Día de campaña sin rosas ni mercadillos

Son las siete menos cuarto de la mañana y ya es de día en Bilbao. La ciudad ha amanecido con las típicas nubes de verano y en casa de Idoia Mendia acaba de sonar el despertador. La candidata del PSE-EE a lehendakari ha dejado atrás los días en que se despertaba como un duermevela, en los previos de la campaña, y ahora, pese a la tensión lógica del día a día, consigue conciliar bien el sueño y descansar para afrontar la jornada a todo gas. El desayuno, el mismo desde hace años, y la lectura de periódicos ocupan los primeros minutos de la mañana, acompañada de Alfonso Gil, su marido y teniente de alcalde socialista en el Ayuntamiento de Bilbao. «Hace años que me quité los dulces y varío entre el salmón y fruta con un buen 'cancarro' de café, –el único que tomo en todo el día– o el pan con aceite y tomate. Tiro un poco de lo que tenga en la nevera», comparte. Mientras disfruta del primer plato del día, se lee «de tirón» cuatro periódicos, entre los que no falla El Diario Vasco.

Dan las ocho y es la hora de la sesión semanal de Gyrotonic. «Antes hacía pilates, pero este nuevo método me viene bien para mi problema de espalda, me quita el dolor y me ayuda a mantener bien las articulaciones», explica. Mendia acude a un centro especializado y en cuanto acaba la clase, ya está lista para cumplir con su agenda. Arranca así el primer lunes de la campaña electoral más atípica, quince días con mucha mascarilla, pero sin reparto de rosas, –apenas alguna virtual–, sin mercadillos en los pueblos, sin abrazos, ni saludos como los de toda la vida... «Esto lo llevo fatal porque yo soy muy de calle a diario. En mi barrio la gente me conoce, se acerca, me cuenta... Me gusta ir a Eibar, a Andoain, a Irun,... y charlar y sentir cerca a militantes y simpatizantes, pero esta situación no nos permite ese contacto con la ciudadanía», se resigna. ¿Y qué le dice la gente en la calle? «Me dan muchos ánimos. Para mí y para Pedro. Hay bastante solidaridad, pero también hay otros que se acercan y te trasladan sus preocupaciones. Hay mucha gente con muchos problemas, por eso hemos elegido el lema 'Soluciones'», remarca convencida de que es el que mejor representa al PSE en estas elecciones autonómicas. «No vamos a crear problemas, vamos a trabajar por las soluciones, conscientes de que hay muchas familias en Euskadi que lo están pasando muy mal y no podemos perder el tiempo en tonterías. Tampoco en experimentos», deja caer.

Antes de comenzar a hacer kilómetros en coche, el equipo de asesores y responsables de prensa de la aspirante socialista a la Lehendakaritza se reúne en la sede socialista de Alameda Recalde. Toca revisar la agenda, analizar los días transcurridos, repasar mensajes o cambiar alguna cosa «no tanto del día, sino de lo que queda de la semana», atender a los medios de comunicación y preparar los debates que habrá en las dos semanas que aún restan hasta llegar al 12 de julio. «Los mensajes se van encajando en función del programa electoral y de las prioridades de cada momento. En los ratos que tengo libres preparo contenidos, los repaso y los contrasto con Oscar, Pau y Concha. Y con Miguel Ángel (Morales), el coordinador de campaña, por supuesto, que se encarga de encuestas, de imputs, tendencias...», cita.

La primera parada del día es Vitoria. Aprovecha el trayecto en coche para repasar su discurso. La cita es junto a la fábrica de Mercedes y le acompaña la cabeza de lista por Araba, Gloria Sánchez. Allí, Mendia hace hincapié en la importancia del sector de la automoción del que, recuerda, dependen 60.000 trabajadores vascos. «Lo que intento trasladar a lo largo de la campaña es que las crisis generada por el Covid no tiene que derrumbarnos, sino todo lo contrario, ser una palanca en la que apoyarnos para salir más fuertes y mejores», anima.

En su caso, tampoco ha tenido unos meses de confinamiento fáciles. Arrancó la precampaña contagiada de coronavirus, hospitalizada y de cuarentena en familia, después llegó el ataque con pintura en su portal y, por si fuera poco, su ama, Maite, tuvo otra recidiva del cáncer, y va la tercera. Las dos hermanas se turnaban para acompañarle en las sesiones de radioterapia hasta que Idoia enfermó de Covid. Ahora, en campaña le ve poquito. Eso sí, es una de sus grandes admiradoras. «Es una hooligan», sonríe.

Hacia las dos es hora de regresar a Bilbao, para comer en casa lo que se pueda. Solo le espera Alfonso, sus hijos van a su ritmo. Álvaro ya está de vacaciones, recién graduado en Psicología con especialidad en Organización de Empresas, y Pablo apura los días para enfrentarse a la Selectividad a partir del día 6. Estudiará Derecho como su ama. «Tengo mucha confianza en él», comenta orgullosa.

Por la tarde, pasa de nuevo por la sede. Desde allí hace una videoentrevista con Diariovasco.com para responder a las preguntas de Ainhoa Múgica y rápidamente de nuevo al coche para enfilar la autopista hacia Errenteria. La convocatoria es en la plaza Pablo Sorozabal de Beraun, un barrio muy simbólico para el PSE, lo que hace que el mitin derroche emotividad. «Para mí es un municipio muy especial por lo que han sufrido aquí los compañeros». En Errenteria se echa en falta el calor del público. El Covid obliga a aforos muy reducidos, «nada que ver con escenas como la vividas por Pedro Sánchez las últimas veces que ha estado en Euskadi antes de la crisis», añora. El partido echa mano del streaming en las agrupaciones para que la militancia sienta ese «calor virtual».

Es ya de noche y en casa le espera Alfonso. Juntos, en el sofá, repasan el día. «Es mi mayor crítico y también mi mayor ayuda. No somos una pareja que nos regalemos los oídos. Cuando hay que decir algo que se ha hecho mal, se dice. En lo profesional y en lo personal. Eso siempre funciona bien», confiesa. Cena en familia y, si se da el caso, un poco de cine francés. Y a dormir pronto, que ya asoma el martes.