Historias de Gipuzkoa
El independentista primer párroco de IrunEl 26 de junio de 1545 el bachiller Miguel de Astigar fue nombrado por el Papa rector de la iglesia de Nuestra Señora del Juncal y posibilitó la desanexión de los templos del municipio con respecto al clero de Hondarribia
Como ocurre entre vecinos, Irun y Hondarribia han mantenido desde hace siglos una rivalidad con mayor o menor intensidad. Tal día como hoy, un 26 de junio, pero de 1545, se produjo un acontecimiento clave para ambas localidades del Bidasoa. Su protagonista fue el bachiller Miguel de Astigar, primer párroco de la localidad fronteriza. El Papa Paulo III le nombró rector de la emblemática iglesia de Nuestra Señora del Juncal. Es considerado el iniciador de la independencia espiritual de Irun respecto de Hondarribia.
El origen del enfrentamiento entre Irun y Hondarribia tiene su origen en la Carta Puebla firmada en 1203 por Alfonso VIII de Castilla, por la que la localidad fronteriza quedaba incluida en la jurisdicción civil y criminal de la villa marinera. Esta situación causó seculares pleitos y confrontaciones entre ambas localidades. No fue hasta el 27 de febrero de 1766 que Irun logró su independencia, gracias a una Real Cédula otorgada por el monarca Carlos III. Los hondarribiarras argumentaron durante más de quinientos años que con la independencia de Irun peligraría el emplazamiento estratégico de la villa marinera para los intereses de los monarcas castellanos. Hay que tener en cuenta la omnipresente amenaza política y militar de la vecina Francia.
El litigio entre las dos poblaciones del Bidasoa no fue solo político. También se vivió en el plano religioso. Una fecha histórica es un lunes como hoy, pero hace 478 años. Conforme pasaban las décadas la población de Irun fue aumentando y esto dificultó la perentoria atención por parte del clero de Hondarribia para la administración de sacramentos. Se achacó a la distancia entre ambas localidades y, además, la última era plaza de armas, por lo que su muralla quedaba cerrada a cal y canto de noche. Consciente de estos problemas, el papa Pío II mandó que uno los beneficiados de Hondarribia se ocupara de la iglesia parroquial de la advocación de Nuestra Señora del Juncal, de la cual es patrona, y, además, tuviera su residencia en Irun.
Pero esta providencia tampoco resolvió el conflicto y hubo que esperar a que el Papa Paulo III dividiera ambas parroquias, estableciendo en Irun un cura párroco propio con título de rector. Con tal fin expidió la correspondiente bula en Roma el día 26 de junio de 1545. Junto a ello aprobó el nombramiento del bachiller irundarra Miguel de Astigar. En su lucha por conseguir la independencia con respecto a Hondarribia el ilustre irundarra llegó a viajar tanto al Vaticano, donde se entrevistó con el pontífice y logró su beneplácito, como a la Corte de Madrid para exponer las reivindicaciones de sus feligreses. Por eso es considerado el iniciador de la independencia espiritual de Irun respecto de Hondarribia.
Lógicamente tanto las autoridades civiles como eclesiásticas de Hondarribia mostraron su disconformidad y presentaron un pleito ante el consejo real contra la validez de las bulas pontificias. Se alcanzó una concordia entre las partes contendientes, fechada en Valladolid a 29 de setiembre de 1551, siendo apoderado de Hondarribia su alcalde Juan de Gamboa y de Irun su rector Miguel de Astigar.
Un párroco con dos hijas
Llama la atención que el primer párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Juncal, que en esa época estaba en construcción, ya que las obras se iniciaron en 1508 y finalizaron en 1606, tuviera dos hijas. Según señala la investigadora y escritora Ana Galdós en su testamento no menciona el nombre de las mismas, Helena y SImona. Se detalla que les deja 200 ducados de oro, dos tazas de plata y ropa blanca (ropa blanca era mantelería y sábanas). Además les deja cien ducados para cuando se casen.
Tras su fallecimiento, como muestra de agradecimiento y cariño, el pueblo le honró permitió su sepultura y entierro dentro de la iglesia de Nuestra Señora del Juncal. Sus restos mortales reposan en un sepulcro elevado situado junto a la capilla mayor, al lado del Evangelio. Solo hay otro en el interior del templo, el del capitán Miguel de Ambulodi. En la noche del 29 al 30 de junio de 1522 atacó con su tropa irunesa a los soldados alemanes, que combatían junto a tropas navarras y francesas, retirándose enseguida a la Peña Aldabe (San Marcial). Una vez que los germanos, creyendo que eran pocos soldados, les hubieran seguido, entró en acción la caballería de Beltrán de la Cueva acosando al enemigo que se dio a la fuga. Precisamente, un año más la luz de las antorchas volverá a iluminar la víspera de San Marcial para recordar que mujeres y niños de Irun engañaron a los adversarios con esta estratagema. Además, Miguel de Astigar y Miguel de Ambulodi siguen siendo recordados con sendas calles que llevan sus respectivos nombres.
Un dato que prueba el carisma que tenían Miguel de Astigar y Miguel de Ambulodi es el siguiente: El 31 de enero de 1592 los clérigos de la Universidad de Irun solicitaron a los mayordomos de la parroquia de Nuestra Señora del Juncal, a los jurados y a un gran número de vecinos, que les concedieran para su uso cuatro sepulturas en el interior del templo. Los familiares y partidarios del rector se opusieron. Uno de los argumentos en que apoyaron su negativa consistió en que la concesión no había sido supervisada por el obispo. Desde entonces, las familias de muchas personalidades de la localidad fronteriza han solicitado ese privilegio pero no lo han conseguido, siendo enterrados sus allegados en el cementerio municipal.
En la actualidad la relación entre Irun y Hondarribia es de de tú a tú. Curiosamente, el 21 de septiembre de 1936, en plena Guerra Civil, viajó a Pamplona una comisión de personalidades de ambas localidades para solicitar a la Diputación Foral la incorporación de ambas villas a Navarra. Ya habían pertenecido al reino medieval de Navarra hasta que Gipuzkoa se desmembró voluntariamente del reino para pertenecer al de Castilla. Es evidente que la propuesta no salió adelante. Pero esa es otra historia para contar otro día.
La concordia fechada en Valladolid a 29 de setiembre de 1551
El mérito del párroco queda probado si se tiene en cuenta la complicada concordia fechada en Valladolid a 29 de setiembre de 1551. Establecía que debía hacerse un hórreo común de los frutos decimales de ambas feligresías. Debía dividirse en 23 porciones, después de sacada la correspondiente al obispo; de las que el cabildo de Irun debía percibir 19 y el de Hondarribia las otras 14. Con respecto a las primicias no se hizo ningún cambio; pues se dispuso que cada iglesia llevase las que había acostumbrado. Se convino, asimismo, en que los vecinos de Irun hiciesen la presentación del vicario y beneficiados; pero que los nombrados tuviesen que presentarse ante el ayuntamiento de Hondarribia como hasta entonces, para pedir al obispo la institución canónica. El cabildo de Irun, conforme a estos tratados, tenía que entregar a la iglesia catedral de Baiona la cuarta parte de los frutos decimales que le correspondían, como lo verificó mientras el arciprestazgo menor perteneció al obispado de dicha ciudad. Cuando se agregó al de Pamplona, parece que este derecho se adjudicó a la colegiata de Roncesvalles; con la cual el cabildo de Irun hizo un convenio, fijando dicha carga en 451 y medio reales anuales. Pero aun esta obligación desapareció desde la supresión de los diezmos por la ley general del reino.
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