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Mikel Arteaga, en el baserri Bulano, de Asteasu, junto a algunos de sus vacas lecheras. I. Royo
Profesiones de difícil cobertura | Ganaderos

«La industria tira más que el caserío para atraer jóvenes»

El sector primario reclama relevo para que Euskadi siga como referente de producción de «carne y leche de calidad» Serie de reportajes de DV con el foco en los sectores que no encuentran profesionales

Jorge Sainz

San Sebastián

Sábado, 9 de diciembre 2023, 01:00

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Para alguien como el asteasuarra Mikel Arteaga, de 55 años, hijo de ganaderos y que nació en un caserío, lo más normal del mundo era trabajar en el mismo negocio de sus padres y seguir en el baserri. Sin embargo, sus dos hijos, de 32 y 28 años, se han guiado más por las tendencias del siglo XXI y no han querido vivir en pleno monte dedicados a la producción de leche con un oficio sacrificado. Han optado por 'bajar' a la ciudad y trabajar en la industria o el sector informático. La historia de la familia Arteaga ilustra a la perfección la situación del sector primario en Euskadi, inmerso en una tormenta perfecta de falta de relevo generacional y crisis de rentabilidad, que ha llevado a los productores a dar la voz de alarma. O se mejoran las condiciones o peligra el relevo para la producción de la leche y carne de calidad que ha caracterizado siempre a Euskadi.

«En un territorio como Gipuzkoa, la industria tira muchos a los jóvenes, más que el caserío, tienes buenos puestos a nada que tengas algo de formación», explica Arteaga desde el caserío Bulano de Asteasu, donde produce leche (y carne de ternero en menor medida) con 150 cabezas de vacuno que hay vigilar prácticamente día y noche todos los días. «Hay que estar pendiente de que no se pongan enfermas, de los partos complicados, de que no tengan accidentes... Al fin y al cabo son animales vivos, y son parte de la familia», explica. Mikel, al menos, trabaja mano a mano con su primo y entre ambos se reparten el trabajo y los días de fiesta. Cogen sus vacaciones y descansan un domingo de cada dos. «Aunque como vivimos en el caserío, es decir, en nuestro lugar de trabajo, no es fácil desconectar». Además de la industria, los servicios o los empleos relacionados con el turismo tientan también a las personas que se insertan en el mercado labora.

Las cifras del sector en Gipuzkoa

  • 58 Años. Media de edad de los jefes de explotación de un caserío dedicado a la ganadería en Gipuzkoa.

  • 3.545 Explotaciones de animales existen en Gipuzkoa, según el Gobierno Vasco, en su mayoría de vacuno y ovino.

  • 30.000 Euros brutos anuales puede ganar un ganadero. Si vive en el caserío familiar no suele tener hipoteca.

  • 31% Mujeres: Porcentaje de mujeres jefas de explotaciones ganaderas en Euskadi. A menor edad, menos porcentaje.

  • 38 Caseríos en Gipuzkoa con más de 50 cabezas de vacuno. La gran mayoría tiene menos de esa cifra.

Demasiadas opciones que compiten con un sector primario que en los últimos tiempos, además, se ve amenazado por la falta de rentabilidad, explican desde Enba, la principal asociación agroganadera de Euskadi. «En la medida en que los jóvenes no vean este oficio como algo viable para sostener un proyecto familiar, pues no será fácil atraerles», concluye Xabier Iraola, el presidente de esta asociación que pelea por precios justos para el litro de leche o el kilo de carne. De hecho, esta semana, junto al sindicato EHNE, han alertado de un posible desabastecimiento de carne si los productores se quedan sin margen de beneficio, en un mensaje lanzado a cooperativas y cadenas de distribución.

Además de este peligro, Iraola añade «cambios sociológicos innegables», en una juventud que prima cada vez más el poder compatibilizar trabajo y conciliación familiar, además de un mayor tiempo libre. «El caserío exige un horario intenso y bastante continuo, aunque a veces con cinco horas es suficiente. Al final ganas lo mismo que en un trabajo con un horario menos exigente, de oficina o taller de ocho horas y en el que el viernes a la tarde te olvidas», relata Arteaga.

«Entorno natural y sano»

No obstante, el trabajo rural, defiende este baserritarra, tiene muchas partes buenas que, a su juicio, deberían de animar a los jóvenes a probar suerte. «Trabajas en un entorno natural y se respira sano. Además, el lugar de trabajo es tu casa y no hay el estrés de los atascos de tráfico o las prisas para ir a la oficina. Y el sueldo que ganas puedes incrementarlo trabajando o apretando más, en función de lo que puedas y de los gastos e inversiones que necesites hacer, ya que al final no dejamos de ser autónomos». La referencia media en la que se manejan ronda los 30.000 euros brutos anuales, aunque «normalmente el caserío es familiar y no tenemos que pagar hipoteca», bromea.

A Arteaga y a Enba les preocupa también que se pierda la tradición del label vasco. «Confío en que haya gente que siga teniendo la vocación de producir en Gipuzkoa y Euskadi un producto cárnico o lácteo de alta calidad, como siempre se ha hecho aquí, y que sean apreciados», en un llamamiento a defender el producto local frente a las cada vez más abundantes macrogranjas de fabricación a gran escala. El País Vasco es un entorno ideal para el sector primario, al igual que el norte de la península ibérica. «Al haber mucha lluvia, la hierba crece de forma más natural, sin necesidad de tanta siembra ni de excesivos regadíos», explica Arteaga, lo que redunda en la mejor alimentación de los animales, y en una mayor calidad de los productos derivados de ellos.

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