Grillo, el arte del ensamblaje

Grillo es un vino elaborado con cuatro variedades de uvas muy complejas de ensamblar, como son syrah, cabernet sauvignon, garnacha y merlot y que, además, destaca por el diseño de su botella. No en vano, esta fue premiada al Mejor diseño de botella del mundo en el International Wine & Spirit Competition – IWSC.

En esta gran cata celebrada en el Narru con motivo de los 90 años de El Diario Vasco, Javier Caneja, sumiller de este restaurante donostiarra, introduce este vino destacando su origen, la zona de Somontano, y su ensamblaje no clásico.

Su añada, 2015, también se refleja en sus colores teja con tonos violetas al fondo. Carlos Muro (Akelarre) aprecia en el vino «una cierta madurez», mientras que Martín Flea (Ibai) asegura que «tiene enganche. Hay elegancia». Alejandro Hernández (Rekondo) ve en él «un estilo Burdeos mediterráneo» y Mariano Rodríguez (Arzak) resalta «su nariz, muy golosa, con una fruta muy madura».

Pasando al ensamblaje y madurez de este vino, Ciro Carro (Akelarre) incide en que «son uvas de carácter muy diferente, muy bien ensambladas. Y eso es muy complicado porque el equilibrio es muy bueno. Tiene un amargor que lo hace simpático». Flea se queda con que «estamos hablando de un vino de nueve años que se ha mantenido muy bien». Todos coinciden en que el vino, una vez decantado, evoluciona en copa.

En cuanto al maridaje, Caneja lo ve «sensacional para una sobremesa», todo lo contrario que Ciro Carro, que apostaría por él para ser acompañado por «unos embutidos ahumados antes de comenzar a comer». Mariano Rodríguez se descanta por el queso porque es un vino que no tapará al resto de vinos de la comida.

Vino de color rojo picota, profundo, de capa alta y ribete violeta. Nariz elegante, que gana en intensidad a medida que se oxigena. Destacan los aromas de fruta roja madura o especias como la pimienta negra, con notas al fondo de tostados propios de su paso durante 13 meses por barricas de roble francés.

En boca es un vino con volumen, redondo, con unos taninos suaves propios de una maduración correcta. Destaca su equilibrio de alcohol – acidez, lo que hace que sea un vino de gran densidad muy fácil de beber. Su final, largo y persistente, es debido a la intensidad con la que reaparecen los aromas de fruta y tostados al paso por boca.