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Hitler y Goering en la cancillería del Reich en 1938. Bundesarchiv Bild
Historias de Gipuzkoa

Goering en Hondarribia: una historia de Cine, nazis y piratas

'La Batalla de Inglaterra' cumple 55 años

Martes, 26 de noviembre 2024, 06:36

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Hay alguna extraña razón que la Historia, todavía, no sabe explicar y que pertenece al campo de la psicología y es el modo en el que quienes han participado en una guerra tienden a olvidarla. O, por el contrario, a recordarla. Un caso digno de estudio es el de la Segunda Guerra Mundial. Apenas pasados diez años de su fin, las potentes industrias del Cine anglosajón estaban inundando las pantallas del mundo entero con películas sobre ese tema. Y se trataba de grandes éxitos, de películas muy populares. Por ejemplo 'El puente sobre el río Kwai': nada menos que en Chile su pegadiza melodía fue adoptada por los partidarios del malogrado Salvador Allende durante su campaña electoral para las presidenciales de 1958.

La España de los años sesenta no fue ajena a ese curioso hecho. Es más: el franquismo desarrollista convirtió al país entero en un gran plató para producciones cinematográficas de envergadura y en ese lote de entusiasmo hubo curiosas producciones de ese cine bélico que dieron la vuelta al Mundo. Una de ellas fue 'La Batalla de Inglaterra', rodada en el año 1968 y estrenada en 1969, cumpliendo así ahora, en 2024, 55 años. Una fecha importante para, al menos, dos ciudades guipuzcoanas que sirvieron de decorado a esa película: San Sebastián y Hondarribia.

La primavera hondarribiarra del 68

Los exteriores de 'La Batalla de Inglaterra' hicieron, en efecto, uso de buena parte de España. De Sur a Norte, desde la base aérea de Tablada en Sevilla y las playas de Huelva, hasta el Norte, hasta la costa zarautztarra, la Avenida donostiarra y varios encuadres que es fácil localizar en la zona portuaria hondarribiarra.

De la cuestión de cómo el centro de San Sebastián de finales de los años sesenta se transformó -por obra del rodaje de 'La Batalla de Inglaterra'- en el Berlín de 1940, ya se ha hablado en prensa en distintas ocasiones. Empezando, naturalmente, por El Diario Vasco.

De lo que se ha tratado menos es de la primavera y el verano hondarribiarra de 1968 en el que el equipo de rodaje de 'La Batalla de Inglaterra' ocupó, durante semanas, una ciudad guipuzcoana tan cargada de historia. Para convertirla en el escenario de hechos históricos que nunca habían tenido lugar allí y pasear por aquellas calles a grandes jerarcas nazis, esta vez ficticios. Como el mariscal del Aire Hermann Goering, que había prometido laminar a la Royal Air Force británica para allanar la invasión posterior con la operación 'León Marino', lanzada desde puertos franceses que el equipo de localización de exteriores de 'La Batalla de Inglaterra' resumió apropiándose del hondarribiarra.

Castillo de San Telmo.

Fue así como se convirtió en escenario de esa película uno de los edificios con más solera histórica de esa ciudad en la que abundan edificios con solera histórica. Se trata del que coloquialmente llaman 'Castillo de los piratas'. El origen de ese apelativo que evoca a páginas escritas por Robert Louis Stevenson, no le hace demasiada justicia, pese al 'allure' y el misterio de que dota ese nombre a esta pequeña fortaleza renacentista en la salida del estuario del Bidasoa.

En realidad fue bautizado como Castillo de San Telmo, santo protector de las gentes de Mar y de los relacionados con ella, y se le ha conocido también como Castillo de Higuer por estar situado sobre ese cabo. Porque lo cierto es que, si ese castillo vio muchos nazis de ficción en 1968, piratas reales ha visto -en su larga historia- más bien pocos. El nombre de 'Castillo de los piratas' le ha sido asignado por el habla popular únicamente porque, acabada su obra en 1598, sobre su puerta principal se hizo colocar una placa en la que se decía, en latín, que estaba edificado para contener los robos de los piratas: 'ad reprimenda pirratarum latrocinia', escrito así, con dos 'r'.

Dichos piratas, para ser justos, fueron, en todo caso, corsarios. Es decir, personal civil dotado de una patente expedida por un estado beligerante -normalmente Francia o Inglaterra en nuestro caso- para atacar mercantes -preferentemente- enemigos de esos estados. Algo habitual no sólo en Nantes o Plymouth (por sólo citar dos casos) sino en la misma costa guipuzcoana, que era una de las principales bases de corsarios (lanzados a su vez contra Francia o Inglaterra) en esas fechas y posteriores. Como ya lo han constatado libros minuciosos -como el del profesor Enrique Otero Lana- o artículos específicos sobre el caso hondarribiarra como el de José Ramón Guevara.

Mendigos holandeses.

En 1598, sin embargo, el 'pirratarum' parecía justificado pues España apenas concedía estatuto legal a posibles atacantes procedentes de Holanda, con patente expedida por una autoridad no reconocida por esas autoridades españolas, que consideraban a dichos holandeses como provincias rebeldes. No simplemente como un estado enemigo. Así los corsarios holandeses de esa época -los fanáticos conocidos como 'mendigos del mar'- sólo podían ser considerados como piratas.

Nacía así esa semileyenda en torno al Castillo de San Telmo o de Higuer. Por lo demás los avatares históricos no dejaron de caer sobre él. Se dice que en 1611, María de Illarra, conocida como 'Mayora', una de las acusadas de brujería en el célebre proceso de esa fecha, estuvo en sus calabozos. Durante las numerosas guerras contra Luis XIV, en la segunda mitad del siglo XVII, barcos de guerra franceses castigaron sus muros... Así hasta que en el siglo XX la carretera que bordeaba a ese castillo, entre el Faro de Higuer y el puerto pesquero hondarribiarra, se escogió como escenario para simular uno de los puertos de la costa norte de Francia desde los que se iba a lanzar la operación 'León Marino' con la que el III Reich pensaba invadir Gran Bretaña. Al menos una vez que la Luftwaffe del flamante mariscal del Aire Hermann Goering hubiese logrado el dominio del espacio aéreo sobre el Canal de la Mancha.

Eso no fue posible, como ya lo dicen numerosas páginas en numerosos libros de Historia. Y fue así como en 1968, en la misma primavera y en el mismo verano en el que las calles de París y Praga se levantaban en dos distintas revoluciones, ese pequeño pedazo de la costa guipuzcoana, a las puertas del castillo 'de los piratas' hondarribiarra, vio desfilar al falso mariscal Goering interpretado por el actor Hein Riess, adornado con toda la parafernalia propia del personaje histórico. Desde su imaginativo y teatral uniforme azul celeste y su bastón de mando de mariscal (inspirado en el que usaban los de Napoleón) hasta el material de guerra utilizado por el verdadero Ejército del Reich. Ese ante el que el Goering de ficción pasea su entusiasmo a la sombra del Castillo de San Telmo, en la carretera del Faro de Higuer, y que al final de 'La Batalla de Inglaterra' se transformará en amarga decepción por no haber conseguido derrotar a la RAF. Dando así ese giró a una Historia que ocurrió lejos del puerto hondarribiarra, pero que esta ciudad guipuzcoana no olvida en este año, en el que se cumplen 55 del momento en el que se convirtió en escenario de esa ficción histórica.

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