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Amarillos, ocres, naranjas, cobrizos, marrones... son los tonos del otoño. Tonos que nos están dejando preciosas estampas en nuestros bosques, en incluso en zonas como la sierra de Entzia se han mezclado con el blanco de los primeros copos que han caído antes de la llegada del invierno. Cimas como Txumarregi (1.098 m.) son un perfecto balcón desde el que las vistas son insuperables, incluso cuando un denso manto blanco cubre los bosques de robles centenarios que se extienden a nuestros pies. Una estampa a pesar de todo bucólica, en la que disfrutamos de las magníficas vistas en las que se ven los picos de Aizkorri-Aratz, entre otros muchos.
No en vano, la sierra de Entzia es la continuación occidental de la navarra sierra de Urbasa. Este espacio natural de 4.991,4 hectáreas se encuentra, por lo tanto, en el borde nororiental del territorio alavés y es muy cómodo de visitar, pues se trata en su mayor parte de una altiplanicie cercada en los flancos norte y sur por sendas líneas de cresta, con bruscas caídas a la Llanada Alavesa, por un lado, y al valle de Arana por otro.
Txumarregi, el destino de esta semana, se encuentra entre bosques de robles, hayas, abetos, quejigos y hayas, que dejan terreno a la zona de pastos en el altiplano, a unos 1.000 m de altitud, una zona de pastos y matorrales de brezo-enebro que impresiona en cualquier época del año. En otoño, nos ha enamorado y sorprendido con la cantidad de agua que brota por cualquier rincón. Durante nuestro recorrido nos acercamos al nacedero del río Zadorra donde el agua brota con fuerza. La elgoibartarra Inma Mugerza, hidrogeóloga, conoce a la perfección el terreno y los secretos que divulga en sus charlas y recorridos que realiza con grupos interesados en conocer los secretos que salvaguarda nuestro subsuelo, mientras descubrimos que la sierra de Entzia cuenta con numerosos acuíferos repletos del preciado bien, el agua.
Mugerza, nos ofrece una clase magistral sobre las rocas, bosques de robles centenarios, musgos y esas líneas de rocas metamórficas que caprichosamente, o no, son verticales en Aratz mientas en la zona Mirutegi son horizontales. Su edad, al parecer, marca uno u otro aspecto, pero lo interesante es descubrir los detalles de su formación, así como otros muchos aspectos importantes que compartirá en la salida que realizará el día 23 desde Okariz para escudriñar los encantos de robles centenarios, nacedero de Zadorra y otros rincones. Destacar que Okariz está poblado por 508 árboles de más de 5 siglos de antigüedad, superando, algunos de ellos, la friolera de 1.500 años.
Por otro lado, el Zadorra nace al Este de Salvatierra, en el manantial de Los Corrales, a unos 1.045 m. de altitud, próximo al puerto de Opakua, en el término municipal de San Millán. Se trata de una cuenca muy amplia (de unos 1.370 km2), con una morfología muy irregular, y anchuras, medidas perpendicularmente al cauce principal, superiores a los 40 km, lo que la destaca ampliamente entre todas las cuencas de Euskadi.
Acceso Seguir la autovía A1 hasta Agurain para después tomar la carretera A-2128.
Horario Esta sencilla, pero muy interesante ruta ronda las dos horas. Muy recomendable para realizar en familia. Recomendable llevar track.
Distancia 9,6 km
Desnivel positivo 213 m.
Severidad del medio 2
Dificultad orientación 2
Dificultad del terreno 2
Esfuerzo necesario 2
En este precioso entorno natural conviven un sinfín de especies de flora y fauna, entre los que destacan dos escarabajos catalogados como especies prioritarias en la directiva Habitats; Lucanus cervus y Rosalia alpina.
La riqueza natural es una muestra del tesoro que alberga la sierra de Entzia en cuya meseta destacan las espectaculares vistas desde los crestones y el gran número de restos prehistóricos que pueblan esta sierra, reflejo de la larga tradición pastoril: monolitos, crómlechs, dólmenes, túmulos, yacimientos en cueva o al aire libre... Monumentos megalíticos de gran valor tanto por sus dimensiones como por su estado de conservación. Los más conocidos son los dólmenes de Sorginetxe y Egileor, el cróm-lech de Mendiluze y el menhir de Itaida.
Entre todos estos tesoros naturales se encuentra, Txumarregi la cota más elevada del cortado de la sierra de Entzia entre el puerto de Opakua (1.020 m.) y el puerto de Bikuña (1.075 m.) El aparcamiento del puerto es nuestro punto de partida. Descendemos alrededor de un kilómetro por la carretera que nos ha conducido hasta el puerto, hasta llegar a una verja metálica verde al lado derecho de la vía descendente. Atravesamos la verja apara seguir el camino que nos adentra por un precioso bosque con un sinfín de tonos otoñales. Las marcas blancas y rojas junto a las señales verticales nos conducen hasta el nacedero delZadorra que localizamos sin dificultad.
Un precioso rincón entre enormes robles y hayas que han forrado una intensa alfombra marrón el suelo.Comenzamos el ascenso siguiendo una estrecha vía que nos conduce por la pendiente hasta alcanzar las entradas a sendas pequeñas 'cuevas', sobre las que se encuentra ya la zona de pasto y alguna borda de uso pastoril.
Nos adentramos en el bosque y avanzamos por el sendero señalizado con marcas blancas y rojas. Peña Roja y Txumarregi son los montes que nos encontramos en línea sobre, más o menos recta, entre el vacío y el bosque encantado con enormes rocas que sitúa a nuestro paso. Una pena que Txumarregi no cuente con buzón o un punto de referencia para localizarlo.
Desde su balcón de piedra, las vistas son espectaculares. La niebla se ha ido disipando y la estampa que nos ofrece este monte son preciosas, se mire a donde se mire.Detrás, el laberinto de Arno con su elefante, arco y demás elementos que, de verdad, nos trasladan a otro espacio con un silencio absoluto como música de fondo. No es difícil imaginar en este territorio a seres mitológicos como ipotxa u otros.
Avanzamos por el bosque mientras los enormes árboles de formas y tamaños diferentes nos cobijan o controlan, según se mire, mientras el agua brota por doquier formando de manera curiosa un riachuelo de unos cinco metros de ancho que después desaparece en el llamado embalse de los alemanes. Un lugar idílico que nos recuerda a las estampas de los Alpes, aunque no, seguimos en la sierra de Entzia.
El verde inunda cada rincón del embalse y los bosques de cipreses que le rodean. Un intenso olor a resina mezclada con el frío viento de esta semana empapa cada una de nuestras neuronas olfativas, mientras nuestros ojos intentan grabar cada instantánea que perciben.
Seguimos el sendero que nos adentra por una zona de prado primero y un bosque después, para alcanzar la carretera asfaltada que une Legaire y otras zonas con el puerto de Opakua donde hemos aparcado.Alrededor de dos kilómetros nos separan de nuestro punto de partida hasta el que de manera tranquila, sin gran dificultad llegamos, tras haber realizado una bellísima ruta que de verdad, nos ha impresionado aunque no sea nuestra primera visita a la zona. Volveremos. Merece la pena.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
Beñat Arnaiz | San Sebastián y Lara Ochoa | San Sebastián
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