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Los nueve participantes enel debate de anoche en RTVE, junto al presentador, Xabier Fortes. EFE
Elecciones 9-J

Alta tensión en el último capítulo hacia las europeas

El PP cree que el veredicto del 9-J dejará muy tocado a Sánchez pero el PSOE confía en su resiliencia

Alberto Surio

San Sebastián

Viernes, 7 de junio 2024, 02:00

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La campaña llega a sus horas finales y lo hace a lomos de un cable de alta tensión, con un enfrentamiento Pedro Sánchez-Alberto Núñez Feijóo que ha dinamitado todos los puentes y ha radicalizado el paisaje hasta límites insospechados. Hasta la inédita respuesta del juez Juan Carlos Peinado al presidente del Gobierno ilustra la lucha a muerte que se libra en el corazón del poder, un insólito capítulo final que no tiene precedentes y que figuraría en los mejores guiones políticos de Netflix. El caso Begoña Gómez se ha convertido en arma arrojadiza entre PP y PSOE, y eclipsa el debate real sobre el futuro de Europa, un sueño para algunos y una realidad para la mayoría que sirve para tomar las decisiones más trascendentales. Lo fue en el pasado, lo es en el presente y lo será en el futuro.

El debate a nueve de Televisión Española reflejó este jueves ese clima envenenado si bien se intentó hablar de Europa y algunos candidatos aprovecharon la discusión para hablar de la transición ecológica, del pacto sobre inmigración, de los agricultores y su adaptación al cambio climático o el avance imparable de la ultraderecha. Se intentaron guardar las formas pero hubo golpes secos en el cuadrilátero.

La campaña comenzó bajo el síndrome de la desmovilización, fruto de la apatía, de la desafección o de la frustración con una política demasiado endogámica. Las encuestas apuntaban una apatía total y una abstención muy elevada. Las europeas nacían con el desencanto debajo del brazo. Hace cuatro años, la cita europea coincidía con las municipales y forales y las cifras fueron sensiblemente superiores a la que sugieren los pronósticos.

Pero el viento cambió con la llegada de Javier Milei a los titulares y la polémica que arrastra al argentino, un activista decidido de la 'guerra cultural' contra las corrientes progresistas, a las que ha convertido en el chivo expiatorio de todos los males de la sociedad. Su entrada en esta serie le convirtió en un punto de inflexión determinante. Milei comenzó a atacar a los 'zurdos', a la gentes de la izquierda y la caldera ha ido calentándose poco a poco. Para algunos es un reflejo de la ideología. Otros lo ven como una mera lucha por el poder. Y los hay que sostienen que en el fondo lo que subyace es un deslizamiento de una parte de la derecha tradicional democristiana a la ultraderecha reaccionaria que reivindica la ley y el orden, que incluso se pone un chaleco antisistema. ¿La rebeldía se ha hecho de derechas?, se preguntaba el escritor Pablo Sterfanoni. La tesis de que esta nueva extrema derecha ha venido para quedarse y para intentar cambiar el mundo.

De forma parelela a esta línea de debate interno en el ámbito de las derechas, el ambiente electoral en España se ha ido electrizando a medida que pasaban los días. El PP de Alberto Núñez Feijóo ha construido todo un discurso sobre el caso Begoña Díez en el que dirige su artillería sobre la responsabilidad de Pedro Sánchez, que permite «la corrupción» en su entorno. La estrategia culmina con la exigencia al presidente de que dé explicaciones. O que dimita.

El PSOE ha recurrido al contraatauque en una operación de riesgo porque el 'tu más' siempre tiene mala imagen. Ellos argumentan que, en el fondo, la víctima es Sánchez y su partido, que la dinámica de acoso sitúa a Gómez en el objetivo y que es injusto criticar que se intente explotar políticamente el acoso. «Lo que hacemos es defendernos», precisan indignados.

Punto de inflexión

Pero el PP se muestra seguro de que, más allá de las maniobras socialistas para despistar, el coste de Sánchez por el caso de Begoña Gómez representa el inicio seguro de su ocaso. De hecho, le ven desesperado y casi desahuciado políticamente, con una coreografía casi peronista para evitar el naufragio. Se escuchan palabras muy fuertes en el ágora del debate público. La hiperventilación es el nuevo manual de la política. Son horas en las que la muestra de aplomo y sangre fría es un valor añadido.

Las elecciones pueden ser un punto de inflexión, aunque hoy resulte inconcebible pensar que el cable va a aflojar en los próximos días. El enfrentamiento entre el CGPJ y el Gobierno es frontal. Solo en Cataluña pueden comenzar a girar los acontecimientos, una vez que los independentistas han perdido la mayoría absoluta y el dato podría llevar al PP a conquetar en las votaciones para elegir la Mesa del Parlament o en la futura elección del president. La anulación de algún voto telemático de algún parlamentario independentista por parte de la Justicia constituye un elemento que rompería la baraja porque alteraría el equibirio entre nacionalismo y constitucionalismo. Atentos a la jugada.

Euskadi no es ajena a la polarización pero los nacionalistas hacen un esfuerzo por encontrar su espacio. Este mismo jueves, en Vitoria el lehendakari Iñigo Urkullu lanzó un aviso a navegantes a EH Bildu. «Que sepan que PNV solo hay uno», indicó. El mensaje revela todo un pulso por la primacía en la comunidad nacionalista.

Mientras, Arnaldo Otegi se envuelve en la bandera frente a la extrema derecha. «Somos hijos e hijas de Gernika, un símbolo que nos identifica como antifascistas y pacifistas», dijo este jueves. La manifestación de EHKS este viernes en Donostia contra la guerra en Ucrania y contra la Unión Europea y a favor de la abstención pondrá el acento crítico. Los convocantes intentarán este viernes exhibir su músculo antistema frente a todos los partidos parlamentarios. El puzle de la izquierda está muy revuelto.

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