Ver 47 fotos
«He venido desde Cáceres para ver a Altuna III»
Un extremeño deja la nota pintoresca de la final, Jagoba Arrasate es el más aclamado en el Navarra Arena y el personal de seguridad reduce a un alborotador
En el Navarra Arena se dieron cita 2.916 espectadores, entre ellos un supuesto cacereño jubilado que no se quiso perder la fiesta. Apareció en las entrañas del recinto dos horas antes de la final. Nadie sabía quién era. «Vengo desde Cáceres para ver a Altuna III, sacadlo por favor». Los periodistas que recogían sus acreditaciones, patidifusos puesto que el amezketarra estaba en su proceso de colocación de los tacos. El responsable de prensa de Aspe entró al vestuario a buscar al amezketarra. «He hablado con Jokin por teléfono y me ha dicho que le podía saludar», insistía para tener su cita con Altuna.
Publicidad
El mago de Amezketa no sabía nada de aquello. Reconoce haber recibido llamadas de teléfono con un prefijo extraño durante la semana, pero no conocía de nada al tal José Luis, que continuó con el espectáculo. «He hecho 1.300 kilómetros en el día para verle, he quedado con él y además he pagado 120 euros». Vayan ustedes a saber, quizás era de Noain.
Las finales en el Navarra Arena son diferentes a las del Bizkaia. Quizás el respetable es menos ruidoso, pero también más respetuoso. Uno de los aficionados más aclamados, antes y durante la final, fue Jagoba Arrasate, días después de anunciar que no continuará en Osasuna la próxima campaña. «Jagoba, ¿te lo has pensado bien?», le preguntaba una rojilla mientras el de Berriatua se tomaba un pote y sacaba fotos. «No es eso, señora...».
El Navarra Arena rozó el lleno con 2.916 pelotazales y se quedaron en taquilla alrededor de medio centenar de entradas
Junto al entrenador también aparecieron para disfrutar de la fiesta cinco jugadores de Osasuna, fieles en las finales siempre que el calendario lo permite: Aitor Fernández, Pablo Ibáñez, Raúl García de Haro, Kike Barja y el largo Jorge Herrando. «Jagoba Arrasate, lolololo...», cantó varias veces el Navarra Arena como si la final se disputase cien metros más allá, en El Sadar. Desde la distancia también disfrutó del partido un entrenador vetgerano, Enrique Martín Monreal. Los años no pasan para él.
Noticias relacionadas
Otros pelotazales habituales del mundo del fútbol como los jugadores de la Real se tuvieron que conformar con regresar a casa de Vitoria con tres nuevos puntos. La pelota sí tuvo una amplia representación. Integrantes de las dos plantillas de Aspe y Baiko como Alberdi II, Artola, Elizegi, Gaskue, Eskuza, Eskiroz... Los aficionados que sueñan con jugar este tipo de partidos también llenaron las gradas. El navarro Iker Espinal, el riojano Óscar Lerena y Eneko Yoldi siguieron de cerca el espectáculo ofrecido por Zabaleta. Desde Etxarren se le vio venir a Andrés Zabaleta, hermano menor de Jose de nada más y nada menos que 200 centímetros de estatura. Juega como pívot en el Zarautz de la Liga EBA. Bien cerquita, la ama de la gran estrella de ayer, a la que se le podía pitar tres segundos en la zona puesto que no se separaba de su hijo.
Publicidad
No fueron los únicos familiares presentes en el Navarra Arena. El padre de Martija, que le acompaña a todos los partidos, se enfundó esta vez su camiseta. La pareja ganadora en 2022 también tuvo una nutrida representación de amezketarras. Joakin, aita de Jokin, llegó junto a Garikoitz, su tío, en su día remontista profesional. Del entorno de Altuna III, y como siempre, los hermanosZabala, Iñaki y Xalton. Este último fue monitor y responsable del club Zazpi Iturri de pelota en Amezketa. Para exprofesionales Bengoetxea VI, Beloki e Irujo, ahora en labores radiofónicas. Desde Huarte llegó Mikel Beroiz y desde Baraibar los hermanos Galarza, Ladis (III)y Enrique (V). Saldias también tuvo representación con uno de sus vecinos ilustres, el remontista Aritz Juanenea. Cambiando de balón y volviendo al baloncesto, recaló en el Navarra Arena Miguel Santos, expresidente del Gipuzkoa Basket y contento por un nuevo triunfo de los pupilos de Mikel Odriozola ante el Melilla.
Ondo pasa, baina pasatu gabe
Es una de las frases más repetidas de las madres cuando los hijos salen de fiesta. «Ondo pasa, baina pasatu gabe (Pásalo bien, pero sin pasarte)». Caso omiso hizo un pelotazale que se perdió el final del partido. Tras el 15-21, un pelotazale del piso alto dijo basta. La seguridad privada tuvo que intervenir. Dado el estado de embriaguez del alborotador, el asunto quedó en manos de la Policía Foral. Sin poder dar un paso, esperaron hasta el término de la final para sacarlo del recinto y pedirle que se identificara.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión