El penúltimo baile del 'Vasco'
Josu Cuesta, que fue compañero de Iraola, Arteta y Xabi Prieto, entre otros, jugó en el Sanse y llegó a entrenar con la Real, sigue en activo en Murcia a los 43 años
Hay jugadores de fútbol y jugadores que aman el fútbol. Josu Cuesta (Donostia, 1982) pertenece al segundo grupo. Desde que en benjamines se enfundó la camiseta del Larramendi para disputar un partido escolar contra el Nazaret, en la cuesta de Aldakonea en Donostia, suma la friolera de 35 años consecutivos en activo repartidos en diez clubes: Antiguoko, Beasain, Real Sociedad, UPV, Villarrobledo, La Unión, Almansa, Noja, Vasconia y Ciudad de La Unión, con el que ha peleado esta temporada el ascenso a la Primera Regional de Murcia. 'El Vasco', como le conocen allí, tiene una historia detrás para ser contada.
Como todo en la vida, hay un componente de azar que le ha ido marcando el camino, como sus inicios en el fútbol. «Mi vecino era el presidente del Antiguoko y me dijo que fuera a entrenar al Seminario, al lado de mi casa. Aún no había equipos de mi edad, así que empecé con los de un año más, entre los que estaba Xabi Alonso. Recuerdo que regresé diciendo a los aitas que no volvía más, que no valía para el fútbol».
Con el paso de los meses se empezó a formar el equipo de su generación y ya se sintió más cómodo, «a pesar de que también era un equipazo. No hay más que ver hasta dónde han llegado Arteta e Iraola. Recuerdo que en infantiles le ganamos 5-0 a la Real en Berio y fuimos campeones de liga con 11 puntos de ventaja».
De los actuales entrenadores de Arsenal y Bournemouth apunta que «Arteta ya tenía madera de líder entonces. Llevaba la voz cantante y el resto íbamos detrás. Iraola era más tímido pero en el Athletic se convirtió en un referente después de jugar tantos años en Primera y el vestuario le hizo líder. No hay más que ver lo que ha conseguido con el Mirandés, Rayo y Bournemouth. Un entrenador que no convence está muerto, y él convence. Lo está demostrando en la Premier».



A Xabi Alonso, Arteta e Iraola apenas les separan siete meses, jugaron juntos de pequeños y hoy son entrenadores reputados en Europa. Cuesta, que les conoce muy bien, apunta dos claves. «La mayoría de los que jugábamos en aquella época en el Antiguoko éramos unos 'frikis' del fútbol. Tuvimos la suerte de tener muy buenos entrenadores pero también vivíamos las 24 horas pensando en fútbol. En verano el plan era ir a jugar a la playa y si no teníamos balón, subíamos en el funicular a Igeldo para ganar uno de plástico en la tómbola. En el caso de Alonso, Arteta e Iraola añadiría que, además, han conocido cómo se trabaja en las canteras de la Real, Barcelona y Athletic. Hoy voy a las canchas de El Antiguo y muchos chavales están comiendo golosinas».
Josu tuvo la oportunidad de jugar en el Sanse en la temporada 02/03 en un equipo en el que estaban Xabi Prieto, Garrido, Larrea, Zubiaurre, Díaz de Cerio o Domínguez, entre otros, que llegaron a Primera División. «Yo jugaba en el Beasain en Segunda B y el año anterior Gonzalo Arconada, que entrenaba al Sanse, ya se interesó en mí. Con el paso del tiempo creo que no tuve la mejor actitud, porque la primera vuelta fui titular y en la segunda, cuando me pusieron en el banquillo, me dejé llevar. Entonces no había coaching ni gente con experiencia cerca para aconsejarte. Tenía 20 años y era un crío».
Denoueix le subió a entrenar
Jugaba de pivote en la posición que ocupaba Xabi Alonso en la Real y atesoraba unos golpeos prodigiosos que son los que le permiten seguir en activo. Denoueix le subió a entrenar con el primer equipo durante una semana en la campaña del subcampeonato de Liga. «Fue una experiencia brutal. Aquello era auténtico nivelazo: De Pedro, Xabi Alonso, Karpin, Nihat, Darko, Westerveld... Vivir eso es demasiado. Estás en una burbuja y piensas que eres Maradona. Lo cuento ahora en Murcia y no me creen».
De aquella temporada en el Sanse viene la leyenda de que le enseñó a tirar los penaltis a Prieto, algo que desmiente. «Yo a Xabi no le he enseñado nada –risas–. Más bien ha sido él el que me ha enseñado a mí. No solo en lo futbolístico, sino a cómo ser un buen compañero, un buen profesional y un líder. Hablo prácticamente a diario con él y no le he visto nunca criticar a nadie. Tiene una mente prodigiosa para dar la vuelta a las cosas y ver siempre su vertiente positiva».
«Entrenar junto a De Pedro, Nihat, Karpin o Xabi Alonso fue una experiencia brutal. Lo cuento ahora en Murcia y no me creen»
Su sueño como profesional fue efímero, porque la Real le dio la baja el 30 de junio y ese mismo verano estaba montando gradas portátiles en Zubieta con un taladro. Se recolocó en el equipo de la UPV y a partir de entonces el fútbol le llevó por equipos de Tercera de Albacete (Villarrobledo y Almansa), Murcia (La Unión) y Cantabria (Noja) antes de regresar a Donostia para jugar en el Deusto y el Vasconia, con el que ascendió a División de Honor regional. En 2008 estuvo una semana a prueba con el Hamilton FC de la Premier League escocesa, aunque confiesa que aquel fútbol no era para él. «Hacían una barbaridad de gimnasio. Levantaban pesas de no sé cuántos kilos y a mí me ponían a hacer bici. Era un fútbol directo, muy físico y de disputas. Duré poco allí».
Jugar por el placer de hacerlo
Su aventura actual en el Ciudad de la Unión nace de su etapa en La Unión FC, club en el que dejó muchos amigos. Acaba de jugar el playoff de ascenso a Primera RFEF y ha sido comprado por un grupo malagueño que quiere trasladarlo a la Costa del Sol. Hace dos años nació el Ciudad para acoger a los juveniles de La Unión que pasaban de edad y no tenían cabida en el equipo senior.
Cuesta se trasladó a vivir a Murcia hace dos años porque su novia Marina, a la que conoció en su época en La Unión, es de allí. En principio había colgado las botas y mataba el gusanillo con la selección de Murcia de fútbol playa. Pero todo cambió en noviembre de 2023 cuando fue a ver un partido de un amigo con el Ciudad de La Unión. «En la grada había señores que se acordaban de mi paso por la Unión y me reconocieron. Medio en broma me dijeron por qué no jugaba en el equipo y así empezó la cosa. No tardé en decirles que sí».
«Seguiré jugando mientras me aguante el cuerpo y tenga amigos con los que compartir esta pasión por el fútbol»
La pasión que siente por el fútbol es tal que no cobra y, a diferencia de toda la plantilla, vive a 65 kilómetros del pueblo. «Les pedí que me dejaran entrenar solo los viernes porque si no, entre el trabajo y los desplazamientos, era una paliza. Durante la semana hago mi trabajo físico y el sábado juego la liga de veteranos de fútbol 7 de Murcia».
Admite que juega «por el placer de hacerlo y el sentimiento que tengo por esa gente. Cuando llegué hace años me acogieron fenomenal y para mí son como una segunda familia. El fútbol me lo ha dado todo y compartir con ellos vestuario, entrenamientos y cenas es la leche. Cada vez que me pongo las medias y las botas siento la misma ilusión que cuando empecé en el Larramendi. Jugaré hasta que me aguante el cuerpo y tenga amigos con los que compartir esta pasión».
«Aquí en Murcia hay mucha gente jugando con más de 40 años»
Seguir jugando al fútbol a los 43 años es algo que sorprende mucho en Gipuzkoa pero que es habitual en Murcia. «De mis compañeros del Antiguoko no hay nadie que siga en activo. Uno lo deja con 30 años o así y punto. Aquí hace un mes fui a entrenar con un Tercera RFEF y había dos jugadores de mi edad. Es más, hay una liga de veteranos federada, la Tercera Autonómica, en la que participan 22 equipos con plantillas de 20 jugadores de más de 40 años. La gente sigue jugando a fútbol. En Gipuzkoa lo dejas y no tienes nada. Antes estaba el Torneo de fútbol 7 de El Diario Vasco pero ahora ya no hay nada. Es otra cultura».
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