«Ser la única mujer del mundo en tener el 7º Dan me llena de orgullo»
Pilar Martínez, practicante de kenpo kai, un arte marcial que cuenta con 250 deportistas en Gipuzkoa
El deporte no entiende de sexo ni de edades. Cada cual lo practica como quiere o como puede, siempre en busca de un beneficio propio. ... Pero si, además, también consigues un hito como ser la única mujer en el mundo en conseguir el séptimo Dan en kenpo kai, un arte marcial japonés, es como para estar satisfecha. Ese el caso de la Pilar Martínez (San Sebastián, 1962), primera mujer del mundo en lograrlo.
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- ¿Qué es el kenpo kai?
- Es un arte marcial tradicional japonés y su origen más lejano está en China. Su base y su filosofía es encontrar el equilibrio de la persona, trabajar la persona mediante sus katas, combates, su forma de enseñanza... Lo más importante del kenpo kai es que el practicante encuentre el equilibrio en su vida.
- Va más allá del combate como tal, entonces.
- Exacto. El combate es una práctica más del kenpo kai, es un contacto físico con el que se consiguen los objetivos. Está el kata, una serie de movimientos predeterminados, pero originalmente era la forma de transmitir los conocimientos del arte marcial. La base de la enseñanza son movimientos básicos que luego se ponen en práctica en el randori, el combate. Quien quiere competir, compite, pero no es el fin último de este deporte.
«El kenpo kai me transmite tranquilidad y equilibrio, no nos dedicamos a pegarnos»
- ¿En un randori cómo sale uno de los dos rivales victorioso o cómo se dictamina el ganador?
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- En los entrenamientos, ninguno. Sólo se ejercita lo que ya sabes. Ganas tú si eres capaz de hacerlo mejor que el día anterior. En cambio, en competición, hay una normativa de golpes que puntúan y otros no. También hay acciones prohibidas... Se regula lo que es un combate.
- ¿Cómo llega a esta manera de entender el kenpo kai?
- A mí siempre me han encantado las artes marciales, pero en mi casa y en muchas otras eran siempre para hombres. Yo tengo 60 años y no es como ahora. Una niña no tiene problema alguno para practicar kenpo kai. Antes, sí. Empecé a trabajar con 17 años y saqué un dinerillo para apuntarme a un gimnasio en el que daban clases. Allí fue en donde me inicié y donde sigo tras 43 años practicándolo.
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- ¿Hoy en día sigue entrenando?
- Sí, por supuesto. El pasado 2 de julio conseguí el séptimo Dan, soy la única mujer del mundo que lo ha conseguido hasta ahora. Son muchos años de entrenamiento, muchas horas. Es cierto que no es lo mismo tener 17 años que 60, pero este deporte te permite sacar lo mejor de tí mismo en cada época de tu vida.
«Para conseguir el 8º Dan tengo que esperar ocho años, no podría ir a por él hasta julio de 2030»
- ¿Cómo valora conseguir el séptimo Dan, qué supone para usted?
- Me llena de orgullo. Es culminar una etapa de mi vida. Todavía soy capaz de superarme a mí misma y no quedarme atrás. No puedes dejar que te supere la dificultad.
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- ¿Qué diferencias hay entre uno y otro grado?
- El máximo exponente del kenpo kai es el noveno Dan, es el máximo. Se va subiendo a medida que vas aprendiendo niveles superiores. Para una persona que empieza, los golpes que practica son básicos. Pero a medida que mejoras vas utilizando más ataques, más técnicas, conoces ángulos, potencia... Vas avanzando. Cuando llegas a cierto grado, puedes especializarte en diferentes ramas. Este examen lo he basado en puntos vitales, el kiusho. También soy especialista en defensa personal.
- ¿Buscará en próximos años el octavo Dan?
- (Risas) No, no. Si consigues un grado, tienes que esperar años para lograr otro superior, dependiendo de cuál obtienes. Un año si es el primero, que es el cinturón negro básico, dos si es el segundo... Ahora debería esperar ocho años. Hasta julio de 2030, cómo mínimo, no podría ir a por él. Es el tiempo mínimo que se necesita para adquirir los conocimientos del siguiente Dan.
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«Mi nieta tiene 17 años y me ha ayudado a examinarme. Es una chica especial y el futuro del kenpo kai en España»
- ¿Cómo se examina para ello?
- El Covid ha trastocado todos los planes. Cada tres años se celebra el Campeonato del Mundo de kenpo kai en Japón, en Hamamatsu. Este año se ha cancelado por las restricciones que tienen allí para los extranjeros. Quien quiera puede presentarse ante el tribunal de los grandes maestros japoneses. Ha venido algún representante aquí y el tribunal japonés lo hace online.
- ¿Cómo se entrena para esa prueba?
- Es bastante duro, pero siempre buscas lo mejor de ti misma. He tenido la ayuda de mi nieta de 17 años, que también practica kenpo kai desde los cuatro. Tiene el segundo Dan y es el futuro de las mujeres en kenpo kai. Tiene una capacidad especial. No es porque sea mi nieta, es distinta. Me ha ayudado a preparar las técnicas para conseguir el séptimo Dan.
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- ¿También es profesora?
- Sí, llevo muchos años dando clases en Oiartzun. Y también de defensa personal. Si algo me gusta es transmitir lo que sé para que lo aprovechen otros. En Gipuzkoa podemos practicar kenpo kai unas 250 personas. No somos muchos si lo comparas con el kárate o el judo. Es un arte marcial minoritario, aunque hay otros bastante menos conocidos.
- ¿Cuál diría que es el máximo beneficio que consigue realizando kenpo kai?
- Me aporta estabilidad. A través del ejercicio, el kenpo se adapta a la persona. No todos necesitamos lo mismo. Algunos buscan hacer deporte, otros quitarse el estrés, otros un equilibrio emocional, otros la defensa personal... Es importante que la gente sepa que no nos dedicamos a pegarnos, ese cliché está impuesto y es incorrecto. Para eso están los deportes de combate. Hay una parte deportiva, de combate, pero no es la finalidad del kenpo kai, va mucho más allá.
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- ¿Se necesita algo específico para poder practicarlo a diario?
- No, nada. solo ganas. Da igual la condición física, si nunca has hecho deporte, la edad, si eres niño, adulto o abuelo... Se adapta a cada persona.
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