Udalatx, el gran escaparate de la muga

A la sombra de las encinas, el paseo de esta semana a Udalatx (1.120 m.) ha resultado más llevadero, porque este monte gris donde los haya, no perdona a quien se aventura a subirlo. La recompensa bien merece la pena, pero la pendiente, se suba por un lado u otro, pone a prueba la fortaleza de las piernas de los senderistas mientras el sol castiga como debe ser a estas alturas del año.

El barrio de Udala de Arrasate es el punto de partida más habitual para alcanzar su cima. Un bonito barrio rural en el que según datos recientes residen alrededor de 40 personas, aunque a mediados del siglo XIX, eran 133 los habitantes que disfrutaban de la tranquilidad del lugar. Pascual Madoz recogía en sus libros: «Udala: anteigl. y barrio en la prov. de Guipúzcoa, part. jud. de Vergara, dióc. de Calahorra, térm. de Mondragon (1/2 leg.) sit. á la falda meridional de la famosa peña de su nombre, en suelo elevado y costanero; clima saludable, reina el viento NO. Tiene 17 casas esparcidas en cas.; igl. parr. (San Estéban) servida por un cura beneficiado, de provision del diocesano, previo concurso, y una fuente de aguas muy cristalinas. El térm. confina N. Elorrio (prov. de Vizcaya); E. Mondragon; S. Garagarza, y O. Arrazola (la citada prov.) El terreno es de buena calidad, y gran parte de él lo constituye la deh. que desde jurisd. de Arrazola llega hasta el térm. de Mondragon, poblada de gruesos encinos, robles y hayas. prod.: trigo, maiz, castaña, lino, habas, judias y nabos; cria ganado vacuno, lanar y cabrio; caza de liebres, perdices, zorros y algun jabali en la peña de Udala, donde se crian tambien esquisitas setas y yerbas medicinales. pobl.: 22 vec., 133 alm. riqueza imp.: con Mondragon (V.)».

Bonito rincón de Gipuzkoa donde los haya bien merece una visita para además de sus caseríos, entre los que se encuentra Erregena que conserva el escudo familiar o Leorraga, documenta do desde el siglo XVI. Además se puede conocer la iglesia de San Esteban. Cuentan que el techo de esta iglesia lo construyó el maestro cantero Juan Bautista de Salturri en 1609; el altar mayor, en cambio, Antio Antia y Manul Olaran en 1763. Tiene portada románica. Las fiestas se celebran el 3 de agosto.

Muy cerca del casco urbano de Udala, debidamente señalizado, nos encontramos con otro bonito tesoro del barrio, su lavadero. No nos cuesta imaginar a aquellas mujeres y niñas que hasta el final del siglo XIX limpiaban la ropa, colocadas en las piedras que se encuentran en los bordes de la poza. Un trabajo muy pesado que las jornadas veraniegas serían más llevaderas, pero los días de frío cortarían sus manos como cuchillas. El lavadero principal de Udala consta que fue construido a principios del siglo XX, igual que la mayoría de lavaderos de los barrios arrasatearras.

Ya en la cima, a sus pies, se pueden observar las ruinas de la ermita de la 'Sancta Ascensión de Nuestro Señor a los Cielos' de Udalatx, situada a 1.020 metros sobre el nivel del mar. La más alta de Arrasate y seguramente de Gipuzkoa. Esta «fuerte basílica de cantería», como la describía Esteban de Garibay en el siglo XVI, se erguía en el pequeño llano, orientado al sur, existente entre las dos cruces.

En la actualidad de aquel templo religioso de nave única se pueden contemplar los restos arquitectónicos de su planta rectangular de 20 por 6 metros, con 5 contrafuertes -de 1,55 por 1,50 metros de grosor- en cada una de las fachadas orientadas al suroeste (principal) y noreste (posterior). Recogía Kepa Oliden en una crónica para este periódico que el altar debió de estar adosado al muro sureste, que como todas las restantes paredes ronda un metro de grosor. Al parecer, los frailes que vivían en la ermita de Udalatx «atraían las bendiciones sobre los campos mediante conjuros y oraciones y cuando abandonaron definitivamente el monasterio», y está recogido que «vinieron tempestades desusadas, fríos... y en los 7 años siguientes no maduraron los maíces y hubo pésimas cosechas en toda la comarca».

Pedro Rodríguez de Ondarra, miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, recogió la leyenda de que «los ermitaños que vivían en la Ascensión solían refugiarse en el caserío Salturri cuando eran acosados por las fieras en los fríos y crudos inviernos».La devoción de los arrasatearras debía estar muy arraigada, ya que a pesar de que un visitador sinodal de la sede episcopal de Calahorra ordenaba en 1713 poner fin a las procesiones «porque la gente solía ir comiendo, charlando y sin la debida reverencia», los vecinos de Gesalibar, Garagartza y Udala continuaron subiendo hasta entrado el siglo XX. En 1733 el Obispado de Calahorra reiteró la prohibición y ordenó el cierre de la ermita y años después, el templo fue demolido, en 1773 concretamente.

La aspereza de la subida a la peña de Udalatx es innegable, pero la belleza del lugar y las vistas merecen la pena el esfuerzo de una salida que recomiendo hacer con calma y bien surtidos de agua en una jornada solariega. Partimos desde el parking del barrio de Udala y seguimos las marcas blancas y amarillas que nos dirigen por una pista dfotestala primero hasta la fuente de Besaide y después al monumento en recuerdo de todos los mendizales vascos. Las vistas de Anboto y los montes aledaños son espectaculares.Desandamos un tramo del camino que nos ha conducido hasta el monumento y comenzamos la ascensión hasta nuestro objetivo de esta semana. Seguimos la pista forestal, que debemos abandonar al alcanzar un hito de piedras al lado del camino. Comienza la pendiente permanente hasta el buzón de Udalatx.

La cima nos guía hasta su punto más alto, ya que al comenzar la ascensión desaparecen las marcas de pintura y solo los hitos de piedras colocados por los senderistas, nos guían hasta nuestro objetivo.No hay pérdida, aunque siempre se agradece un punto de referencia en esa subida que se puede considerar más que exigente por la pendiente que registra. El paso de los aficionados a las marchas por el monte ha dejado rastro de estrechos senderos que seguimos sin gran dificultad, entre los montones de piedras grises que se han desprendido de la peña de Udalatx.La falta de aire es una excusa perfecta para parar un momento y disfrutar de las preciosas vistas que se abren miremos a donde miremos. Anboto, Gorgomendi o Aloña, Kurutzebarri, Oiz, Murugan... son solo algunos de los montes que podemos ver.

Todo un espectáculo, que nos anima a seguir nuestro camino hasta alcanzar la cueva de Mari, tras atravesar una zona de muchas ortigas. La cavidad sirve de cobijo a las ovejas que pastan por la zona y cabras.

Seguimos nuestro camino y pronto tocamos la cruz de Udalatx, situada junto a la mesa de orientación y buzón.

El descenso lo realizamos por el otro lado y seguimos el sendero que nos conduce al bosque de encinas, hasta llegar al lavadero y desde allí regresar a Udala.