El usurbildarra Eneko Eizagirre mira a través de una ventana tras narrar cómo ha superado la muerte por suicidio de su padre. F. DE LA HERA
Día internacional del duelo por suicidio

«Hablar de la muerte por suicidio de mi aita me ha ayudado a superar su pérdida»

El usurbildarra Eneko Eizagirre, de 26 años, narra cómo ha superado la pérdida de su padre, que se quitó la vida hace seis años

Aitor Ansa

San Sebastián

Jueves, 16 de noviembre 2023, 01:00

La última vez que Eneko Eizagirre vio a su padre fue durante un Eibar-Athletic de Liga que se jugaba en Ipurua. Ambos estaban ... en casa viendo por televisión el partido, que llegó al descanso con empate a cero, deseando que los armeros ganaran el encuentro en la segunda mitad. Su aita, «como siempre, se fue a dormir a mitad de partido», pero Eneko aguantó hasta el final, hasta que Raúl García le dio los tres puntos a los rojiblancos en el minuto 94. «Fui a su habitación, le desperté y le dije que al final había ganado el Athletic. Y él me contestó: 'Pues ya perderá la próxima vez'. Pero no hubo próxima vez para él. Después de eso no lo volví a ver». Su aita se quitó la vida al día siguiente.

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El 25 de abril de 2017, la vida de este usurbildarra de 26 años cambió para siempre. Era martes y, como cualquier otro día laborable, Eneko estaba en clase. Pero un mensaje lo trastocó todo. «Recibí un whatsapp de un amigo diciéndome que había pasado por delante de casa y que había muchos ertzainas», rememora. El aviso le extrañó. «Llamé a mi madre, y nada. Llamé a mi padre, y tampoco nada. Nadie me contestaba». La incertidumbre comenzó a apoderarse de él. «Al rato me llamó una tía para decirme que mi padre había tenido un accidente, que no pasaba nada, pero que tenía que volver a casa», asegura.

LOS DATOS

  • Acto Día internacional de los supervivientes en duelo por suicidio.

  • Día y hora Mañana. 19.00 h.

  • Lugar Salón de Plenos del Ayuntamiento de Donostia. Entrada libre hasta completar aforo.

Cuando llegó, «la puerta principal estaba abierta y había un montón de familiares». Accedió al interior «sin saber nada» y todos comenzaron a darle el pésame. Miró a un lado y a otro y en el salón se encontró a su madre y a su hermana llorando. «'¿Eneko, qué sabes?', me preguntó mi tía. Y yo le dije que nada. 'Tu padre ha muerto', me respondió». Se quedó en estado de «shock», intentando «digerir» la noticia que acababa de escuchar. Pero la magnitud del suceso era aún mayor. «La noción del tiempo de ese día la tengo un poco difusa, pero al cabo de unos minutos o unas horas nos reunieron a mi hermana, a mi abuela y a mí y fue entonces cuando nos dijeron que el aita se había suicidado», explica. La primera reacción de Eneko fue de negación. «Yo no quería saber eso, le dije a mi tía que para qué me contaba eso. El suicidio era algo de lo que había oído hablar de lejos, pero nunca piensas que te pueda tocar de cerca».

Reacción

«Mi primera reacción fue de negación, dije que por qué me habían dicho que se había suicidado»

Entonces comienza un proceso de luto «intentando ver qué ha pasado», una situación «muy delicada» a la que le ha podido dar la vuelta «con mucho trabajo y mucha ayuda» profesional. A diferencia de lo que pasa en otras muchas ocasiones, Eneko dice tener «mucha suerte» porque «nunca he tenido la sensación de culpa» por la muerte de su padre. «Nuestro entorno nos hizo ver que nos entendía, que querían ayudarnos y que estaban ahí. Esa cercanía nos ayudó un montón», admite. Se refiere a familiares, amigos y al pueblo de Usurbil, «que se volcó con nosotros».

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También verbalizar y ponerle palabras a todos esos sentimientos que le reconcomían por dentro. «Hablar de ello incluso me ha ayudado a superarlo», reconoce el joven, que mañana, coincidiendo con el Día Internacional de los Supervivientes en Duelo por Suicidio, ofrecerá su testimonio en un acto que ha organizado Bidegin, con quien colabora desde hace años. La jornada se desarrollará en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de San Sebastián a partir de las 19.00 horas, con entrada libre hasta completar aforo.

Duelo

«Nuestro entorno, la familia y amigos, nos hizo ver que nos entendían y eso nos ayudó un montón»

Con este tipo de actos, dice Eneko, trata de «normalizar» un «problema» que está «muy presente en nuestra sociedad» y al que rodean todavía muchos mitos y estigmas. «El suicidio no es una decisión, o por lo menos una decisión libre. La persona que muere por suicidio lo decide por terminar con una situación que es muy mala para él, tanto emocionalmente como en todos los aspectos. Lo que quiere es terminar con su sufrimiento», reflexiona el docente, que trabaja como profesor de Primaria en el colegio Jesuitas de la capital guipuzcoana.

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Pasar por todo este proceso, añade, también «te hace ver la otra cara que tiene la vida», e incluso aprender a «reflexionar acerca de la muerte, las emociones y cómo aceptarlas y saber gestionarlas», unas cuestiones que todavía tenemos pendientes como sociedad, dice. «El suicidio sigue siendo un tema tabú, no estamos preparados para escuchar que una persona ha muerto porque se ha quitado la vida. Lo creemos tan lejano de nosotros que no nos paramos a pensar en ello. Es nuestro deber hacer ver que el suicidio está aquí, que es un problema social y que lo primero que tenemos que hacer es verlo», afirma.

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