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No es lo mismo tener 25 años, un trabajo precario y unos pequeñísimos ahorros que estar estabilizado en los 40 o pensar en la jubilación a finales de los 50. Con la ayuda de cuatro expertos en finanzas e inversión vamos a repasar cómo debemos actuar en cada fase de la vida en relación con las decisiones económicas que nos asaltan. ¿Hay que abrir una cuenta vivienda a los 20? ¿Invertir en bolsa a los 40? ¿Cuándo empezar a ahorrar para los estudios de los hijos? ¿Cómo protegernos en caso de divorcio? Cada pregunta, y muchas más, tendrá su respuesta.
Nuestros expertos
Asesor financiero
Experto en patrimonio y fiscalidad del bufete Barrilero y Asociados.
Gestor y analista de Bestinver.
Profesora titular del departamento de Economía Financiera II de la UPV/EHU.
Invertir
No nos engañemos, en la veintena no es fácil centrar el pensamiento en el futuro. Domina el presente. Pero nuestros expertos coinciden en que sería el momento ideal para comenzar esa «carrera de largo plazo» que, según el asesor financiero Natxo de Prado, es la inversión. «Nuestros padres son los que deben iniciarnos en el entrenamiento desde el primer momento, ir construyendo una mentalidad inversora desde que los niños tienen uso de razón», añade.
Ahorrar no es algo que esté al alcance de muchos jóvenes en este momento, una generación enfrentada a salarios bajos y un coste de la vida y la vivienda en general inasumible. Según el último informe del Observatorio Vasco de la Juventud, las personas de entre 18 y 34 años tienen que dedicar en Euskadi más de la mitad de sus sueldos para acceder a una casa, ya sea en propiedad o en alquiler.
Pero salvando esta circunstancia, y teniendo en cuenta que cuando se tienen 20 años «lo natural es pensar en el corto plazo», los expertos creen que sería interesante «empezar a llevar una contabilidad casera que permita conocer la renta mensual que queda disponible después de los gastos fijos. Y emplear un porcentaje de la renta disponible en inversiones enfocadas a largo plazo», apunta Ander Carrasco.
«Yo empezaría a ahorrar cuando se tiene un trabajo estable. Se puede ahorrar algo al mes, aunque sean 100 euros», dice Ana Blanco, profesora titular del departamento de Economía Financiera II de la UPV/EHU.
«Si las circunstancias lo permiten, deben poner esa bola de nieve a rodar tan pronto como sea posible», asegura Miguel Dolz, gestor y analista de Bestinver. Dolz calcula que, si con 25 años una persona empieza a ahorrar 200 euros al mes, a los 65 habrá acumulado un patrimonio de 400.000 euros.
«Dada la inestabilidad laboral actual, hay que estar muy seguro para abrir una cuenta de este tipo y fijarse muy bien en las condiciones del contrato. El plazo máximo es de 10 años, no se pueden domiciliar recibos y la deducción fiscal solo es para residentes en el País Vasco», apunta Ana Blanco.
«Depende de la capacidad de ahorro y las necesidades de cada persona. Actualmente hay pocas opciones, aunque las entidades financieras ofrecen productos -como los fondos- que pueden tener algo más de rentabilidad a cambio de asumir más riesgos», dice Carrasco. En todo caso, lo que hay que tener «es buena información y un asesoramiento profesional».
Aunque es una tendencia en claro retroceso, una de las primeras compras que los jóvenes hacían con sus primeros sueldos era el coche. No parece una buena idea. «No, esto clarísimo. No es una inversión, empiezas a perder dinero según sales del concesionario. Mejor alquilar, renting… hay otras opciones», aconseja Ana Blanco.
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Teniendo en cuenta que la edad media de emancipación de los jóvenes vascos es de 30,2 años, esta es la década de las grandes decisiones: es cuando normalmente se accede a una vivienda, se inicia una vida en pareja, o se tienen hijos.
Ana Blanco, profesora de la UPV/EHU, cree que «separación de bienes, sin duda. Y no por un posible divorcio, sino por evitar conflictos en general. Se abre una cuenta común para asuntos domésticos en la que se hace una aportación periódica y listo».
«Con las condiciones actuales, primero alquilar y después comprar una vivienda habitual. No recomendaría segundas viviendas, mejor no tener gastos fijos», dice Blanco. En cuanto al nivel de endeudamiento recomendado -el porcentaje del sueldo destinado a la hipoteca o al alquiler- «no debería ser más del 35%. Pero yo lo bajaría hasta el 30%». Es decir, si en casa entran 3.000 euros mensuales, el límite para el alquiler o la hipoteca debería rondar los mil euros. A partir de ahí, peligro.
No obstante, «hay que pensar en el largo plazo temporal. Igual merece la pena pagar más al principio y menos al final, para amortizar capital inicial e ir pagando menos intereses».
Si la opción elegida es comprar, surge otra disyuntiva, la de contratar un préstamo hipotecario a tipo fijo o variable. No es un tema menor, teniendo en cuenta el altísimo impacto que los actuales tipos de interés tienen sobre las cuotas a pagar cada mes. Se estima que la última subida aprobada por el BCE, que ha dejado el euríbor en cerca del 4%, encarecerá una hipoteca media en unos 300 euros mensuales.
Como en tantos otros aspectos de las finanzas personales, depende. «Si queremos olvidarnos del riesgo de interés y pagar una cuota fija sin que nos importe cómo va el euríbor, hipoteca fija», aconseja Ana Blanco. Si queremos estar pendiente del euríbor y pensamos que volverá a bajar, «cosa que no parece», entonces es mejor la hipoteca variable.
«Pero estamos expuestos a variaciones en los tipos de interés que se tomen como referencia. Otras opciones son las hipotecas mixtas (unos años fijo y luego variable), o las hipotecas con un seguro añadido que te cubra de variaciones en los tipos (pero es caro)», añade la profesora.
«Hacia los 35-40 años es un buen momento, siempre que se pueda», aconseja la profesora de la UPV/EHU. Ander Carrasco, de Barrilero y Asociados, considera que a partir de los 30 años «es interesante constituir un fondo de pensiones o contratar una EPSV».
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Es, en teoría, la etapa en la que se consolida nuestra madurez profesional y personal. Los ingresos se estabilizan pero surgen nuevas exigencias financieras, vinculadas normalmente al crecimiento de los hijos y la madurez.
El asesor fiscal Natxo de Prado cree necesario «ir construyendo una cartera bursátil para nuestros hijos» aprovechando la ventaja que supone tener «un horizonte temporal de largo o larguísimo plazo. Podremos poner a trabajar ese dinero desde un perfil de riesgo más decidido, más ambicioso y a medida que vaya acercándose el momento del objetivo marcado, la matrícula del máster, la entrada de la casa, del coche... iremos reduciendo exposición a renta variable».
Para Natxo de Prado «lo adecuado sería una combinación entre ambos». La inversión en EPSV tiene, a su juicio, «un efecto psicológico importante y beneficioso. Una especie de sensación de que esa inversión a tan largo plazo no puedo o debo tocarla. Y esta estrategia es muy beneficiosa, sobre todo para perfiles que no están acostumbrados al ahorro sistemático o que tienden a ponerse muy nerviosos cuando vienen momentos de mercado con altas volatilidades».
Ana Blanco se inclina «por invertir un 75% en fondos y un 25% en planes de pensiones. «No soy muy partidaria de los planes de pensiones en general», aclara.
Las criptomonedas se han convertido, de unos años a esta parte, en un activo financiero de moda. Pero con una gran inestabilidad y riesgo de pérdida. Por eso, «si tu perfil de riesgo es conservador o moderado y no te llevas bien con la volatilidad, claramente mi respuesta es: mantente alejado», sostiene Natxo de Prado.
«Si eres de perfil decidido, tu estómago y tu curiosidad por lo desconocido soportan bien los imponentes vaivenes a los que nos tienen acostumbradas las cotizaciones de las criptomonedas, pues quizás se podría estudiar la posibilidad de 'probar' con una pequeña parte de tu patrimonio. Pero siempre, siempre, con una premisa básica... entender bien el activo en el que estás 'invirtiendo'», advierte el asesor financiero.
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Lo normal en esta etapa de la vida es empezar a pensar en la jubilación, aunque la incertidumbre inherente a estos tiempos no lo permita. Porque no es descabellado pensar que nos podemos quedar sin trabajo.
«Eso siempre, porque a los 50 años es el peor momento para verse en la calle», reconoce la profesora de la UPV/EHU.
En esta etapa también son cada vez más frecuentes las rupturas de pareja, un elemento altamente desestabilizador de las finanzas familiares.
«Uff..», suspira Blanco. «Si antes has hecho separación de bienes, te quitas ese problema. Si no... mejor contrata a un buen abogado».
Los 50 son años en los que, por simple ley de vida, asistimos al fallecimiento de nuestros padres y otros familiares de mayor edad. ¿Cómo manejar una herencia?
«En mi experiencia, la mejor manera de gestionar una herencia es ponerla en manos de profesionales. Confiar en abogados y asesores que nos acompañen para dilucidar todas las cuestiones fiscales y civiles de una herencia», sostiene Ander Carrasco.
Ana Blanco recuerda que, «como la fiscalidad de nuestro sistema hace pagar varias veces (patrimonio, sucesiones) al que ha ahorrado toda su vida», y teniendo en cuenta que «cada familia es un mundo», lo mejor es «deshacerse de los bienes inmuebles, convertir todo a dinero y repartir entre los herederos. Así se evitan muchos conflictos».
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A partir de los 60 es el momento de recoger lo sembrado para transitar con la mayor tranquilidad posible lo que nos resta de vida, que según las últimas estadísticas del INE llega hasta una media de 80,2 años para los hombres y de 85,8 en el caso de las mujeres.
«Puede ser en forma de renta mensual o como capital, o mixto. Lo que te ayude a mantener el mismo nivel de vida que tenías antes, sin hacer excesos», apunta Ana Blanco. «Generalmente creo que es mejor una renta mensual, te ayuda a seguir con el ritmo de ahorro y de gasto habitual», añade.
Ander Carrasco recuerda que los importes rescatados de este instrumento de ahorro «constituyen un rendimiento del trabajo». Por lo tanto, «a la hora de tomar la decisión debemos tener en cuenta que el rescate en forma de capital permite integrar únicamente un 60% de las cantidades recibidas, quedando el 40% restante exento de tributación en el IRPF».
Pese a todo, puede que la pensión que percibamos, ya sea la pública, la privada, o una mezcla de ambas, no sea suficiente para llevar una vida medianamente cómoda y desahogada.
La hipoteca inversa es un préstamo hipotecario especial mediante el que no se pagan cuotas. Al contrario, se cobra mensualmente una renta. «Al fallecimiento del deudor hipotecario sus herederos pueden elegir entre quedarse el piso -pagando la deuda pendiente- constituyendo una nueva hipoteca en sustitución de la inversa para liberar deuda de los titulares e incluso vender y quedarse con el remanente», ilustra el experto de Barrilero y Asociados.
A Ana Blanco le parece un producto «muy atractivo para personas mayores que tienen una buena casa pero se ven con una pensión de 500 euros al mes. Esta opción tiene éxito en Europa, en España empieza a despuntar».
Registrar nuestras últimas voluntades es siempre recomendable si no queremos vernos envueltos en un laberinto burocrático y en desavenencias familiares. «Desde luego que es momento de hacer testamento. Desde edades más tempranas se debiera tener la sucesión ordenada, dado que la falta de testamento convierte el proceso de sucesión en más largo y más costoso», aconseja Ander Carrasco.
Ana Blanco, por su parte, cree que el momento de hacerlo es «cuanto antes, mejor. A los 40 años mejor que a los 60». Respecto a cómo repartir los bienes, la profesora de Economía dice que es algo «muy personal. Depende de las relaciones familiares de cada uno».
Carrasco recuerda que el derecho civil vasco fija una serie de reglas que hay que seguir a la hora de repartir la herencia.
Un tercio de los bienes es necesario repartirlo a cualquiera de los descendientes.
Los dos tercios restantes se pueden dejar libremente a quien se desee.
El usufructo de la mitad de los bienes le corresponde al cónyuge, salvo que no existan descendientes, en cuyo caso le corresponde el usufructo de dos tercios de los bienes.
El experto de Barrilero y Asociados, aconseja, «antes de efectuar cualquier operación tendente a hacer cotitulares a los hijos de las cuentas corrientes y bienes, consultar a un fiscalista, dado que dicha operación es susceptible de tributar por el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y en el IRPF».
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J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
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