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Txomin Rezola y Juan Videra, en Egurral tras subir a Ganbo-Txiki y Larrunarri, fueron a almorzar.

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Txomin Rezola y Juan Videra, en Egurral tras subir a Ganbo-Txiki y Larrunarri, fueron a almorzar. Belauntzaran

Larrunarri, un paseo diario para los oficiales

La mítica cima de Aralar recibe a diario a numerosos mendizales que suben hasta ella repetidamente, Juan y Txomin Rezola son dos de ellos

Viernes, 29 de noviembre 2024, 13:26

Subir a Larrunarri es para algunos una rutina que cumplen gustosamente a diario. Sí, son muchos los que suben llueva, nieve o sople el viento con ganas todos los días, o casi todos. Txomin Rezola y Juan Videra son de los habituales, de los que se conocen a todos o casi todos los que se acerquen hasta la cima del 'Cervino' guipuzcoano porque según aseguran «no te cansas tanto», Comentario cuestionado por el resto de los humanos que no gozamos de esa fortaleza y sudamos la camiseta cada vez que aspiramos a gozar de las magníficas vistas del mítico monte guipuzcoano.

El 'Cervino' guipuzcoano es impresionante se mire desde donde se mire y desde sus 1.346 metros de altitud los días despejados solo queda disfrutar de la belleza natural que nos rodea. Rezola y Videra suben «dos o tres veces a la semana seguro. Al año subo unas 150 veces a Larrunarri» asegura Juan, mientras reconoce que tanto él como su amigo Rezola y son de los madrugadores, «dependiendo de la época del año, pero nos gusta subir para ver amanecer desde su cima» para ello, «nos ponemos en marcha sobre las 06.00 horas. Subimos hasta cuando nieva porque suele estar muy bonito».

Larrunarri, Aralar tiene prendados a los mendizales que solo tienen parabienes para su pasión, salir a diario al monte, aunque confiesan que «también nos gusta subir a otros montes. Subimos muchas veces a Otsabio, pero también vamos a Aizkorri, hace unos días estuvimos en el monte Beriain y también nos gusta ir a Pirineos». Conclusión: que los dos mendizales son de los que no paran mucho en casa y con razón, conocen «a todos los que suben a Larrunarri a diario» con los que se paran a charlar y al resto de los que se encuentran en el camino, «porque lo correcto es saludar cuando estás en el monte, aunque no le conozcas. Una costumbre que se va perdiendo, pero nunca sabes si vas a necesitar la ayuda de alguien en cualquier momento».

A Vidare y Rezola además les gusta subir por Tximista bidea, un reto considerable que exige buen fondo físico y fortaleza en las piernas, «pero siempre subimos por ahí y la verdad que es ya un hábito para nosotros». Tramo muy exigente que más de uno emprende con ganas y al verse con fuerzas, de las que pocas quedan una vez te encuentras con el otro recorrido. Desde allí, la distancia no llega al kilómetro, pero el desnivel continúa siendo el que pone a prueba a los desentrenados. La recompensa llega una vez que alcanzas la cima y un día como este jueves, en el que se podía disfrutar de la mayoría de las cimas vascas más destacadas, compensa. Impresionante la imagen de la sierra de Aizkorri, Izarraitz, Aiako Harria, Udalatx, Gorbeia, Anboto,... los Pirineos, las extensas campas de la sierra con ese verde intenso bajo un cielo azul impresionante, un regalo para la vista después del esfuerzo.

Información mide

  • Acceso Para acceder a Larraitz debemos seguir la N-1 hasta Alegia y desde allí a Abaltzisketa.

  • Horario La ruta desde la puerta de Zamao ronda las 3.5 horas

  • Distancia 9,31 km

  • Desnivel positivo 980 metros

  • Severidad del medio 3

  • Dificultad orientación 1

  • Dificultad del terreno 4

  • Esfuerzo necesario 4

Larrunarri es uno de esos montes bonitos, espectaculares ya de entrada con su piedra de un color pardusco en los días grises y azulado en días de sol. Se mire de donde se mire siempre se presenta imponente y contrasta con el majestuoso manto verde que luce extremadamente en esta época del año, después de las abundantes lluvias caídas durante los últimos meses. De hecho, durante la ascensión partiendo del parking de Larraitz, la abundancia de agua ha hecho que brote en numerosos rincones e incluso, descienda con mayor o menor fuerza. El pasto ha hecho que todavía el ganado que ha quedado por la zona disfrute de pasto, mientras aprovechan los rayos de sol que además de calor destacan un excelente brillo en su pelaje que va adaptándose al frío del invierno.

Vacas, yeguas y ovejas permanecen impasibles en los rincones soleados de camino al buzón de Larrunarri. Cabe destacar que durante los meses de verano hasta finales de octubre, normalmente, alrededor de 19.000 cabezas de ganado disfrutan de la tranquilidad y pasto a lo largo de las 3.360 hectáreas de la sierra que se extiende por Tolosaldea y Goierri. Una sierra que ha estado vinculada especialmente con la vida y el trabajo de pastores y ganaderos durante generaciones. Según algunos documentos históricos unos y otros comenzaron a llevar a sus reses y rebaños a estos terrenos de Aralar hace 600 años. De hecho, un 14 de noviembre de 1409, se firmó la escritura que ponía fin al litigio que mantenían sobre la titularidad de estas tierras Juan de Amezketa y las localidades agrupadas en torno a Ordizia: Legorreta, Itsasondo, Arama, Altzaga, Gaintza, Zaldibia, Ataun, Beasain y Lazkao, y las pertenecientes a la unión de Amezketa (Bozue): Abaltzisketa, Orendain, Ikaztegieta y Baliarrain.

Desde Larraitz al 'Cervino'

Mientras Txomin Rezola y Juan Videra nos cuentan una y mil anécdotas hay que reconocer que los veteranos mendizales han subido desde Larraitz hasta Ganbo-Txiki por Alotza. Un recorrido de unos 15,5 kilómetros en el que han ascendido más de 1.000 metros, a un buen ritmo. Nosotras optamos por subir de Larraitz hasta la cima de Larrunarri, donde nos encontramos con ellos. El ascenso desde el parking del barrio de Abaltzisketa, desde la puerta de Zamao a 403 metros de altitud. No tiene pérdida.

El paso diario de los senderistas nos conduce directos por la subida permanente aunque a lo largo del camino nos encontramos señales verticales y marcas blancas y amarillas, aunque las desgastadas piedras por el paso de los mendizales, no dejan lugar a dudas por dónde hay que seguir para lograr nuestro objetivo.

Una vez de haber alcanzado la fuente de Oria continuamos hasta la señal de Tximista bidea que nos reta aún más si cabe a subir por el estrecho sendero aunque optamos por continuar por el sendero pedregoso que nos conduce hasta la zona de Beltzulegi para continuar por el collado de Egurral. Antes en la fuente habilitada también para el consumo humano, tomamos un poco de su agua. El frío de estos días hace que su agua sepa a invierno y nos tiemble todo en nuestro interior mientras retomamos aliento y fuerzas antes de encarar la última pendiente, que cuesta.

Nos lo tomamos con calma conscientes de que la ruta es intensa donde las haya aunque siempre nos recompensa y en esta ocasión no nos ha defraudado. Tras superar la zona de piedras, las vistas son espectaculares. El buzón de Larrunarri sitúa su punto más alto y junto a él, mendizales de todas las edades y procedencias se sacan a diario la foto de rigor. Este jueves, merecía más que nunca la pena de hacerlo, porque lucía más que se eligiese la posición que se eligiese.

La bajada la realizamos siguiendo el mismo camino que nos condujo con la satisfacción de haber sido unas de las privilegiadas que disfrutaron de las magníficas vistas. Un regalo la salida y haber compartido esta salida con Juan Videra y Txomin Rezola.

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