de San Juan Bautista, dentro de una cueva natural que contiene una enorme imagen de San Juan Xar, representado como un hombre de larga barba con un bastón en una de sus manos y a sus pies se pueden ver numerosos ramos de flores y plantas, y junto a un altar de piedra se encuentra una enorme cruz metálica.
Se trata de una cueva escarbada en la roca, con tres fuentes en la parte baja. En este caso, el agua que mana de este punto la creencia popular le atribuye poderes curativos contra las afecciones de la piel así como algunos otros. El Día de San Juan, el 24 de junio, es tradición acudir a la Reserva Natural de San Juan Xar. Según el rito, «hay que beber de los tres caños de agua, hay que empapar el pañuelo con agua de las tres fuentes y después frotar la parte afectada. Finalmente, se abandonan los pañuelos en los alrededores de la fuente. Transcurridos unos días el cura los recoge y los quema». Al parecer esta costumbre es muy antigua y según las creencias populares «antes de que llegara aquí la imagen de San Juan Bautista, los rezos y las ofrendas eran para las lamiak, ninfas que, según la mitología vasca, habitaban esta zona desde los albores del tiempo».

La ermita de San Juan Xar está ubicada en las inmediaciones del río Latsa. Igantzi es el pueblo más pequeño de la comarca de Bortziriak. En su término municipal se incluyen los barrios de Berrizaun, Frain, Irisarri, Elutsa, Piedadeko Gaina, Sarrola y Unanua.
Precisamente esta salida nos conduce al monte Unanua. El balcón perfecto de Bortziriak, desde el que se puede disfrutar de gran parte del valle con sus precisos pueblos y montes, en cuyas laderas la actividad frenética por almacenar pasto para el invierno muestra la importancia de sector primario para sus habitantes. Actividad que nos permite disfrutar de esas preciosas estampas en las que los enormes caseríos, cuidados al extremo y decorados con vistosas flores y plantas, nos recuerdan el vínculo de sus habitantes con la tierra y la casa familiar. Un regalo para la vista poder pasear por las calles de Igantzi en la que la piedra rosada se mezcla con el blanco de las paredes, mientras la madera destaca como elemento clave de dichas construcciones.
Junto a ríos y bosques
La ruta de esta semana nos lleva desde la antigua piscifactoría de Arantza hasta la cima de Unanua (650 m.), desde donde podremos disfrutar de unas magníficas vistas. Tras aparcar junto al edificio, atravesáremos un puente siguiendo la pista cementada de la derecha. La pista avanza paralela al río Ladondo Arrata que marca el ritmo de la caminata mientras pasamos junto a los caseríos de la zona Behekoerrota. El paso del agua rompe el silencio del lugar, un rincón con una energía especial que nos envuelve a cada paso. Antes de tomas el camino empedrado a San Joan Xar, vemos a nuestra derecha una enorme casona de tejado a cuatro aguas y unas ventanas que llaman nuestra atención. «Se trata de la casatorre Aranibar, uno de los linajes más poderosos del reino de Navarra. Se trata de una construcción cúbica, de piedra de sillería, perteneciente al gótico tardío. Mantiene una fachada original dividida en tres cuerpos. En el piso inferior se abre una puerta apuntada, con dovelas de piedra, flanqueada por ventanas, en forma de saetera, de claro carácter defensivo. El piso central presenta dos ventanas rectas, mientras que en el nivel superior se suceden una ventana apuntada y dos adinteladas. Todo el perímetro del último cuerpo aparece rodeado por una hilera de canes lisos cuya función sería soportar el peso de la cubierta original».
Recuperamos el camino hacia la fuente mágica a la que llegamos siguiendo el sendero entre árboles que nos cobijan del calor veraniego. Cumplimos el rito de beber de los tres chorros y emprendemos el camino por el sendero que nos conduce hacia Igan-tzi. A partir de ese momento comienza el ascenso a Unanua, una subida con una pronunciada pendiente que no nos da tregua, pero mientras recuperamos aliento disfrutamos de las vistas. Una pista que se transforma en sendero en algunos tramos alcanzamos la cima desde donde las vistas son espectaculares. Aiaka Harria, Larrun, Bianditz, Mendaur, Ekaitza, Izu,... son solo los primeros de una larga lista de montes que se divisan desde su buzón. Un lujo poder respirar ese aire fresco con un toque a salitre.
Comenzamos el descenso que nos conduce a la borda de Unanua, para seguir la pista forestal que seguimos, con una fuerte pendiente, hasta llegar a un cruce con una alambrada en frente. No encontramos marcas en este tramo, pero siguiendo un track tomamos a la derecha para llegar avanzar y llegar a las bordas y caseríos de la zona. Seguimos la vieja calzada y llegamos a nuestro punto de partida. Un placer.
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