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Imagen del interior del Velódromo de Anoeta, con varias atletas en el anillo interior tras realizar un entrenamiento. Fotos Morquecho

El tiempo pasa para el Velódromo

La instalación, sede de los Mundiales de pista en 1993 y de los Europeos de atletismo de 1977, se ha quedado obsoleta y necesita una remodelación para adaptarla a los nuevos tiempos en busca de la funcionalidad

Enrique Echavarren

San Sebastián

Domingo, 30 de junio 2024, 02:00

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Parche a parche avanza la historia del Velódromo Antonio Elorza desde que se inauguró el 21 de agosto de 1965, en el mismo lugar que ocupa hoy en día. El magno recinto es el ejemplo de cómo lo que era una ciudad deportiva de primer nivel se ha ido quedando atrás. En un principio era descubierto, pero con el paso del tiempo, concretamente el 22 de agosto de 1973, se decidió instalar la cubierta, que se ha mantenido intacta hasta la actualidad. Después de muchas idas y venidas, por fin, se va a invertir en la renovación de la cubierta. El proyecto cuenta con un presupuesto de 1.400.000 euros, de los cuales 530.000 provienen del plan de subvenciones para equipamientos deportivos de Gipuzkoa 2022-2025 de la Diputación de Gipuzkoa. Los 870.000 euros restantes corresponden íntegramente a la aportación municipal. Las obras comenzarán en septiembre y durarán cuatro meses. El objetivo es solucionar «de forma definitiva» los problemas de filtraciones que afectan desde hace años mejorando su eficiencia energética. Los trabajos prevén la retirada de las dos capas de láminas de PVC que componen la cubierta y su sustitución por láminas de FPO, «un material de última generación que permite, además, la colocación de placas fotovoltaicas en un futuro»,

La instalación, en su día la envidia de muchas ciudades, tiene un aforo de 5.052 espectadores, cuya cifra asciende a 7.846 añadiendo a los espectadores que encuentran acomodo en la 'pelouse'.

A favor

En su día acogió las Seis Horas de Euskadi, un espectáculo de primera fila con la presencia delos mejores pistards

En contra

El estado es mejorable, ha habido goteras y jornadas en las que los atletas y ciclistas no han podido entrenar en su interio

Sus medidas son 105x70 metros. Durante sus 59 años de vida ha sido el escenario de los Mundiales de ciclismo de pista de 1973 y 1993, en los que se inauguró la cubierta, y también de los de atletismo indoor, en los que Sebastian Coe se dio a conocer en el panorama mundial. Aquello pasó a la historia. Mantenerla abierta le sale un pico a las arcas municipales por el gasto energético que requiere en invierno. En sus instalaciones se entrenan ciclistas y atletas, principalmente, además de usuarios anónimos que hacen uso de su gimnasio. Ha llovido mucho desde que el velódromo fue escenario de las Seis Horas de Euskadi y los días en los que era parada obligada de las grandes giras.

Santi Osoro, presidente de la Guipuzcoana de Ciclismo, señala que «ahora mismo no reúne las condiciones de seguridad y aforo que exige la UCI. Sólo sirve para entrenar y organizar challenges. El Velódromo tiene un aforo enorme, 8.000 localidades y ahora una vez que pasan de 5.000 las exigencias de evacuación son más grandes. De ahí el que el coste de organizar pruebas se dispare. El aforo de los velódromos nuevos no pasa de 2.000 personas. Además, los peraltes son exagerados, tienen 46 metros y pico, cuando hoy en día lo normal es que sean de entre 30 y 36. A la hora de organizar pruebas de kilómetro la cosa se complica mucho. Se debería construir uno nuevo para cumplir la normativa. Tan grande no es viable». A su juicio, «está bien que arreglen el tejado, pero seguimos sin poder organizar pruebas internacionales. Se agradece que ahora no haya goteras. El Velódromo necesita una remodelación completa, de arriba a abajo».

Zonas desconchadas en la pista y problemas con la seguridad

La pista del Velódromo estaba pensada en un principio para la disputa de pruebas de ciclismo tras moto, de características desfasadas a día de hoy, y el principal problema se encuentra en la recta de contrameta, donde el deterioro del paso de los años es muy visible. Son varias las zonas desconchadas y un color más oscuro que en el resto del anillo son muestras de la presencia de humedades. Los vestuarios y las saunas están debajo de la pista y por ahí se filtra la humedad, provocando que el suelo se convierta en peligroso.

Además, la seguridad también acarrea problemas. Hay una fuga desde el final de la banda azul que delimita la parte inferior del anillo de apenas metro y medio cuando debería ser de cuatro. Es un riesgo para ciclistas y atletas en el caso de que una caída impulse a un corredor hacia la pista de atletismo al no existir una balaustrada de separación. Al igual que la eficiencia energética, que se ha convertido en un problema serio. Las enormes dimensiones del portón de acceso y la cubierta no garantizan los estándares actuales. El gasto es muy elevado y si no se enciende la calefacción el frío es excesivo.

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