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Olentzero y Mari Domingi andan un tanto atareados preparando su llegada este martes a todos los pueblo de Euskal Herria. Antes deben recoger todas las cartas y mensajes que les han dejado por los buzones de montaña vascos como hicieron Maddi y Nahia en el buzón de Aldura hace unos días. Ambas no habían escatimado en detalles a la hora de colorear y decorar sus misivas. Las dos pequeñas mendizales se desplazaron hasta la cima de este discreto monte en el que un rebaño del carbonero pastaba tranquilamente ajeno al trajín en el que está inmerso el barbudo.
Aunque Olentzero u Orantzaroa como siguen llamando en Leitza al mítico personaje, carbonero pero también un pastor, un pescador, una bruja, una costurera,... Todos eran de Orantzaro. Siempre se ponía en el balcón, en una ventana o en el desván. Debido colocarse en un alto, nunca en el suelo. Según On José Migel de Barandiaran las costumbres de Orantzaro se parecen mucho a las de San Juan y al solsticio y están directamente relacionadas con los ritos mágicos de las tierras de Indoeuropa. Al fin y al cabo, el nombre del popular carbonero de la palabra orantza (levadura). Para renovar el sol y darle fuerza, nuestros antepasados encendían hogueras. A través del fuego se ayudaba al sol para que diera luz y estuviera vivo. Así, era muy frecuente quemar un tronco especial ese día. Dicho leño según la tradición era cortado, alimentado y sacrificado en la chimenea del hogar para asegurar el renacimiento mítico del sol, la renovación del ciclo anual, la perpetuación de la vida y la comunión con los ancestros, contrarrestando el poder de las peligrosas fuerzas que amenazan las noches invernales.
Además, los carbones y cenizas surgidas de la quema de Onantzaro enborra se usaban principalmente para proteger el hogar, prevenir las enfermedades de las reses y el rebaño, fertilizar los campos y salvaguardar los terrenos de toda clase de alimañas, preparar remedios caseros y confeccionar amuletos (kuttunak).
Acceso Desde Erretneria debemos acceder a la zona recreativa de Listorreta por la GI-2132
Horario El recorrido hasta Aldura desde la zona recreativa de Listorreta ronda las 3 horas. Recomendable para realizar en familia. Después pintxo en Susperregi o Listorreta.
Distancia 10,44 km
Desnivel positivo 541 m
Severidad del medio 2
Dificultad orientación 2
Dificultad del terreno 2
Esfuerzo necesario 2
En la actualidad la imagen de Olentzero o Orantzaro así como de Mari Domingi o Basoko Mari han cambiado totalmente, así como los ritos y las costumbres que se realizan la noche del 24 de diciembre, aunque la tradición de acudir al monte por estas fechas se podría decir que mantiene la unión con la Naturaleza y el espíritu de la Madre Tierra. Cada uno lo vive como quiere, está claro, pero Maddi y Nahia sabedoras de que Olentzero y Mari Domingi se preparan para la gran cita de Nochebuena, aprovecharon su visita a Aldura para dejar sus preciosas cartas.
Las vistas desde este monte, situado en la línea entre Igoin y Bianditz son espectaculares con Aiako Harria a un lado, Urdaburu. Jaizkibel y otros muchos montes, así como la espectacular estampa de la costa Cantábrica con sus localidades cercanas.
Mientras disfrutamos de la belleza natural que nos encontramos en la cumbre y a lo largo del recorrido en el que encontramos otro de los tesoros de Gipuzkoa, las cavidades de Aizpitarte, un conjunto de cuevas que cuenta con un gran número de espacios, algunos de los cuales estuvieron pobladas por seres humanos desde hace 30.000 hasta hace 10.000 años. Estas cuevas se encuentran en los terrenos de Errenteria, dentro del Parque Natural y Zona Especial de Conservación (ZEC) de Aiako Harria, en plena Red Natura 2000. Su ubicación es de gran importancia al encontrarse a escasos 10 kilómetros de la costa. «Debido a la frontera natural que conforman los Pirineos y el Golfo de Bizkaia, este entorno es un lugar estratégico por ser un paso natural entre la península y el continente», destacan desde Aizpitarte elkartea. «Estas cuevas son conocidas como unos de los yacimientos del paleolítico más interesantes del País Vasco», señalan los responsables de la sociedad errenteriarra. Las primeras excavaciones datan de 1892 dirigidas por Modesto del Valle, conde de Lertsundi y desde entonces muchos expertos en el estudio de la prehistoria de aquella época e investigadores posteriores visitaron la cueva y realizaron diversas excavaciones y estudios. Entre ellos, Pedro Manuel de Soraluce, Edouard Harlé, Henri Breuill, Telesforo de Aranzadi, Jose Miguel de Barandiaran, Jesús Altuna…
En 2012, en el marco de las prospecciones sistemáticas desarrolladas con el fin de localizar arte parietal paleolítico en el País Vasco, «Diego Garate y Joseba Ríos, reconocen una serie de manchas rojas en la cueva de Aizpitarte IV, probablemente vestigios de figuraciones perdidas. Poco después, en 2015, ellos mismos junto a los espeleólogos de Felix Ugarte elkartea identifican en Aizpitarte V una serie de bisontes grabados. Al de pocos días, los mismos espeleólogos detectan imágenes similares en las cuevas de Aizpitarte III y IX», remarcan desde Aizpitarte elkartea.
«Los grabados de las cuevas de Aizpitarte III y IX responden a un estilo característico del Gravetiense (entre 28.000 y 22.000 años), desarrollado en el sur de la actual Francia pero desconocido hasta el momento en la península Ibérica, siendo estos los primeros ejemplos. En el fondo de Aizpitarte V se localiza un pequeño conjunto de grabados, bisontes fundamentalmente, característicos del periodo Magdaleniense medio (entre 15.000 y 13.000 años) y muy comunes en toda la franja cantábrico-pirenaica».
El recorrido desde el parking de Listorreta se realiza, en su inicio, por la carretera que nos lleva al restaurante Susparregi. Antes, nos encontraremos a nuestra derecha, una señal vertical que nos indica Aizpitarte que seguiremos caminando por una pista cementada hasta llegar a otra zona de aparcamiento. En ella nos topamos una señal del parque natural Aiako Harria junto a la que hay un sendero que nos conduce por una zona boscosa hasta laz cuevas de Aizpitartea. A la izquierda del sendero, el río Landarbaso nos canta mientras disfrutamos del verde intenso del musgo que gracias a la enorme humedad que se cumula en el entorno, casi brilla, las bocas de las cavidades aparecen oscuras. Seguimos el camino que nos conduce por bosques y zonas de pasto hasta el collado de Malbazar, con su cumbre a la derecha. Numerosas señales verticales y las marcas de pintura nos llevan por pistas forestales cerca de refugios y zonas de recreo hasta alcanzar una señal que nos dirige a Aldura por un bosque.
Nosotras seguimos por la pista hasta llegar a una borda, pero la argoma y el zarzal se ha apoderado del terreno y cerrado el paso por el sendero, por lo que recomiendo seguir esa señal para llegar hasta el buzón de Aldura. En su parte superior aparece una placa en la que se puede leer: Angel de Ibarburu- Imanol de Ibarburu- Jose Luis Perezmendi- Santi de Sansinenea. Monte Aldura 551 metros. 12-03-1967.
Después de disfrutar de las vistas, comenzamos el descenso por la zona boscosa y los puestos de caza hasta alcanzar el restaurante Susperregi, desde el que llegamos nuevamente al parking.
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Óscar Beltrán de Otálora e Isabel Toledo
Aingeru Munguía | San Sebastián e Iñigo Puerta | San Sebastián
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