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Erga muestra el gran tesoro natural que le rodea. Impresionan las vistas que ofrece de los Pirineos, de Urbasa-Andia, Aralar,... Un mar verde inunda los valles que lo rodean mientras un impoluto azul completa la bella estampa de un óleo perfecto. La cima de 1.094 m. de altura, en la que se encuentran dos buzones y un punto geodésico, está situada al Este del famoso paso de las Dos Hermanas de Irurtzun. A escasos 500 metros de la cima se encuentra la inconfundible ermita de la Trinidad de Erga.
Dicha ermita se encuentra en terrenos de Aginaga de Iza. En el interior del templo «se encontraba un precioso ejemplar de la iconografía medieval representando a la Santísima Trinidad y que ha sido trasladada a la iglesia parroquial, del pueblo, dedicada a San Pedro. Este ejemplar de la imaginería gótica es de piedra, un poco mayor del metro de alta y dé primera categoría en cuanto a labra y composición. Dios Vare, coronado con grande nimbo crucífero lleva el mundo en su mano izquierda y soporta en la derecha el brazo de la Cruz al mismo tiempo que una Sagrada Forma, tocada por la mano de Jesús, cuyo cuerpo cae unido a dicha Cruz entre las piernas del Padre, cubierto por túnica y ancho manto.
Como dato importante la paloma simbólica del Espíritu Santo está en postura horizontal, se aferra su pico en la Hostia y tiende sus alas de modo que sus plumas entran por entre los labios del Padre y del Hijo. Los dos magníficos escudos de mármol blanco de Carrara muestran las armas de los Ipeñarrieta y una leyenda esculpida: «Soli Deo Honor et Gloria» (A Dios sólo honor y gloria). Se trataba de Felipe III, que contó entre su séquito con un vasco, urretxuarra para más señas, que nació en este precioso edificio que luce con elegancia entre los prados que le rodean», destacan desde el municipio navarro.
Acceso Seguir la A-15 hasta Irurtzun para después dirigirnos a Aginga de Iza por la NA-4120.
Horario El recorrido ronda las 3 horas. Es interesante contar con un track si se toma la aternativa para realizar la circular. Hay que tener en cuenta el desnviel de la misma.
Distancia 8 km
Desnivel positivo 536 m
Severidad del medio 2
Dificultad orientación 2
Dificultad del terreno 2
Esfuerzo necesario 3
Aginaga es una pequeña y hermosa localidad navarra, asentada sobre un terreno en pendiente; constituyen una nota discordante ciertas edificaciones construidas con fines utilitarios, rompiendo la armonía del conjunto. Escribe F. ldoate que «según el Libro de Fuegos de 1427… Aguinaga contaba con media docena de familias, la mitad hidalgas» … y que «en 1645 … tenía 3 vecinos más el Palacio de don Diego de Viguria».
El topónimo 'Aginaga' se encuentra en Gipuzkoa, barrio de Usurbil, en el valle navarro de Arrangoiti y en Alava. Según afirman A. y A. García Carraífa, Luis Michelena y I. López-Mendizábal, el origen de este nombre hay que situarlo en «sitio en que crecen los -tejos» derivado de .aguiñ'. = tejo, árbol que, en tiempos pasados, abundaba en estos montes. La localidad navarra limita con los de Iza, Oraien-Larunbe, Gulina, Aizkorbe, Irurtzun-Etxeberri, Latasa, Eraso y con Ausano, despoblado éste en la jurisdicción de Zarrantz.
Unos pocos caseríos ocupan su casco urbano en cuyar fachadas aparecen escudos e inscripciones que los datan en el siglo XVIII. Androrena, Martxantzena (Martinsanzena), Etxeberria, Obraberria, Iñorena (lñigorena) y Pittikorena (Bitorena o de Víctor de Aguinaga en los siglos XVI y XVII) Jauregia (palacio) son algunos de sus nombres. Esta última, según referencias históricas en 1576 y siguientes, era habitada por don Ladrón de Mauleón, embajador de los reyes navarros en las diferencias diplomáticas con don Fernando el Católico. «Así en 1510 fue enviado don Ladrón de Mauleón con una embajada para arreglar diferencias fronterizas. El 8 de octubre volvía de nuevo para acelerar la solución de esas diferencias que serían encomendadas a personas apartadas de intereses y pasiones.
En 1512, declarada ya la guerra de España con Francia, se entretiene la diplomacia castellana en engañar y entretener a los reyes navarros mientras tiene el Católico ya decidida la incorporación del reino navarro a su corona. Los reyes de Navarra deciden enviar a Burgos dos embajadores, Ladrón de Mauleón y Martín de Jaureguizar, con la misión de renovar los tratados de Sevilla y de Medina del Campo que aseguraban la neutralidad de Navarra, pero Fernando alega que no tiene poderes para negociar, y Ladrón de Mauleón vuelve a Burgos con una carta de la reina del 12 de junio de 1512. Era ya inminente la invasión militar de Navarra», según.
El recorrido a Erga transcurre junto a la iglesia de la localidad, dedicada al apóstol San Pedro. Fue parroquia o abadía independiente hasta que el año 1881 quedó agregada a la de Iza; pertenece al arciprestazgo de Aralar, denominación esta, reciente. En el siglo XVI formaba parte del corrido de Larragaña del arciprestazgo de Araquil. La construcción del templo se puede situar, en cuanto a la época, en el siglo XIII. No tiene la prestancia y categoría de la iglesia de Larumbe; pero, por su antigüedad y por la joya que alberga, merece una atención esmerada. Sufrió hace años una reforma que, considerada en su conjunto, podemos juzgarla como desafortunada. Pegante a la iglesia se hallaba la casa abacial, en la que habitó hasta el año 1852 el sacerdote que atendía, como párroco y capellán, el servicio religioso de la parroquia y de la ermita de la Trinidad.
El ascenso hasta la cima de Erga desde Aginaga de Iza es sencilla.Eso sí, una pendiente permanente que pone a prueba a cualquier, pero que bien merece la pena en los tramos de bosque o los rasos que nos ofrecen las magníficas vistas de los valles verdes con sus pequeñas poblaciones bajo montes míticos como Ireber, Harriaundi, Larrazpil, Txurregi, Kornieta,...
Junto a la iglesia de San Pedro, se encuentra una verja de hierro que pasamos para seguir por la pista de cemento. Junto a ella se encuentra un pequeño cementerio.Tras una visita, continuamos nuestro recorrido por la pista que avanza por zonas de pasto y huertas hasta llegar a una bifurcación en la que optamos por seguir en el mismo sentido.
La pendiente se acentúa en este tramo del recorrido. La sombra nos da un cierto respiro en una de las jornadas más calurosas que se han registrado esta semana, mientras en el suelo nos encontramos incrustadas en las rocas conchas petrificadas, que nos recuerdan el antiguo pasado bajo el mar de este entorno.
Avanzamos hasta llegar a una señal vertical junto a la que se encuentra además del camino de Aginaga, el de Latasa. Seguimos la indicación hasta la ermita de la Santa Trinidad a 0,5 kilómetros. Continúa el camino ascendente hasta la misma. Las vistas son espectaculares desde el templo religioso, junto al que se encuentra el albergue, muy bien acondicionado y cuidado.
Desde allí solo toca seguir el camino que nos conduce hasta la cumbre. Preciosas las vistas.
Descendemos por el mismo camino, hasta tomar un sendero a nuestra izquierda que nos conduce a una cruz metálica junto a la que seguimos el camino descendente que se encuentra a su derecha y nos conduce a Aginaga. Un placer.
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