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Las vistas desde la cima de Manttale nos llevan a la costa labortana o las cimas guipuzcoanas y navarras.

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Las vistas desde la cima de Manttale nos llevan a la costa labortana o las cimas guipuzcoanas y navarras. Belauntzaran
Mendira

Manttale, sobre el paraíso de mugalaris

Su perfecta ubicación nos permite disfrutar desde su cima (573 m.) de unas vistas preciosas del mar Cantábrico o los montes que lo rodean

Viernes, 26 de septiembre 2025, 15:44

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Unas vistas espectaculares, una belleza natural impresionante y la tranquilidad completan la tarjeta de presentación del monte Manttale (573 m.). Sus vistas son precisamente quien convertía a esta cima labortana, en el límite con Navarra y muy cerca de Gipuzkoa kas que transformaban a este perfecto balcón de Bidasoa y atalaya de contrabandistas.

Una escultura en Ibardin recuerda a aquellos hombres y mujeres que surcaban las lomas y praderas de los montes de ambos lados de la muga que una generación tras otra, en momentos de necesidad económica o política. Se trataba de gente conocedora a la perfección de su entorno que ante la escasez o carestía de productos o (durante la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, emigración portuguesa…)

Trabajaban de noche, de ahí que esa faena se conociera como 'gau lana'. Pasaban de uno a otro lado de la frontera productos alimenticios y de primera necesidad como el pan, el azúcar, el pescado, el café, puntillas, ganado, los suministros y maquinaria industrial, el tabaco, bebidas, ropa, televisiones, dinero, oro. Según algunos testimonios les pagaban «800 pesetas» y pasaban «tres veces a la semana», realizando trayectos que podían llegar a los «82 kilómetros, 11 horas, transportando 15 kilos cada vez»,

La crisis de la Guerra Civil y la posguerra, el racionamiento y la escasez hacia que hombres y mujeres, durante la noche, por el monte, con grandes sacos a la espalda cargados de mercancías «prohibidas» se movieran por bosques, laderas, campas y zonas escarpadas poniendo en peligro muchas veces su vida, ya que las autoridades controlaban con mucho recelo los movimientos a ambos lado de la muga. Debemos imaginarnos sus andanzas sin grandes utensilios como los que existen hoy en día. Ni frontales, ni gps, ni calzado adecuado para realizar cada salida que les permitía lograr el sustento para alimentar a sus familias, mientras corrían numerosos riesgos. Cuentan que utilizaban zuecos de madera con los que calzaban sus pies, en los que en la suela iba tallado el pie al revés o los que marcaban una huella de herradura, o de pezuña de vaca. También solían señalizar los caseríos con banderas o sábanas cuando la Guardia Civil se encontraba cerca para advertir a los mugalaris del peligro.

Información MIDE

  • Acceso Para llegar a Ibardin desde Donostia debemos seguir la A-8 dirección Urruña.

  • Horario El recorrido se puede realizar en 2,5 horas. Muy interesante por la belleza del entorno y las vistas

  • Distancia 9 km

  • Desnivel positivo 335 m

  • Severidad del medio 1

  • Dificultad orientación 2

  • Dificultad del terreno 2

  • Esfuerzo necesario 2

En el caso del valle de Bidasoa, la Guardia Civil se encargaba de custodiar la frontera y los caminos. De hecho, Miguel Maria Iturbide Elizalde de Jangoneko-borda, joven de 16 años murió tras el disparo de un agente de este cuerpo la madrugada del 8 de noviembre de 1967 cuando junto a otros dos vecinos del caserío Iruingo-borda, intentaban pasar unos terneros al otro lado de la muga, en el término de Laputsegaraia. Según cuentan, era la primera vez que Miguel Mari tuvo que participar en uno de la gau lana, pero desgraciadamente le costó la vida.

El cometido de los mugalaris también incluía el traslado de personas. En la inmensa mayoría de los casos, se trataba de huidos de la Guerra Civil española (nacionalistas, makis…), de la Segunda Guerra Mundial (judíos, pilotos de aviación caídos por la zona…) y emigrantes portugueses que cruzaban clandestinamente la frontera en dirección a Francia. De hecho, en 1940 se creó la Red Comète. La organización ayudó alrededor de 800 personas entre rescatados y colaboradores. Un primer recorrido empleado por los mugalaris que formaban parte de la red fue el que partía de París a Burdeos y tenía de destino San Sebastián. Desde allí se llevaba a los fugitivos a Madrid. Hubo otro recorrido que desde Baiona se dirigía a Larressore y a Ezpeleta o a Donibane-Garazi, a Bidarrai y a Elizondo.

De hecho, el recuerdo de aquella actividad, llevó a la creación de la 'Senda de los Contrabandistas' que ofrece 2 rutas, muy parecidas en el trazado (coinciden un 75%), pero con algunas diferencias y ambas se pueden simultanear.

Una de ellas consta de un recorrido de 161,590km y un desnivel de 7.960 m. para completar en siete etapas. La segunda opción cuenta con 153,500km y un desnivel de 6.950m repertidos en siete jornadas. La ruta a pie sale desde Hondarribia y pasa por Aritxulegi, Arantza, Labaien, Ziga, Erratzu y Etxalar. Discurre por espacios naturales protegidos de gran interés como los humedales de Txingudi, el Parque Natural de Aiako Harria, los montes de Artikutza, el área Natural de Leurtza y el LIC de Belate o las cimas de Bianditz, Mendaur, Saioa, Auza, Alkurruntz y Larrun.

Desde Ibardin

La ruta de esta semana la iniciamos en el parking situado bajo las ventas de Ibardin. Un panel informativo y las marcas de pintura sitúan el punto de salida junto a una barrera junto a la que encontramos una zona de paso para los senderistas. Ahí comienza una pista forestal que nos conduce entre preciosos árboles y alguna regata que canta una silenciosa melodía que despierta nuestro interés mientras avanzamos hacia el embalse de Arrola, bajo los montes de Xoldoko gaina u Oneaga. Hasta allí, el camino no tiene perdida, ya que nos encontramos numerosas señales indicativas.

La estampa es preciosa, el verde y el azul pintan un enorme cuadro naturalista en las aguas del 'lago'.El efecto espejo es recogido por los senderistas en sus móviles, mencionando entre ellos que «parece un paisaje suizo». Pues no, es Iparralde, muy cerca de la muga con Navarra y Gipuzkoa.De hecho, desde la zona alta de los montes cercanos podemos contemplar Aiako Harria, Bianditz, Munagirre, Jaizkibel, Erramutz y los picos próximos.

Avanzamos por un sendero entre árboles que forman un arco natural que nos invita a entrar en el paraíso en el que un riachuelo que baja nutrido rompe su silencio.Avanzamos por una pista en la que alcanzamos un cruce en el que optamos por seguir hacia la derecha.

El mojón de Manttale localiza la cima, desde la que las vistas son espectaculares. Belauntzaran

Continuamos subiendo hasta el collado de Jocs. En ese punto comienza una pendiente algo más exigente, pero nos lo tomamos con calma, ya que el paisaje invita a hacer alguna parada. Avanzamos siguiendo el sendero estrecho abierto en la loma por senderistas y ganado que nos acerca a Zigorriaga (549 m.).Desde allí, las vistas son espectaculares con una lista interminable de montes alrededor: Azkua, Saioa, Mendaur, Domizko gaina, Larrun, Hautza, Artzamendi, Manttale,... Este último es precisamente nuestro protagonista de esta ruta y nuestro próximo objetivo. Después de haber superado una pequeña pendiente llegamos hasta la cima desde donde podemos disfrutar de una estampa impresionante, miremos a donde miremos. Seguimos el sendero que nos conduce al cromlech del mismo nombre, para comenzar el descenso hasta Ibardin.

La árgoma y el zarzal dificultan en alguna zona nuestro paso, pero una vez superados esos tramos, alcanzamos nuestro punto de partida. Un paseo muy recomendable.

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