«Bendigo 5 o 6 casas al año y cuando ceno con amigos suelo llevar agua bendita por si acaso»
Confesiones de.... un capellán ·
«La mayoría insiste en que les bendiga bien la entrada para que no les entren a robar», confiesa Rafael Hernández, el capellán de Tecnun y JaizkibelIGNACIO VILLAMERIEL
San Sebastián
Jueves, 13 de septiembre 2018, 07:26
Rafael Hernández es capellán universitario y profesor de la Escuela de Ingenieros de San Sebastián (Tecnun), donde imparte una asignatura optativa de introducción al cristianismo. «Puede que los estudiantes se apunten porque saben que es fácil de aprobar, no digo yo que no, pero seguro que algo se les queda».
Y probablemente tenga razón, a juzgar por la cantidad de alumnos que mantienen relación con él una vez acabados los estudios. «Muchos me piden que les case, y algunos otros, los menos, que les bendiga la casa». El padre Rafael afirma que bendice unos 5 o 6 hogares al año. «Lo que sí puedo decir es que hay demanda», sostiene con una sonrisa angelical en su despacho de Tecnun, bajo la ubicua mirada de un Cristo crucificado. «A veces, si unos amigos me invitan a cenar y pienso que les puede hacer ilusión que les bendiga la casa, me llevo un poco de agua bendita y el ritual necesario descargado en el móvil y les obsequio con ese regalo».
Historias
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Se bendice a las personas y las estancias. «En primer lugar se asperge agua sobre quienes viven en la casa y luego por cada estancia. La cocina es de las que más gustan, aunque he bendecido hasta una bici estática»
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Exorcizar una casa «Hay casas que están infectadas por Satanás y hay un exorcismo para que, en nombre de Cristo, expulsar al maligno».
No en vano, este sacerdote está muy puesto en las redes sociales, donde tiene cerca de mil amigos en Facebook y cinco blogs, a través de los cuales mantiene un trato directo con sus fieles. Un auténtico 'ePriest' o 'cura 2.0' que, cuando está de viaje, utiliza el portátil para acceder a los textos litúrgicos, para no depender de los libros para rezar.
«Normalmente es la gente la que me pide que les bendiga la casa, pero otras veces lo propongo yo, porque es un gesto que tiene una gran significación». El padre Rafael explica que la bendición se asimila a un sacramento, sin serlo. Y se pone musical para intentar hacer comprender mejor sus palabras ante un oído cristiano, aunque pecador. «Una bendición es reconocer la bondad de Dios, que ha creado las cosas, ¡qué bonita es la creación!, como afirma la canción 'Morning has broken' de Cat Stevens», cuyas estrofas tararea en inglés sin ningún rubor: «Mía es la luz del sol, mía es la mañana nacida de la única luz con que el Edén se recreó. Alaba con alborozo, alaba cada mañana, la recreación del Dios del nuevo día».
En definitiva, para el padre Rafael el objetivo de la bendición de una casa es intentar que se siga prolongando la bondad de Dios sobre las personas y sobre los objetos que habitan en ella. «En primer lugar bendigo a las personas y luego las distintas habitaciones. A veces me insisten en asperger bien de agua bendita en la entrada para que no les entren a robar», pero el capellán les responde, a su vez, que la idea no es esa. Además de pedir la protección de Dios, «se trata de comprometernos nosotros a bendecir también a los demás». Y en ese punto recuerda de dónde procede etimológicamente la palabra: de 'benedicere', «decir bien de alguien, mientras que maldecir es hablar mal».
«Si quieres te bendigo la casa», sugiere el cura a bocajarro sin dejar pasar la más mínima oportunidad de evangelizar, y a continuación explica en qué consiste el ritual. «Primero se rocía el agua bendita (lo que recuerda el bautismo) y que, además, protege del poder del maligno, de Satanás». Después se hace lo mismo con el resto de estancias: la terraza, la cocina... en ese punto hace una pausa y aclara. «Normalmente la cocina es una de las partes de la casa con más demanda para ser bendecida, aunque me han llegado a pedir que les bendiga hasta una bicicleta estática. De todo».
Don Rafael aclara que si no hay un sacerdote disponible, la bendición debe hacerla un cura; si no, un diácono, un acólito, o en última instancia algún lector de la Palabra. ¿No lo puede hacer uno mismo entonces? «Es mejor que lo haga un sacerdote», sentencia el padre Rafael. Aunque finalmente reconoce que «también tú mismo podrías bendecir tu casa, por supuesto, pero es mejor que lo haga un cura».
En cuanto a la diferencia entre los rituales de bendición de casas entre las distintas confesiones y las diferentes religiones, el capellán de Tecnun afirma «no conocer el resto exactamente», pero enseguida barre para casa al afirmar que la bendición tiene un origen netamente evangélico, si bien concede que «supongo que los no católicos tienen sus propios ritos para bendecir sus hogares»
Lo más importante para el padre Rafael es que la bendición de un vivienda, ya sea cristiana, musulmana o judía «te compromete de algún modo a ser hospitalario, a que otros tengan un hogar. A imitar, en definitiva, a Dios, que acoge a todo el mundo».
El capellán aclara que quienes le piden la bendición de su hogar no lo suelen hacer para evitar malos espíritus. «Eso ya serían los exorcismos, que se siguen practicando en la Iglesia, con la debida prudencia y después de garantizar con un diagnóstico en el que intervienen psiquiatras, que aquello no es fruto de una enfermedad mental del dueño de la casa».
Los exorcismos de viviendas no son, por tanto, coto privado de las películas de terror, por lo que parece. «No, hay casas que efectivamente están infestadas por Satanás y hay un exorcismo mediante el cual, en nombre de Cristo, se expulsa al maligno. Pero son cosas distintas», aclara el sacerdote. «Yo por ahora no he tenido esa misión, pero se puede hacer, se debe hacer, y se hace», sentencia rotundo.
En cualquier caso, el cortés padre Rafael busca exorcizar las preguntas malignas de su interlocutor y le hace volver al redil. «La bendición de una casa permite tener presente a Dios, vivir la fraternidad y pensar en los demás». Para materializarla, se coloca una estola, lee una oración de alabanza, «a la que es oportuno responder por parte de quienes reciben la bendición», y a continuación asperge el agua bendita. «La suelo llevar, aunque eso tampoco es problema porque se puede 'fabricar'», concluye divertido. Ventajas de ser cura.