Seis aspirantes en busca de la txapela más preciada

Iker Vicente, campeón en 2019, espera repetir título. «Pienso que he preparado bien la final, he entrenado bien. Estoy con ganas de que llegue ya el día para verme bien compitiendo y, si puede ser, ganando la txapela», confiesa a este periódico. El de Otsagabia ha planificado la temporada para llegar en el mejor estado posible a la cita. Y se ha entrenado a conciencia. «Dos días a la semana los dedico exclusivamente a la aizkora, otros dos voy a hacer físico a un gimnasio en Pamplona y otros dos los dedico a resistencia. En los últimos tres meses he hecho entrenamientos específicos, con mucha más carga de trabajo que al principio de temporada».

Tiene 26 años, es natural de Otsagabia y comenzó con la aizkora siendo un niño. «Mi primer tronco lo corté con cinco años y con seis ya lo hice con público, en Otsagabia», recuerda con nostalgia. Ayer mismo decidió pasar el día en el monte. «Soy muy nervioso de por sí, y en el monte me tranquilizo. Pasear me sirve para calmar los nervios», afirma.

Vuelve a estar en la pelea por el título. «Quedé campeón en 2019, luego llegó la pandemia del coronavirus y después hubo unos jaleos con la federación. Los veinte mejores decidimos no participar en las competiciones. Pero ahora ya estoy de vuelta en Primera tras haber competido el año pasado en Tercera y Segunda».

Al igual que otros deportistas, siente ese cosquilleo en el estómago antes de las grandes citas. «Sí, porque soy muy autoexigente. Me pongo muy nervioso, sobre todo la última semana antes de una competición importante».

El trabajo a realizar son cuatro kanaerdikos de 54 pulgadas, cuatro troncos de 60 y otros cuatro de 72. «Es muy exigente –reconoce–. A lo largo de la historia, los que han llegado a primera no han destacado desde el principio. El de la final es un trabajo que me viene bien a mis características. Tengo claro que no se puede salir como un loco, a acabar cuanto antes, ni quedarte atrás desde el principio. Hay que acertar con la marcha que tú mismo te pongas».

Es consciente de que sale con la vitola de favorito. «Eso siempre se nota un poco. Mis primeras finales las disputé sin ningún tipo de presión. Ahora es lo contrario. Se me exige hacer las cosas bien, pero creo que llevo bien la presión. Son muchas horas en esto», puntualiza Vicente, quien no ha variado su preparación previa de cara a la final. «Siempre trato de repetir la misma dinámica de entrenamientos. Hasta ahora me ha ido bien. ¿Para qué cambiar?».

Su sueño era «quedar algún día campeón de Euskadi y lo conseguí en 2009. A partir de ahí, mi objetivo es ganar el mayor número de txapelas posible. La aizkora es un deporte duro, agónico. Hay que saber sufrir. Para ganar una final la clave está en saber mezclar la cabeza y el físico», avisa.

Y sobre sus rivales apunta que «Ezpeleta es muy seguro, siempre da un buen nivel. Nunca tiene un día malo, es muy técnico y no comete errores. Gabirondo es un atleta, un portento físico, mientras que Kañamares es muy resistente. Es joven, pero parece un veterano. A Etxeberria se le dan bien los troncos grandes y Urretabizkaia es un diamante que hay que pulir. Tiene mucha fuerza».

También hoy, en el frontón Zabalsoro de Itziar, se disputa la final del Campeonato Promoción de aizkolaris (18.00). Toman parte Eneko Saralegi, Julen Kañamares, Eloy Corchero, Axier Pellejero e Ioritz Gisasola.