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La magia todavía se palpa tras la noche de San Juan, la noche más corta del año, que ha dado paso al día más largo.El rastro de las hogueras recuerda que fueron muchos los que cumplieron de una u otra manera con los rituales de purificación, deshaciéndose de lo malo y llamando a lo bueno.El agua, el fuego, las flores,... fueron los elementos más importantes utilizados para atraer la energía positiva que Mari estaba dispuesta a ofrecernos.
Hay quien afirma que allí donde se encuentra la diosa madre, fragua tempestades. Así está recogido en un trabajo de la sección de Eusko-folklore de Aranzadi en el que leemos que «el castigo más ruidoso que envía Mari a los pueblos es el pedrisco. Ella misma o su hijo Mikelats lanza las nubes de tormenta desde el mundo subterráneo y ella misma u otros genios subalternos, entre los cuales se nombran a Odei y a Eate, las dirigen de valle en valle y de montaña en montaña». Para evitar los pedriscos y otros males «se recurría antiguamente, según varias leyendas, a la celebración de misas y a hacer conjuros junto a la boca de ciertas cavernas. Si no se logra evitar la formación de la tormenta, todavía queda el recurso de desvirtuarla por medio de gestos y fórmulas mágicas. Al ver acercarse una nube tempestuosa, un vecino de Ipiñizar (Zeanuri) arrollaba en la muñeca de su mano izquierda una yerba llamada 'uztai-belarra' (Rumex crisus) y con la mano derecha señalaba a la tormenta el rumbo que debía seguir. Así lograba, según se decía, que el pedrisco no cayera en su barrio».
En una semana, o ya quincena, marcada por las tormentas, nos acercamos hasta Leitza. Según creencias de los leitzarras, «Maimur forma los vientos tempestuosos que salen de un pozo situado junto al puente llamado Maimurren zubia (puente de Mai-mur), no lejos de aquella localidad navarra». No alcanzamos a visitar el puente, pero aprovechamos nuestra ruta para conocer uno de sus preciosos rincones, Guratz o Lau Mugarrieta. Una hermosa montaña donde las haya que ofrece una hermosa perspectiva de las Malloak, con cada una de sus cumbres. Entre ellas, cómo no, se muestra un Larrunarri espectacular, junto a Balerdi y Artubi que parecen retar a Guratz que permanece silencioso, ajeno a cualquier reto. Esta cumbre de 955 metros de altitud extiende sus límites en tierras de Areso, Leitza, Gorriti y Uitzi. Guratz es considerada por algunos expertos como la más occidental de lo que denominan Pirineo navarro, que siguiendo la línea divisoria de aguas, tras cruzar el alto de Uitzi (799 m.) se une con los montes de Belate. La cima navarra de Leitza prolonga su cordal hacia el triplete de cimas de Axuste (851 m), Okabio (863 m) e Hirupagoeta (841 m), hacia el Norte.
A sus pies, en tierras leitzarras se encuentra Peru-Harri el museo de la piedra que el harrijasotzaile Iñaki Perurena. Un espacio lleno de historia y tradición popular, vinculado al deporte rural, que se puede disfrutar alrededor del caserío Gorritienea.
Es habitual que el leitzarra se encuentre por el caserío atendiendo a grupos de escolares o visitantes que quieren conocer su historia, su vinculación con la piedra y la historia de los harrijasotzailes. Perurena, además de ser un gran levantador de piedras, es un buen orador que despierta el interés del oyente mientras relata la importancia de un personaje histórico como fue el mariscal Pedro I de Navarra, entre la espada y la pared mostrando la fortaleza mental, la fuerza deRoldan...
INFORMACIÓN MIDE
Horario: El paseo desde Leitza ronda las dos horas a un ritmo tranquilo. Es interesante contar con un track para realizarlo ya que no está señalizado ni hay marcas de pintura.
Distancia: 9 km
Desnivel positivo: 495 m
Severidad del medio: 3
Dificultad orientación: 3
Dificultad del terreno: 2
Esfuerzo necesario: 2
La gran figura de Peru, un harrijasotzaile de 8 metros de altura que sostiene en su hombro una gran piedra cilíndrica a la que clavan una enorme espada en el abdomen, muestra el poder, la fuerza, la grandeza. A su lado, dos gigantes de piedra destacan en medio de la inmensidad de un bosque de hayas que traslada al visitante a otras épocas gracias al dólmen o los menhires con mensajes que se reparten por la campa exterior del museo.
En dicho espacio, a través de distintos utensilios como una polea con la que cualquiera puede levantar una piedra de más de 100 kilos, se pueden entender las diferentes teorías físicas que giran en torno al alzamiento de piedras o una catapulta capaz de lanzar una piedra a más de 100 metros de distancia.
Cabe recordar que ya en la mitología griega hay referencias al levantamiento de piedras y años después los canteros competían a ver quién realizaba más alzadas en el mismo tiempo. En el siglo XIX se convirtió en deporte reglado. Desde entonces ha evolucionado mucho. Desde la primera piedra irregular hasta el año 76 en que Iñaki revolucionó la técnica. Precisamente en el interior del caserío, Perurena muestra una buena colección de piedras de diferentes pesos, formas y materiales con mucha historia, así como una punta de hacha del neolítico de hace miles de años que expone en un lugar privilegiado. Al parecer la encontraron al hacer las esculturas del exterior. Ahora, ocupa el centro de la sala y mira hacia arriba porque así aleja a los malos espíritus. Además, en el desván o ganbara del caserío, se homenajea el deporte rural que nace de los trabajos de campo; los de día, como aizkolaris y los de noche, contrabandistas. El deporte derivado es la carrera de sacos al hombro. Además, de cencerros, guadañas al ser afiladas, poleas…
El recorrido de esta semana comienza junto a la plaza de Leitza. Desde allí, nos dirigimos hacia el polígono industrial para tomar la carretera que asciende por detrás de los pabellones y conduce a los caseríos del barrio Aresoarte. En cuestión de unos quince minutos llegaremos a un cruce en el que encontramos una señal que indica 'Irupagoeta' y Zabalaenea'. Seguiremos la pista que pronto nos conducirá por un helechal. Comienza el ascenso por caminos y pistas forestales que nos permiten disfrutar de unas pistas espectaculares. Deberemos seguir la pista que nos conducirá hasta una borda, poco antes de un bosque de hayas. Seguiremos la pista hacia la izquierda para avanzar por ella sin abandonarla, hasta llegar a un cruce en el que optaremos por la pista de la derecha.
No encontramos marcas de pinturas o postes indicativos, por lo que es interesante contar con un track si no conocemos el terreno. Seguimos la pista forestal hasta alcanzar una alambrada que asciende por un bosque de alerces hasta la cima de Guratz. En ella, las vistas son preciosas y aprovechamos para contemplar un buen número de cimas.
A continuación descendemos por la zona herbórea para después seguir un camino a nuestra izquierda que nos conduce por una pista forestal en un bosque de hayas hasta Peru-Harri. Allí, debemos seguir la indicación de 'karobi', para seguir la pista que se convierte en camino carretil que transcurre paralelo al río Agiri. En cuestión de quince minutos accedemos al barrio de Erasote y de allí, a la plaza de Leitza.
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