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El fondo de inversión Bain Capital, junto a la guipuzcoana SAPA Placencia –en el papel de socio industrial– y J B Capital adquirieron esta semana ITP Aero a Rolls Royce.

Los fondos de inversión piden paso en Euskadi

Normalidad. Los vehículos de capital, que llevan años apoyando a empresas guipuzcoanas, son un agente más a la hora de financiar el crecimiento de pymes y 'start up'.

Julio Díaz de Alda

San Sebastián

Domingo, 3 de octubre 2021

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La operación confirmada este miércoles en la que el fondo de inversión parisino Pai Partners se ha hecho con una participación mayoritaria del capital de Uvesco, adelantada por este medio, ha devuelto a la actualidad el papel de ese tipo de vehículos que, en realidad, canalizan el ahorro de otros –en ocasiones el de decenas de miles de personas 'de carne y hueso'– para financiar a empresas ya consolidadas o a emprendedores. Son actores que llevan años apoyando (y compartiendo riesgo desde la propiedad) a muchas firmas vascas y guipuzcoanas. Empresas éstas, por otra parte, cuyo arraigo nadie cuestiona.

La última adquisición de estas características tuvo lugar en octubre, cuando ITP Aero fue comprada por parte del fondo de inversión estadounidense Bain Capital, que acudió a la operación con un socio industrial como la guipuzcoana SAPA Placencia y otro financiero como J B Capital (la empresa liderada por Javier Botín)

Más allá de las disquisiciones sobre el modo en que esas firmas puedan asegurar o no el anclaje de las compañías en las que invierten –no hay que olvidar que buscan siempre rentabilidad, como cualquier empresa–, o respecto a la manera en la que las admistraciones deban asegurar ese aspecto, la realidad es que los fondos son hoy día los que tienen el dinero. Y tienen mucho. Muchísimo.

Esa inmensa liquidez que flota en el mercado está en sus manos y no en otras. Y son los fondos los que en muchas ocasiones mueven la economía, también la economía productiva. A esto se suma que la banca tradicional, que sigue financiando al tejido productivo, claro está, cada vez tiene más aversión al riesgo. Y como todo el mundo sabe, financiar una adquisición de una empresa rival, un plan de internacionalización, la compra de maquinaria nueva o la apertura de una planta nueva en México no tiene porqué ser siempre un negocio redondo. El concepto riesgo, medido en buena parte pero riesgo al fin y al cabo, va inserto en el ADN de los fondos.

Las cifras

  • 6.247 millones invirtieron en 2020 en España las gestoras de Private Equity y Venture Capital.

  • 838 fue el número de inversiones realizadas el año pasado, lo que supone un récord histórico.

  • 833 millones de euros se invirtieron el año pasado en 433 'start up' y empresas jóvenes.

Además, como sucede con otras muchas cuestiones en este mundo globalizado, el capital que financia una empresa en el Goierri puede tener perfectamente su origen a miles y miles de kilómetros, lo que en la práctica desdibuja el asunto de las fronteras. A nadie se le podría ocurrir, por ejemplo, que un fondo de pensiones de maestros de Canadá pudiera comprar una funeraria en Gipuzkoa. Pues es lo que sucedió también en octubre con la adquisición (condicionada por la CNMC) de Rekalde por el gigante Mémora.

Euskatel, en la que uno de esos fondos algo más agresivo (que también los hay) llegó a desbancar como primer accionista a Kutxabank, es hoy propiedad de MásMóvil, en cuyo accionariado están también tres gigantes del 'private equity' a los que, por cierto, acompañan varios propietarios vascos con algo más de un 13% y que algo han tenido también que ver con la permanencia en Euskadi de la teleco naranja.

«Cambiar las costumbres»

En una entrevista con DV, la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, aludía a este asunto y señalaba: «Ya lo dijo el lehendakari en el Parlamento, el arraigo no pasa solo por que los accionistas sean locales, sino por otras muchas cosas, por el desarrollo del negocio, por el empleo... Mercedes Benz, por poner un ejemplo, tiene un claro arraigo en Euskadi y ¿alguien sabe de dónde son sus accionistas?».

«Algunos fondos son más de entrar y salir, pero otros muchos, como no pocas 'family offices', tienen verdadera vocación industrial. Tenemos que acostumbrarnos a ser más receptivos a ese tipo de actores», decía. «En Euskadi hemos sido muy de trabajar con fondos propios y algo de financiación bancaria, pero hoy en día no podemos obviar a los fondos de inversión». añadía.

En la misma línea, el presidente de Confebask Eduardo Zubiaurre, se refería también a este asunto e iba un poco más lejos. Además de 'normalizar' la presencia de los fondos de capital en el devenir diario de la economía vasca, el empresario planteaba la conveniencia de atraer a gestores de fondos a Euskadi para con ello generar «una industria financiera» y, al tiempo, facilitar que ocurran 'cosas' aquí.

Si tienes a los gestores de los fondos en tu casa es más probable que sucedan cosas en tu casa, venía a ser su teoría. En esto, y mucha gente no lo conoce, Gipuzkoa lleva una cierta delantera, pues hace ya un par de años modificó algunos aspectos en la normativa del IRPF y de Sociedades para atraer a esos gestores de fondos en un movimiento pionero en España, replicado después en Bizkaia y que ha tenido su éxito al captar a algunos de ellos.

Josep María Echarri es el consejero delegado de Inveready Asset Management, una de las gestoras de fondos más activas y exitosas en los últimos años en España, dedicada a proyectos emergentes de emprendedores y que recientemente trasladó su sede a San Sebastián. Echarri cree que el capital privado «es un canalizador de ahorro a la economía en su etapa donde el banco no puede, ni debe, llegar», por su limitación a hora de aceptar riesgo.

«En Inveready siempre quisimos democratizar el acceso al activo de economía real. Por eso definimos desde nuestros comienzos el ticket mínimo de inversión más bajo y fuimos de los primeros en homologarnos para poder comercializar a inversores no profesionales. Lo más bonito es que gracias a esa confianza de ese inversor pudiste apoyar a ese empresario o emprendedor al que ayudas a crecer», señala.

Julia Salaverría, 'managing partner' de Ysios Capital, una gestora de fondos afincada en Donostia desde 2017 y especializada en compañías del ámbito de las ciencias de la vida altamente innovadoras, subraya ese papel de soporte del tejido productivo y de los emprendedores.

«Nuestro objetivo siempre es apoyar y acompañar a las empresas en las que invertimos en su desarrollo. Les aportamos todo nuestro conocimiento, experiencia y contactos para que el proyecto por el que los emprendedores y nosotros creemos sea un éxito», destaca. «Esta aportación adicional a la puramente financiera es particularmente importante en las 'start up', y sobre todo en sectores tan particulares como la biotecnología, donde un inversor espècializado es clave», concluye.

Pensar «a lo grande»

Josean Barrena, director general de Norgestion, consultora donostiarra que ha participado en algunas de las más importantes operaciones corporativas en España, defiende ante todo que «los fondos de capital te hacen pensar a lo grande y profesionalizan mucho tu gestión». «No se puede demonizar al sector por tres piratas», afirma. El ejecutivo recuerda que Euskadi es un terreno atractivo para ellos dada «la cantidad de empresas rentables, saneadas y bien gestionadas que hay».

Barrena explica que la flexibilidad también ha llegado al mundo de los fondos, que «necesitan reinventarse». «Los más grandes empiezan a normalizar el tener vehículos de más largo plazo, con lo que acompañan durante más tiempo a las empresas, y también otros para entrar en minoría; siempre con pactos de socios de por medio para protegerse», añade.

Convencido de que cada vez más empresas medianas vascas optarán también por la salida al mercado (a la Bolsa) como alternativa para captar financiación, Barrena celebra el dinamismo en el campo de los fondos surgido en el País Vasco, con actores –señala– como Orza o Easo Ventures.

Ignacio Muñoz, CEO de Angulas Aguinaga, que cuenta en su capital con fondos de inversión desde 2006 (entre ellos, Portobello, que invirtió y vendió muchos años después a Pai –otro fondo– para mantener un buen porcentaje en su cartera) insiste en que «te hacen mirar más alto y te dan otra visión más profesionalizada». Sobre el anclaje, el ejecutivo lamenta que «se confunde el arraigo con la propiedad» y afirma que «lo importante es generar un ecosistema que haga que los fondos quieran venir aquí».

No son pocos los ejemplos de fondos que han entrado en empresas guipuzcoanas, como Spiga Capital en Ubis, Legris en LauLagun, de nuevo Portobello en Elmubas, Quantum en Papresa o Alantra, Sofina, Peninsula Capital y Florac en Salto Systems. En todos los casos, las empresas crecieron, compraron otras firmas o abrieron nuevas plantas gracias a ese apoyo.

Cuando los vascos hacemos de fondo sin ser conscientes

Quizá no seamos conscientes, pero quien más y quien menos en Euskadi es un inversor en fondos de capital riesgo o, incluso, él mismo (en realidad, su dinero) realiza ese papel. ¿De dónde si no sale la rentabilidad de nuestros planes de ahorro, de nuestras pensiones públicas o de nuestras SGR? Cuando se analizan las cuentas anuales de instrumentos como Geroa, Orza (en la que participan Geroa y Elkarkidetza) o Itzarri descubrimos que todas hacen de fondos o invierten directamente en ellos.

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