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Eloy Ubegun, en el centro, ayudado en la cocina de la residencia por la voluntaria Isabel y el residente Agustín. REPORTAJE GRÁFICO: IÑIGO ROYO
Inclusión social

Eloy sale del agujero y vuelve a cocinar

El alcohol le hizo perder su prestigio como chef, su familia, su dinero y casi la vida. Hoy, gracias a Cáritas y al apoyo institucional, sale a flote en una residencia de Trintxerpe, donde DV entra en el Día de las Personas sin Hogar

Aingeru Munguía

San Sebastián

Lunes, 30 de octubre 2023, 01:00

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Es solo una de las historias de 'Trintxer', el centro residencial de media y larga estancia para personas sin hogar y en situación de exclusión severa, que gestionan Cáritas con el apoyo de la Diputación. Una treintena de personas intentan aquí rehacer sus vidas. No tienen nada. Tuvieron, pero por el camino de la vida perdieron hasta la dignidad. Es el caso de Eloy Ubegun, un exitoso cocinero al que el alcohol le hizo perder todo y le puso al borde de la muerte. Una veintena de profesionales y de voluntarios les ayudan a reconstruirse como personas.

Eloy Ubegun, pasaitarra de 62 años, llevaba la gastronomía «muy dentro» y llegó a ser jefe de cocina de un gran restaurante en Madrid. Gracias al impulso de Luis Irízar e Inaxio Muguruza llegó a trabajar en decenas de grandes restaurantes por toda la geografía española, desde el Bodegón Alejandro, «cuando Martín Berasategui estaba allí», hasta locales como el hotel Los Zocos de Lanzarote, pasando por establecimientos de cátering de alto standing de la Moraleja (Madrid), Málaga, Sevilla, Galicia, Cáceres... Llegó a ser jefe de cocina de hotel Castilla Plaza durante 10 años. «Me he casado 4 veces, tuve una hija de mi primer matrimonio, que también se dedica a la hostelería. Con quien fui realmente feliz fue con mi última mujer», nos explica. Una norteamericana que se llamaba... El alcohol ha hecho estragos en su salud pero tras unos instantes lo recuerda: «Amy, se llamaba Amy».

Crisis epiléptica

Era de los que anteponía su trabajo a su familia. La cocina lo era todo para Eloy. «Estaba enganchado». Unas navidades su mujer «se empezó a hinchar» y el diagnóstico fue demoledor: cáncer de pulmón. «Duró 3 meses» y su fallecimiento sumió a Eloy en el alcoholismo. «No era consciente de lo que hacía». Tuvo que pasar dos veces por Proyecto Hombre. Recaía. Estaba tan enganchado al alcohol que ni se enteró que alguien de su entorno le quitó la cartera y pidió un crédito de 12.000 euros con su número de cuenta bancaria, un préstamo que todavía hoy está pagando.

«Tras un año en el psiquiátrico llevo dos años en esta residencia y estoy muy bien. Se preocupan mucho por nosotros»

En una de esas melopeas le ingresaron con 4,8 gramos de alcohol en sangre y «una crisis epiléptica» que casi le conduce al otro barrio. «Estaba enganchadísimo. Me levantaba a las 07.00 de la mañana porque tenía que tomar dos tragos de alcohol para quitarme los temblores». Lo pasó tan mal que aún hoy no recuerda cuándo, en qué momento o en qué año de su vida, sucedieron algunos hechos. Sí recuerda que estuvo «un año en el psiquiátrico de Usurbil» y que lleva dos años «muy bien» en la residencia de Cáritas de Trintxerpe. «Me dieron una discapacidad del 68%». Hoy Eloy ha dejado atrás el alcohol. Fuma tabaco de liar. «Soy otra persona. Esta gente se preocupa la hostia por nosotros», afirma.

Imagen principal - Eloy sale del agujero y vuelve a cocinar
Imagen secundaria 1 - Eloy sale del agujero y vuelve a cocinar
Imagen secundaria 2 - Eloy sale del agujero y vuelve a cocinar

Tiene un empleo ocupacional en la empresa Txiper y además cuenta con los ingresos de una pensión de viudedad y otra de discapacidad «con los que voy pagando las deudas que tengo». Eloy es feliz hoy haciendo un día a la semana la comida o la cena de la residencia Trintxer. Va cada 15 días a tratamiento psicológico. Y se acuerdo de su hija. Teme que se enganche al trabajo hostelero como le pasó a él. Y sufre cuando lee noticias sobre los botellones: «El alcohol es muy peligroso. Se empieza por ahí...».

Jornada de puertas abiertas

Ayer fue el Día de las Personas sin Hogar, un día especial en Trintxer, un alojamiento de propiedad compartida entre el Ayuntamiento pasaitarra y Cáritas. Se organizó una jornada de puertas abiertas con la que se pretendía romper barreras entre el interior y el exterior de este equipamiento social. «Queremos quitarnos la etiqueta de 'el albergue de Cáritas' y 'los de Cáritas'», explica su directora, Laura Pérez. «Queremos ser parte de este barrio y queremos que el barrio entre a nuestra casa y nos conozca». ¿Por qué? Porque uno de los objetivos es reforzar la autonomía personal de los usuarios, conformar redes de apoyo de las que carecen, ellos (25) y ellas (6) necesitan a la sociedad para salir adelante porque no tienen nada.

El centro es un apoyo fundamental para su recuperación porque las estancias son de entre 3 y 5 años. Reciben techo, cuidados personales, socio-sanitarios, atención psicológica y acompañamiento social, ocupacional y personal que les ayuda a sacar la cabeza. Este año han pasado por aquí 47 personas (36 hombres y 11 mujeres), la mitad nacionales y la otra mitad «migrantes, con edades entre los 40 y 60 años». «Son personas que no pueden acceder a un alquiler, no tienen recursos, no tienen una red familiar, les faltan habilidades sociales, tienen problemas mentales...».

«Todos podemos ser como Eloy. No son personas que quieran estar en la calle, han terminado ahí y necesitan ayuda para salir»

Por eso los responsables de Trintxer explican que lo último que necesitan es que el entorno les estigmatice más de lo que ya están de por sí. «Necesitan compañía, relaciones, reforzar su autoestima, que alguien les pregunte 'cómo estás'. El aspecto relacional es básico para su integración en la comunidad». Para volver a sentirse personas. «Cualquiera de nosotros puede acabar como ellos. Son personas que por diferentes circunstancias han perdido el trabajo, la familia. No quieran estar en la calle. Han terminado en la calle y necesitan ayuda para salir del agujero».

Más personas atendidas y cada vez más jóvenes

La residencia Trintxer es uno de los cinco recursos que tiene Cáritas en Gipuzkoa con apoyo psicosocial para atender a las personas sin hogar. En lo que va de año ya son 758 las personas atendidas, cuando en todo 2022 fueron 750. De este volumen el 90% son hombres y el 10% mujeres, la misma proporción entre extranjeros y nacionales. Y la edad tiende a bajar. Además de los propios recursos humanos y del apoyo profesional, Cáritas cuenta con la acción de 236 voluntarios que participan en el acompañamiento de las personas sin hogar, «una labor de apoyo social y relacional fundamental», según explicó ayer el secretario general de Cáritas, Jose Emilio Lafuente, en el acto de puertas abiertas celebrado ayer en la residencia Trintxer con motivo del Día de las Personas sin Hogar. El lema elegido, 'Comparte tu red, no dejes que se queden fuera de cobertura', sintetiza bien lo que se pretende: «la importancia de los gestos sencillos que podemos hacer en el día a día por la inclusión social» de quienes no tienen dónde ir ni con quién estar. «Todo lo que hagamos en el ámbito comunitario, en el ocupacional y en el relacional es muy importante para estas personas».

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