Mendira

Artxueta, el silencioso vigía de Aralar

Silencio. El silencio que impera en la cima de Artxueta impresiona. Cómo nos gusta disfrutar de este monte afeado por las antenas, pero que nos ofrece unas magníficas vistas de la línea de Andia con Beriain mirándonos de frente, desafiante o tal vez, reclamándonos una visita. A nuestros pies el santuario de San Miguel de Aralar y un poco más abajo los pueblos de Sakana, ese hermoso valle navarro, escenario de tantos episodios históricos a lo largo de los siglos y ha recibido desde hace miles de años a peregrinos, romanos e invasores.

Precisamente, esta semana nos hemos acercado hasta Uharte Arakil. El primer testimonio escrito que menciona la villa Araceli es de período romano: Aracelium o Araceli que se identifican con los restos romanos aparecidos en el recinto de Zamartze. La localidad navarra apararece como Hyarte, Hiate, Iharte… desde el siglo XI, como lugar perteneciente al monasterio de Santa María de Zamartze. Ese precioso edificio que se erige discreta, en un rincón precioso que une con hilo imaginario la ermita de San Donato y el santuario de San Miguel Arcángel.

El monasterio de Zamartze es considerado como la antigua iglesia de Uharte Arakil. Junto a el ábside de la iglesia románica se encuentra una necrópolis medieval en la que se han encontrado restos que remontan de la época romana. No en vano, Zamartze se sitúa junto a la calzada romana que unía Astorga con Burdeos, mencionada en el Itinerario de Antonino, allá por el siglo III después de Cristo. En Zamartze se encuentra la mansio romana', Aracaeli, que sufrió una primera destrucción a finales del siglo III. A pesar de ello, el asentamiento mantuvo su papel administrativo hasta el siglo IV. Dicha 'mansio romana' convirtió a Zamartze en el centro del valle, era la parroquia de todo el valle y heredó el papel administrativo-sagrado de la época romana.

El monasterio siempre ha gozado de fama internacional al encontrarse a un lado de la calzada romana de Astorga-Burdeos y del antiguo Camino de Santiago posterior. Precisamente los peregrinos del Camino de Santiago lo puso más en boga y por eso se han encontrado enterrados con sus conchas y bastones... A lo largo de varios años se han realizado diferentes trabajos arqueológicos por la empresa Aditu en los que sus arqueólogos han extraído, entre esqueletos articulados y desarticulados, restos que pertenecen a 300 individuos. Entre ellos, el esqueleto de un niño ques egún los expertos data de los siglos III-IV.

Los expertos explican que los restos localizados en el exterior del monasterio, han sido deseados en ambos niveles. Además de los restos extraídos de las tumbas,se ha recuperado abundante material. Zamartze siempre ha sido un lugar especial en Navarra, de hecho tiene una dependencia orgánica directa con la catedral de Pamplona. El santuario de Aralar en aquella época dependía de Zamartze. Con el tiempo se tornaron las tablas, y el santuario ganó en importancia por los restos de la antigua imagen de madera y un 'lignum crucis' o reliquia de la cruz de Cristo, por la devoción por el Arcángel. La actual iglesia de Santa María de Zamartze es un edificio románico construido hacia 1140 y declarado monumento histórico artístico. Hoy está abierta como casa de espiritualidad. El domingo 29 de septiembre, el santuario será escenario de una jornada festiva en honor del guardián de Aralar. A partir de las 09.00 horas se celebrarán diferentes misas. Concretamente a las nueve, a las 10.00 y a las 11.00 horas y las 12.30. Misa Mayor. Por la tarde, se ofrecerá misa a las 17.00 y a las 18.00 horas.

Una vez en Uharte Arakil, deberemos atravesar el puente medieval sobre el río Arakil, donde encontramos un cruce de caminos con información de varios recorridos. Hay un pequeño parking en el que dejamos nuestro vehículo para después dirigirnos al monasterio Zamartze. Seguiremos la carretera asfaltada hasta llegar a un cruce en el que comienza una amplia pista asfaltada-cementada en la que nos encontramos un cartel que anuncia su dirección al santuario de San Miguel de Aralar. Caminaremos por dicha pista hasta encontrarnos con una señal vertical que nos adentra en una zona boscosa en la que un sendero no conducirá nuestro objetivo. Este sendero sube zigzagueando, y no encontramos muchos tramos sin pendiente, pero las vistas son espectaculares y el entorno es precioso.

Además, a lo largo del camino nos encontraremos confidentes puntos interesantes como el árbol de piedra o la piedra incrustada en el árbol que se ha convertido en una perfecta escultura natural. Al verlo recordamos las palabras del escultor navarro Juan Gorriti, oriundo de Uharte Arakil, Juan que en su casa a los pies de las Malloak asegura que Aralar es un gran museo natural.

Los árboles son solo algunas de las joyas que nos encontramos en nuestro camino, ya que en el ascenso permanente tomamos otro respiro mientras contemplamos el dolmen de Amorleku. Una señal vertical nos indica su ubicación. Regreseamos al sendero junto al que se encuentra una réplica del arcángel San Miguel. El camino continúa por una zona boscosa y después por una pendiente exigente que nos acerca poco a poco al santuario. Antes, volveremos a coincidir en algún tramo con la carretera que une Uharte Arakil con San Miguel. Una nueva cruz c¡sobre un bloque de cemento en el que se lee: Mikel gurea zaindu Euskal Herria (Miguel nuestroprotege Euskal Herria). Desde la cruz ya podemos ver la hospedería del santuario. Seguimos ascendiendo entre un rebaño de ovejas para llegar al mirador desde el que contemplamos las magníficas vistas de valles y montañas. Una ligera niebla envuelve cada uno de los rincones que alcanzan nuestros ojos. El santuario se encuentra cerrado, por lo que optamos por dirigirnos hacia Artxueta.

La última subida la hacemos en línea recta hasta el vértice geodésico Artxueta de 1.345 metros. La bajada la iniciamos por el hayedo de la derecha, hasta cruzar una puerta junto a la carretera. Al poco de cruzar la carretera, se pueden ver varios monumentos megalíticos.La bajada de la sierra de Aralar es por un sendero que va zigzagueando y pasamos por algún árbol curioso entre rocas, una sima o cueva, la GR-20 y el camino de la mina. Después, el camino nos conduce hasta el puente medieval de Uharte Arakil donde estacionamos nuestro vehículo. Ruta exigente, pero preciosa. Un auténtico placer.