Lotería de Navidad

Un Gordo cada vez más flaco

Este domingo se celebra una nueva edición de la Lotería de Navidad. Uno de los momentos más esperados por los ciudadanos, que esperan acabar el año con una potente inyección económica que les ayude a solucionar o a facilitar la necesidad de la vivienda, tapar agujeros, comprar algunos caprichos o invertir por un futuro más próspero.

Una de las preguntas del millón estriba en saber qué hacer si eres agraciado con el Gordo. ¿Qué te puedes comprar? ¿Te da para adquirir muchas propiedades? ¿Puedes hacerte con una casa o con más de una? ¿Cuántos coches puedes obtener? Una idea que sobrevuela sobre el premio del sorteo más célebre es si ha perdido valor en los últimos años debido al encarecimiento de la vida.

Desde la adopción del euro en 2002, el premio Gordo quedó fijado en 400.000 euros por décimo. Aunque es una cifra significativa, el aumento del coste de vida y de la vivienda ha reducido su valor real. Actualmente, con 400.000 euros se pueden comprar una o dos viviendas medianas en ciudades pequeñas, pero en grandes urbes como Madrid o Barcelona no alcanza para propiedades céntricas. Tampoco en el centro de San Sebastián ni en algunas localidades de la franja costera con mucho tirón del turismo como Zarautz u Hondarribia.

La inflación y los impuestos han sido clave en esta pérdida de poder adquisitivo. Desde 2011, el premio ha perdido casi un 25% de su valor real debido al aumento de los precios. Además, desde 2013, los premios superiores a 40.000 euros están sujetos a una retención impositiva del 20%, lo que reduce el Gordo en 72.000 euros, dejando al ganador con un total neto de 328.000 euros. Esto limita aún más la capacidad de compra.

Jon Bernat Zubiri, doctor en Economía y profesor de la facultad de Relaciones Laborales de la UPV-EHU, sostiene la tesis de que se trata de un Gordo venido a menos. Más flaco. «400.000 euros es 200 veces el salario medio mensual en Euskadi –2.000 euros netos–. Es decir, 15 años de trabajo de una persona media», asegura. Pero, según sus investigaciones, en 1950 el Gordo era «500 años de salario de un hombre de la época. Dicho de otra manera, 30 veces más que ahora en relación a los años que, en teoría, se puede vivir sin trabajar».

Teniendo en cuenta que el premio de la Lotería de Navidad no ha variado en las dos últimas décadas –400.000 euros desde 2002, 328.000 desde 2013–, hace que hoy con ese mismo dinero «en vez de comprar tres o cuatro casas solo se pueda comprar una», agrega. Por tanto, a modo de conclusión general, afirma que «podemos imaginar que su capacidad adquisitiva no solo es mucho menor que el los años dorados, sino que además cae año tras año por el incremento de los precios de la vida».

Si ponemos la lupa en la evolución de los salarios y el coste de la vida en las últimas décadas, Bernat asevera que «tras un aumento de los salarios reales entre 1960 y 1990, el poder adquisitivo de la persona trabajadora media se ha estancado desde 1990, fruto de la fuerte desindustrialización y el auge de una economía de servicios con la consiguiente proliferación de nuevos empleos con peores salarios que los de los puestos de trabajo industriales destruidos».

En Euskadi y Gipuzkoa se da esta «misma tendencia, más acusada si consideramos que el PIB de la economía vasca ha pasado de ser un 50% industrial en 1977 a menos de una cuarta parte». El INE establece en un 5% la caída del poder adquisitivo medio y mediano de la población asalariada desde el año 2008, mientras que el IPC en Gipuzkoa ha registrado un crecimiento del 40,3% en ese mismo periodo.

A su juicio, el otro factor que acompaña a la «degradación» del poder real de compra de los salarios es el «aumento» de los precios de la vivienda, sobre todo a partir de los años 90, y que estalló con la burbuja inmobiliaria.

En el caso de San Sebastián, con el precio medio por metro cuadrado de la vivienda situándose muy cerca de los tiempos de la burbuja inmobiliaria (4.247 euros el metro cuadrado según la sociedad de tasación Tinsa), es imposible aspirar a inmuebles que no estén situados en la periferia. La media en Gipuzkoa es más baja, cerrando 2023 a 2.466 euros el metro cuadrado. Con lo cual, una vivienda tipo de 100 metros cuadrados costaría 246.000 euros de media, por lo que todavía restarían 82.000 euros para adquirir un par de coches –a 20.000 euros de media un utilitario– y dejar el resto para ahorrar, invertir en Bolsa, hacer un viaje de primer nivel o educar a los hijos en colegios o universidades de postín.

Siguiendo en la capital guipuzcoana, un conocido portal inmobiliario oferta casas desde 130.000 euros pero se ubican en el extrarradio, en barrios como Altza, Bidebieta. También hay alguno en Egia, aunque apenas tiene 56 metros cuadrados. Si miramos en el Antiguo, un piso de 50 metros cuadrados en la calle Matía vale 330.000 euros, más que el propio Gordo.

En cambio, en una ciudad como Murcia, más poblada que Donostia y también capital de una provincia, te da para adquirir una vivienda por 331.000 euros en pleno centro y de 151 metros cuadrados, el triple de amplia que la donostiarra. O para comprarte más de una de dimensiones más modestas.

La Gipuzkoa a varias velocidades se aprecia también en la vivienda, donde los precios de la capital guipuzcoana, especialmente los más exclusivos, distorsionan la media. En cambio, en el interior se pueden encontrar a la venta casas de más de 100 metros cuadrados por 100.000 euros en localidades como Oñati, Ordizia o Elgoibar.

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