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Nuevas vidas en 2019

Siete guipuzcoanos cuentan sus deseos para el 2019. Ellas serán madres por primera vez, Julián estrenará tiempo libre, Karima su propio bar y Rubén aspira a ser Mister España

Ana Vozmediano

San Sebastián

Domingo, 30 de diciembre 2018, 13:54

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«El año 2017 se llevó lo que más quería, a mi padre. Este 2019 nos va a traer a todos una vida nueva, a Helene». Así lo cuenta Shandra que vive su embarazo hambrienta pero muy bien acompañada. Y no solo por Juanma, su pareja, o por su madre, que está loca de alegría, sino también por esas tres amigas a las que conoció desde que empezó al colegio y que también están embarazadas de su primer hijo.

Cuando se enteraron de la coincidencia no se lo podían creer. Después de años de un cierto distanciamiento circunstancial, vuelven a compartir risas, esta vez relacionadas con cunas, parques, dietas o ejercicio para que todo vaya bien. Saben que la vida les va a cambiar y además para siempre.

«!Mira, mira que pinta!», ríen las cuatro al ver una foto de cuando eran pequeñas. Porque la historia empieza en la ikastola Arantzatzuko Ama del barrio donostiarra de Martutene. Tres niñas pequeñas, Shandra, Eva y Oihana, salían del colegio Pedro José Irastorza para ir a la ikastola del barrio. Ya eran amigas y al grupo se unió otra cría más, Maitane. Ahora tienen treinta años, pero entonces coincidían en la escuela, y en el barrio, las familias se conocían, jugaban al fútbol, (Eva y Maitane hasta los 18 años) y esta última cumple los años el mismo día que Shandra, el 10 de abril. «Yo salgo de cuentas el 9 de abril», ríe Shandra, «así que puede que el pique sea triple».

Eva fue la primera del grupo en quedarse embarazada, un niño que nacerá a mediados de febrero y que va a llamarse Kevin. Un día hacía su paseo diario y se encontró con Shandra, que también caminaba a paso tranquilo. «Aquí estoy, luciendo tripa», le dijo. «¡Yo también estoy embarazada!» contestó su amiga. Dedicieron salir a pasear juntas cada día. Shandra le contó la casualidad a Maitane, que al principio no le quiso decir nada. Se reía por dentro y no tardó en confesarle que ella también esperaba un bebé, una niña, Uxuri.

Cuando Oihana les dijo que ella iba a dar a luz a mediados de mayo, el grupo no se lo podía creer. «Justo habíamos comentado que solo quedaba ella». Ahora se ven juntas tirando de carrito y quieren que los críos vayan juntos a la misma ikastola que ellas, pese a que solo Eva, que no puede comer chocolate, sigue viviendo en el barrio. Ella está en paro, Shandra trabaja en una tienda y Maitana que también tendrá el bebé en febrero, es maestra.

Oihana sigue en la guardería y aún no sabe el sexo del bebé. Siempre supo que quería tener hijos y llegó a una edad en la que era su objetivo principal. Tiene una duda que comparte con Maitane. «¿Qué sentiremos cuando tengamos que dejar a los niños con otra persona para ir a cuidar a otros críos».

Salvo Shandra, las otras tres querían quedarse embarazadas lo antes posible. Para ella fue una sorpresa, «un regalo», dice. Cuando murió su padre, cayó en depresión y eso le provocó problemas con su novio. «Tuvimos altibajos y cuando empezamos a volver a vivir nuestra relación. Juanma se fue de vacaciones. Un día empecé a encontrarme mal y una compañera me dijo que tenía pinta de estar embarazada».Shandra estaba segura de que no podía ser. «Me insistió fue a comprar un predictor para que lo usara». Así lo hizo y la prueba quedó en la trastienda. «Al rato salió y me dijo que había dado positivo. No le creí, pero me lo enseñó. Era verdad. Ahí estaban las rayitas. Mi compañero de trabajo, Iker, se enteró a la vez que yo, pero lo mejor es que antes de enseñármelo a mí, ella había llamado a otra chica de la tienda para decírsela». Todavía sigue riendo al recordar la situación. «¡Habrá que llamar al padre!», dijimos. Fue el quinto en enterarse.

El 2019 va a dar un giro a sus vidas y las cuatro piensan compartir un viaje tan importante.

Objetivo para el 2019: Jubilarse | Julián Barroso

«Echaré de menos a mis compañeros, pero ya toca jubilarse»

Julián Barroso con una bici, que es una de sus grandes aficiones. Michelena

Está a un paso de quitarse para siempre el traje de bombero que ha utilizado durante 25 en total. Julián Barroso cumplirá 60 años el próximo mayo, tiene 42 años cotizados y podrá dedicarse a andar en bici, hacer yoga o aprender inglés como hace ahora, pero con más libertad y sin apreturas horarias.

Después de trabajar 23 fines de semana al año, con un horario en el que la mitad por lo menos es nocturno, echará de menos a sus compañeros, el ambiente del parque de Bomberos de San Sebastián. «Siempre he ido a gusto a trabajar y pienso que mis compañeros también. ¡Claro que pasas malos momentos, que pasas mucho frío! Pero el ambiente es bueno. Eso sí, me dijeron que cumplía las condiciones para poder jubilarme, y tampoco me lo pensé».

Ha habido momentos malos, aunque Julián prefiera no recordarlos. Los peores, relacionados con niños, uno de ellos el 18 de enero de 1992. En la calle Segundo Izpizua «un pepinazo» reventó un portal. «En el incendio de Colas Otaduy había una carga de materiales explosivos que no sabíamos que estaban. Si llegan a explotar... Una o dos veces al año le ves los huevos al toro, como se suele decir, y las cosas se ponen muy negras».

Siempre hay riesgos, aunque la situación ha cambiado desde hace unos años, cuando no había controles de tráfico, ni siquiera los de alcoholemia. El fin de semana ya sabías que te podía tocar dar masajes cardiacos a un cadáver, que te ibas a encontrar con gente atrapada en el coche...»

Hace algo más de un año, recibieron una llamada. «Había una cisterna de 40.000 litros que estaba ardiendo. Se pudo apagar, pero en el camión, hasta que llegas al lugar y empiezas la tarea, nadie habla, lo digo de verdad, vas acojonado».

Su trabajo le ha permitido tener turnos y librar entre semana para compensar los festivos. Casado y con dos hijos que ahora tienen 29 y 25 años, se ha ocupado de la compra, de poner el lavavajillas o de hacer la comida. Sonríe. «Jone no se puede quejar... Ja ja ja. Siempre he hecho cosas en la casa, pero es lo normal porque ella estaba trabajando y yo tenía tiempo libre».

Jone, que es maestra, no se jubilará hasta dentro de dos años y sueñan con hacer viajes fuera de temporada alta. Porque a los dos les encanta conocer países nuevos, han estado en USA, Canadá o India, además de recorrer Europa. Julián, con un amigo, recorrió la orilla del río Danubio en bici, 1.400 kilómetros de una ruta clásica.

Objetivo para el 2019: Ser Mister España | Rubén Etxeberria

«Quiero ser Mister España y puedo lograrlo»

Rubén posa en el Muelle de Donostia. Lusa

Es donostiarra de la Parte Vieja, mide 1,85 de estatura y es tan oficialmente guapo que va a representar a Gipuzkoa en el certamen de Mister España que va a celebrarse en julio, en Villanueva de la Jara, en Cuenca.

Rubén Etxeberria tendrá que competir con otros 52 candidatos y espera ganar con su forma de desfilar en traje de fiesta o en bañador. Para él, este 2019 que empieza va a ser importante en su carrera de modelo, la profesión que siempre le ha gustado. Sobre todo si vence a sus contrincantes y consigue alzarse con el título de Mister España, que tiene fama de abrir muchas puertas.

«Yo desde luego voy a hacer todo lo que esté en mi mano para quedar lo mejor posible, ir al gimnasio o estar presente en las redes sociales. La verdad es que estoy muy ilusionado y con muchas ganas».

Aunque él dice que no tiene porque sorprender, es poco frecuente que un aspirante a Mister España sea ingeniero aeronáutico, estudios que Rubén Etxeberria ya ha finalizado y que también le gustan.

«No tiene por qué extrañar que alguien al que le gusta la moda o la pasarela curse estudios como lo he hecho yo y acabe una carrera universitaria. Conozco a una chica que acabó Medicina, por ejemplo, y seguro que hay más gente. Esta profesión es muy corta, sobre todo para las mujeres». Aficionado al fútbol, Rubén también jugó en Antiguoko y es de la Real, «como hay que ser».

No descarta que alguna vez pueda dedicarse al diseño de aviones, pero de momento quiere trabajar en el mundo de la televisión o de las pasarelas. Seguir la estela de Jorge Fernández, «un Mister que lleva muchos años presentando un programa con éxito». O incluso participar en un programa como Supervivientes que le puede hacer conocido. «Creo que tienes que saberte mover, no solo vale con ganar, porque hay casos de todotipo, de chicos que han ganado y luego no han hecho nada. Pero yo espero que me sirva y que 2019 sea mi año».

Hasta ahora se conforma con los pases que hace desde que sus tíos le introdujeran en este mundo a los ocho años. «Me gusta desde entonces, pero no me cierro a ninguna opción profesional. Cuanto más me guste un trabajo mucho mejor, pero creo que eso nos pasa a todos, ¿no?».

Él espera gustar al jurado allá por el mes de julio y conseguir el título Mister 2019.

Objetivo para el 2019: Su primer bar | Karima

«Da miedo abrir un negocio, pero es mi sueño»

Kerima en el bar que va a regentar desde este 2019. Michelena

Cuando tenía 17 años, Kerima, una chica de Hondarribia, empezó a trabajar en hostelería. Ahora tiene 31 y está a punto de cumplir su sueño profesional... Abrir su propio negocio, que ya tiene nombre, Kanela Café Bar.

Kerima es una chica valiente que está pendiente de todos los detalles de la obra de remodelación del local del antiguo bar Igeldo, un histórico del barrio donostiarra de Amara Berri, que durante los últimos años se ha dedicado a la comida colombiana, además del menú del día tradicional.

«Siempre he pensado en abrir un negocio que fuera mío, aunque reconozco que el salto da miedo, todo el mundo lo tiene. Lo que hice fue empezar a buscar, superar ese miedo al cambio y ahora espero que el 2019 ratifique que actué como debía. Hay gente que me ha ayudado mucho, he contado con mucho apoyo y eso para mí ha sido fundamental. No falta que nombre a esas personas, porque ellas saben quienes son».

Después de ratrear detrás del local ideal para sus planes, Kerima encontró el que fuera el 'Igeldo' y lo vio ideal para sus planes. Siempre, eso sí, que le diera un buen lavado de cara, le cambiara la pintura, la iluminación y la orientación. Está muy cerca de conseguirlo porque a primeros de enero, el Kanela Café Bar ya estará abierto y si se cumple la idea de Kerima, ella será conocida en la calle y en el barrio como la del Kanela. Eso ya será un primer logro.

¿Cómo será el Kanela? Una de sus principales características serán los desayunos saludables y originales, algo que no existe en el barrio y que Kerima quiere poner de moda en Amara Berri. Habrá menú de comida y cena con tres protagonistas en la carta: las ensaladas, los sandwiches y las hamburguesas rodeadas de ingredientes variados que el cliente podrá elegir a su gusto. «Eso garantiza que la gente pague por aquello que come sin tener que apartar ingredientes que no le gustan.

No descarta ni el poteo ni el pintxo porte, «todo lo contrario». En un principio serán más tradicionales, pero ella aspira a que tengan una personalidad propia cuando se asiente en la vida social de Amara Berri. «Aspiro también a poder realizar catas artesanales, talleres... Tengo muchas ganas de poner mi propio negocio y desarrollarlocon mis propias ideas». En plenas obras, cruza los dedos.

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